Hace unos días en este medio anunciaban que la ministra de Transporte lideró el lanzamiento de la “Guía de buenas prácticas para el canje del BL”. A ojos ciegos de muchos, sobre todo externos al rubro naviero/logístico, la relevancia de la noticia pasa desapercibida.

Para contextualizar, debemos entender que es el BL o Bill of Lading, y cuál es su función. Se trata del documento maestro del comercio internacional, algo así como la Piedra de Rosetta del movimiento de carga en contenedores. Transversal a todos los actores, y previo a la pandemia, este trámite de suma importancia para el funcionamiento del comercio exterior se hacía de forma física.

Ahora viene lo interesante: una vez decretada la pandemia, se resolvieron una serie de medidas electrónicas en pos de facilitar la continuidad operativa del comercio exterior. Entre ellas, la corrección y canje del BL, y poder efectuar presentaciones de cartas de responsabilidad de manera virtual.

De esta manera, trámites antes complejos se transformaron en procedimientos ágiles, modernos y de forma acelerada. El decreto de que nadie se podía mover de sus casas y la situación de vernos obligados a buscar soluciones digitales para lo mundano, dio facilidades para concretar en semanas, avances que antes tardarían años de manera normal.

Gran momento para nuestro rubro, que se evidencia con el resultado de la guía que estipula; parámetros mínimos de funcionamiento y atención que buscan eliminar la burocracia documental, impulsa a que todas las partes involucradas en el proceso operen en base a lineamientos mínimos de funcionalidad en relación a los procesos electrónicos, y crea mejoras en los sistemas de atención, optimizando tiempos de respuesta, y varios aspectos que ayudan a mejorar la experiencia del usuario.

Aunque esto significa un gran avance, la ALOG (Asociación Logística de Chile) realizó una declaración pública evidenciando que el documento recién presentado dejó de lado a los Freight Forwarders, que son los intermediarios entre importadores/exportadores y las compañías navieras, agencias de aduana, aerolíneas, camiones, y terminales donde arriban y se despachan cargas. Lo que implica una clara desventaja para los FF, sumando burocracias ineficientes a procesos obsoletos en el contexto de hoy, que es cuando más se necesitan iniciativas que permitan la maduración de nuestras industrias en línea, con lo que la tecnología actual permite.

De todas maneras, si se trata de ver el vaso medio lleno, la real importancia aquí es el progreso para el rubro portuario en vías de consolidar la digitalización de sus distintos procesos, y con ellos la modernización del rubro. Hoy, saber utilizar la tecnología es el único camino para recorrer seguros un futuro cada vez más incierto.

Fernando Varetto
COO KLog.co

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