Fue ministro de Vivienda, Urbanismo y Bienes Nacionales durante el gobierno de Ricardo Lagos, alcalde de Peñalolén en 2004 e intendente de la región Metropolitana durante el segundo periodo de Michelle Bachelet. Ahora, Claudio Orrego se prepara para dar el siguiente paso en su carrera política: convertirse en el primer gobernador electo de la región Metropolitana.

En entrevista con BioBioChile, relata que a pesar de las restricciones sanitarias ha estado trabajando fuertemente por la campaña, especialmente en la organización de cabildos online para conversar sobre las problemáticas e inquietudes de los ciudadanos.

Asimismo, enfatiza en la importancia de combatir el narcotráfico a través de una estrategia de coordinación entre diferentes entidades, alude a la importancia de la reactivación post pandemia y hace su mea culpa.

“Cometimos errores (…) que terminaron en que el pueblo chileno votara por Sebastián Piñera por segunda vez, con todo lo malo y desastroso que ha sido su gobierno”, apunta.

Su meta

-¿Cuál es el desafío más grande que implica eventualmente llegar a ser gobernador regional?

-Yo creo que el primer desafío es poder instalar un nuevo tipo de gobierno en Chile. Nunca en los más de 200 años de historia de este país hemos tenido gobiernos regionales autónomos con una autoridad elegida por la gente. Darle un plan de trabajo va a ser un enorme desafío.

En segundo lugar, habiendo recorrido las 52 comunas de la región Metropolitana, resulta impactante comprobar cómo se ha expandido el narcotráfico en nuestra ciudad. Entonces hacer una estrategia de prevención del delito que disminuya la influencia de los narcotraficantes en la ciudad e instalar este nuevo tipo de gobierno regional son las dos más grandes prioridades que tenemos.

-Ha habido mucho escepticismo sobre el poder que van a tener realmente los nuevos gobernadores regionales ¿Queda trabajo aún en cuanto a las atribuciones de estos nuevos cargos?

-Yo les preguntaría a esas mismas personas que son escépticas qué opinan hoy día de los municipios. Hay bastante consenso en Chile de que la estructura del Estado y las autoridades políticas más legitimadas ante la ciudadanía son los municipios y sus respectivos alcaldes y alcaldesas. Cuando se hizo la reforma municipal el año 93 y se eligió por primera vez a los alcaldes, muchos dijeron exactamente lo mismo que se dice hoy día respecto a los gobernadores. Sin embargo, al cabo de algunos años tú te das cuenta de que la cercanía de la autoridad con la gente, su capacidad de defender sus intereses y la legitimidad política que le da un mandato directo del pueblo han transformado a los municipios en un actor fundamental de la vía democrática chilena.

Los gobernadores y gobernadoras van a tener tal nivel de legitimidad política, tal nivel de cercanía y capacidad de articular y coordinar que van a tener un rol fundamental en el desarrollo de nuestras regiones. Obvio que hay muchas cosas que mejorar, por ejemplo, está pendiente todavía la ley de rentas regionales.

“Imperio público”

-¿Cuál es su diagnóstico sobre el crimen organizado en Chile?

-Los últimos años ha habido un fortalecimiento del crimen organizado en general y especialmente el vinculado con el narcotráfico. La comisión de las Naciones Unidas para el narcotráfico dice que el tercer país exportador de cocaína en el mundo, después de Brasil y Colombia, es Chile. Si esas son cifras de la ONU… qué estamos haciendo. Nosotros nos enteramos del narco por lo que ocurre en las poblaciones, por el fuego artificial, por la bala loca, por el poder de acción de narcos pequeños que se denominan los soldados. Pero lo que está pasando es que hay organizaciones muy estructuradas, probablemente con la capacidad de corromper autoridades aduaneras, policías y el mundo político que no hemos sido capaces de desbaratar.

En ese sentido, requerimos una estrategia nacional para los peces gordos donde se le incauten los vehículos, las propiedades, que se les pueda abrir el secreto bancario e incautar esos fondos de recursos que tienen. Y al mismo tiempo generar una lucha a nivel del territorio que obviamente es compleja y requiere muchos actores. Y yo estoy seguro de que el futuro gobernador va a tener que jugar un rol importantísimo en esto.

-¿Cómo cuál?

-El gobernador va a tener que invertir en luminarias, en vehículos para las policías, en nuevos cuarteles policiales, en espacios deportivos para los jóvenes, en centros de rehabilitación para el alcohol y la droga. Aquí tiene que haber una estrategia integral y yo no veo nadie sino el gobernador de la región el que tenga la capacidad de articular a todos los actores para llevarla a cabo.

-¿Cómo se comienza a desmantelar algo que ha calado tan profundo?

-Un fenómeno complejo no tiene respuestas fáciles, y tenemos que ser capaces de tener respuestas de distintos niveles. Por ejemplo, el cómo cuidamos a los niños después de clases. Ahí tenemos que fortalecer programas que se generaron, entre otros, en Peñalolén y que fueron pioneros sobre qué pasa con los niños después de clases. Si están solos van a terminar en la calle y si están en la calle son material fácil para los narcos. Pero yo te diría que medidas iniciales, algunas de las cuales no dependen de la autoridad regional, serían primero la reforma al sistema de control de armas. Aquí tenemos que centralizar una base de datos solamente del tema de las armas en chile y tenemos que darle poder a la PDI para que pueda fiscalizar. Hoy día eso recae solo en Carabineros.

Segundo tenemos que establecer mecanismos muy estrictos para poder comprar armas. Lo que vemos en las poblaciones es un altísimo poder de fuego, no de armas hechizas sino de armas nuevas con municiones nuevas. También recuperar la presencia del Estado en los territorios. A mí lo que me parece más grave de los narco mausoleos es que aquí tenemos agrupaciones criminales que se están tomando el espacio público. Aquí tenemos que recuperar, aquí nadie se puede tomar el espacio público, sea un narco, sea un vecino sea el que sea y el Estado tiene que reestablecer el imperio de lo público en las poblaciones.

-El mes pasado el jefe antidrogas de la PDI señaló que el panorama del narcotráfico había cambiado mucho con el fenómeno de la inmigración ¿Qué opina de esa declaración?

-Yo siempre he sostenido que hay un porcentaje mucho mayor de chilenos que cometen delitos y son narcos que extranjeros. Así que si se trata del punto de vista porcentual no creo que haya un porcentaje superior de extranjeros vinculado al narco que chilenos, lo que si puede haber son prácticas nuevas. Hay que identificar las prácticas delictivas que pueden venir de otros países y combatirlas como corresponde. Aquí no puede haber una mano más fuerte al delincuente porque es chileno o porque es extranjero, tiene que ser la misma mano dura para todos. Tenemos que entender es que el delito cambia, y que en consecuencia tienen que cambiar las leyes y las estrategias.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, si el delito empieza a ser practicado por menores de edad que porque es una estrategia de los narcos, habrá que establecer, como se está discutiendo hoy día en el parlamento, una ley que sancione aún más fuertemente a aquel que ocupa a un menor de edad para cometer un delito.

“El país no quiere polarizarse”

-Si miramos en retrospectiva, ¿Considera que el gobierno de Michelle Bachelet tuvo un diagnóstico acertado en relación con lo que posteriormente ocurriría el 18 de octubre de 2019?

-Yo creo que efectivamente había un diagnóstico correcto. No bastaba con seguir creciendo si es que no repartíamos mejor el beneficio y los frutos de este crecimiento entre todas las personas. Avanzar en la mejor repartición del país, como por ejemplo la elección de gobernadores. La nueva constitución que fuera un sello del nuevo país que queríamos construir entre todos. Y que la constitución del 80, con todas las reformas que ha tenido, no daba el ancho jurídico, político, y simbólico de lo que queríamos como país. Todo eso creo que fue parte de un buen diagnóstico.

Ahora yo creo que como gobierno también cometimos errores. Creo que el diagnóstico era el adecuado, había un tono adecuado, pero probablemente en la implementación se cometieron errores que terminaron en que el pueblo chileno votara por Sebastián Piñera por segunda vez, con todo lo malo y desastroso que ha sido su gobierno.

-¿Existe un mea culpa?

-No sé si de haber hecho más, yo pensaría que se podría haber hecho de otra manera. Tú tienes que mantener un nivel de apoyo a la reforma, y yo creo que la reforma educacional al haber partido tratando de modificar la educación subvencionada terminó alienando a mucha gente que veía en eso como una alternativa válida y que vio con temor lo que estaba pasando. En vez de habernos enfocado primero en haber puesto muchos más recursos en mejorar la educación pública. Es un tema de orden de factores. Ese tipo de errores. Hubo algún tipo de medias que efectivamente podrían haber requerido más apoyo.

En el tema de la descentralización, por ejemplo, claramente faltó apoyo porque por algo no pudimos hacer la elección de gobernadores durante su periodo, pero eso fue bastante transversal, porque había gente interesada de que no ocurriera en distintos lugares.

-En el marco de las elecciones presidenciales, y en una eventual segunda vuelta, ¿Le daría su apoyo a Daniel Jadue?

-Es una pregunta muy legítima por supuesto, pero lo más importante aquí es qué alternativa a la derecha queremos construir en Chile. Antes de decir por quien voy a votar debemos tener claro qué queremos hacer y cómo queremos hacerlo. Espero que tengamos una discusión programática en la centroizquierda.

La gran novedad política de los últimos meses es Unidad Constituyente, que ya tiene a seis partidos y tiene un nuevo movimiento, que es Nuevo Trato que viene del FA y que juntos estamos sumando para tener una visión compartida. Creo que sería absurdo que por apurarnos en definir por quien vamos a votar en segunda vuelta dejemos de hacer el trabajo duro que es decir qué queremos hacer y cómo queremos hacerlo.

No tengo prejuicios a priori y no tengo vetos a priori. Yo lo único que le exijo al mundo político es que de una vez por todas nos pongamos de acuerdo por responsabilidad con la gente que quiere cambios en Chile. Qué queremos hacer y cómo queremos hacerlo. Sino vamos a cometer el mismo error que en 2017.

-No hay una definición entonces.

-Insisto, antes de definir segunda vuelta, pensemos qué queremos proponer para la primera o para una primaria. Yo creo que el mundo de la centro izquierda es mucho más rico y diverso que el mundo de la extrema izquierda o la extrema derecha. Tenemos candidatos de diferentes lados, distintos carismas, en fin. Yo espero que junto con los carismas y lo atractivo de los candidatos y candidatas tengamos también ideas programáticas y después llegará el momento de conversar con quienes no son nuestros aliados actuales sobre posibles apoyos. Pero insisto, primero pongamos sobre la mesa que queremos hacer y cómo queremos hacerlo.

-En ese mismo sentido ¿Le parece que la candidatura de Paula Narváez fue una buena estrategia?

-Ha sido tan potente su ingreso a la arena política que no solo se debe al apoyo de la presidenta, influye, pero no es el único factor ni el determinante. Es una mujer joven, que jugó un rol importante en el segundo gobierno de Michelle Bachelet y que ordenó el panorama dentro del PS. Tenemos que los 3 potenciales candidatos que habían, Álvaro Elizalde, José Miguel Insulza y Carlos Montes, todos se bajaron y probablemente en los próximos días vamos a tener a Paula Narváez proclamada.

Segundo, es una mujer que no despierta anticuerpos, en distintos sectores, desde el Frente Amplio hasta la Democracia Cristiana. Sabe dialogar, tiene un tono, un estilo cercano. Ha sido una buena noticia para el mundo político y yo me alegro de que esté participando. Claro, yo tengo mi candidata, que es Ximena Rincón, que va a participar probablemente de una primaria entre todos nosotros, pero eso no me exime de reconocer que lo que representa Paula Narváez es positivo, no solamente para la centroizquierda, sino también para el país. El país no quiere polarizarse entre los extremos, sino alguien que impulse cambios con respeto, diálogo y gobernabilidad.

-Hablando del gobierno actual, ¿Hay aspectos rescatables en su gestión?

-Mira yo creo que una de las cosas que va a terminar siendo recordada es que, a pesar de todos los errores que se cometieron en la gestión de la pandemia, se va a recordar que Chile fue de los primeros países en tener la mayor cantidad de dosis probablemente per cápita que existe en la región. También el haber llevado el plebiscito a buen término. Creo que es algo que se tiene que reconocer. Hay muchos países donde la gente cuestiona las elecciones y aquí era evidente que este gobierno no estaba por el apruebo, y sin embargo el plebiscito fue impecable y yo me sentí muy orgulloso como chileno de que a las horas estuviera claro el resultado.

Ahora, tú me dirás que todo esto es algo muy puntual, pero es que yo creo que en general ha sido un mal gobierno que no ha sido capaz de darle gobernabilidad a Chile. Que enfrentó mal el estallido social, por difícil que fuera, que le ha costado dialogar. Que entró con mucha soberbia y rompió todos los puentes que podría haber construido con una centro izquierda más moderada.

-¿Fue un error que Chile Vamos pactara con el Partido Republicano?

-El tiempo lo va a decir. Pero yo creo que ese mismo día en que ellos pactaron Evópoli y un sector de RN perdieron parte importante de su credibilidad, de que jamás pactarían con grupos más bien extremos.

Ellos siempre han criticado que la NM haya tenido al PC. Bueno, a mí me llama la atención que cuando se trata de ellos son muy pragmáticos, y toda esta pureza que han exigido del resto no la han podido mostrar respecto de sus propias conductas. Que lleven a la Tere Marinovic, quizás la tuitera más radicalizada de Chile, incendiaria, que más polariza al país, en la misma lista con personas que se dicen moderadas, liberales y muy democráticas, yo creo que la gente los va a castigar.

-¿Alguna vez existió la posibilidad de que la Democracia Cristiana pactara con la centroderecha?

-La DC surgió del Partido Conservador en sus orígenes precisamente porque no compartía esta visión de defensa del estatus quo y de defensa del poder económico. Y creía en la importancia de la justicia social, del bien común y del Estado como un actor en favor de las grandes mayorías postergadas. En ese sentido yo no veo una alianza histórica con la derecha. Ahora, tú puedes llegar a acuerdos con la derecha para ciertas cosas, pero algún acuerdo político para presentar una alternativa de gobierno yo no la veo ni en el corto ni en el largo plazo.

Nosotros somos una fuerza que se siente más cómoda con sectores de la izquierda y centro izquierda chilena, que estén por cambios, por respeto al Estado de Derecho, a las reglas democráticas y por supuesto por respeto a los adversarios.

-Entre esas materias en las que podrían llegar a acuerdos con la derecha ¿Podría considerarse la ley de despenalización del aborto que está en el Congreso ahora?

-En estos temas hoy día todo es bastante transversal, tú viste que en el tema de las tres causales hubo votos para todos lados igual. Difícilmente un partido va a tener solamente una postura. Frente al tema de la pena de muerte, que para nosotros es un tema super importante como partido también, hubo diferentes votos en todos los partidos, en el nuestro también. Y probablemente aquí ocurra lo mismo. Es difícil hoy día que en estas materias que son complejas, que tienen diferentes aristas, exista solo una postura.
La DC siempre ha manifestado su convicción del derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte. Yo creo que la mayoría se la va a jugar por eso, pero como salga la legislación va a depender mucho de lo que se discuta en el Parlamento. Y en una sociedad pluralista estos temas deben discutirse sin veto de nadie.

-¿Y cuál es su postura personal?

-Yo no estoy por despenalizar el aborto. Pero sí creo que Chile tiene una deuda gigantesca con las mujeres que tienen que llevar adelante un embarazo problemático, y, sobre todo, después para criar a esos niños. Aquí hay un doble discurso de un sector de la derecha que habla del derecho de la vida hasta el día del parto y después del día del parto se olvida. Yo creo que nosotros tenemos que ser consecuentes y decir que si creemos que no se puede privar de la vida a una persona que está por nacer la pregunta es qué vamos a hacer para que ese niño no sea una carga absolutamente insoportable para su madre. Que por el contrario pueda salir adelante dignamente con ese hijo o esa hija. Creo que es interesante lo que se discutió en Argentina, porque mas allá de la despenalización, sí se habló de un rol del Estado en el acompañamiento de las madres que en Chile no existe y que bien podríamos aprender de ellos.

Manejo de la Pandemia

-¿Qué le parecen las decisiones que ha tomado el Minsal en la pandemia, especialmente respecto a las cuarentenas y las fases?

-Creo que la gran debilidad de este gobierno siempre ha sido comunicacional, desde el día uno. Yo creo que todos los chilenos entendemos, aun a regañadientes, que tenemos que restringir nuestra libertad personal a cambio de un bien superior que es el derecho a la vida y el bien común. Lo único que pedimos es que haya claridad respecto de cómo se toman las decisiones, cuál es la implicancia de las decisiones y hasta cuando llegan. Yo todavía recuerdo cuando cinco ministros distintos trataban de explicar las medidas distintas para la navidad y año nuevo, que nunca nadie entendió. Entonces el problema no es tanto el que haya o no haya una cuarentena, sino el criterio. Ha habido una falta de diseño, reconociendo que esto ha sido complicado. Ahora respecto de lo que viene, el gran desafío del gobierno es el plan nacional de vacunación donde yo sí le hago un reconocimiento al gobierno por la rapidez con la cual generó la disponibilidad de vacunas, que nos pone con México y Costa Rica entre los países con mayor cobertura en América Latina.

-Pensando en el momento en que la pandemia termina. Después de eso hay un largo camino de reactivación y rehabilitación por delante. ¿Cuáles deben ser las prioridades?

-Primero yo creo que hay que hacer un plan regional de reactivación y empleo. Eso significa sentar en la mesa del gobierno regional a la CORFO, a la Sercotec al FOSIS a todos los ministerios y al mundo privado para ver qué cosas necesitamos para reactivar la economía. La primera y la más obvia, que me correspondió el año 2000 cuando fui ministro de Vivienda, es la reactivación de las obras publicas.

Tenemos que hacer un plan de obras públicas que sea absolutamente eficiente y rápido. Porque las obras públicas, de vivienda, carretera, estructura pública, genera mucho empleo. Ahora, no basta con querer que las obras se realicen, aquí hay que hacer licitaciones a Contraloría, base de licitación, diseño. Entre que uno aprueba una obra y se ejecuta pasa mucho tiempo, entonces todo lo que podamos hacer para agilizar la sobras públicas va a ir en directo beneficio del empleo en nuestra región.

Después el turismo, va a ser un tremendo desafío. Tercero, apoyar a los innovadores y emprendedores, y ahí están los fondos públicos, también el Banco Estado. Hacer que los beneficios que tiene el gobierno le lleguen al más necesitado.

-¿Qué rol juega el cargo de gobernador en dicha tarea?

-El gran trabajo del futuro gobernador será articular, centrar la mesa, invitar a los alcaldes, a los actores privados y públicos y generar una estrategia donde todos rememos para el mismo lado, nada peor que un bote en que cada remero rema para su lado. Como te decía al principio, hay mucha gente preocupada de las atribuciones legales del gobernador. Muchas veces el poder de una autoridad no está dado solamente por lo que puede hacer de manera exclusiva, sino por lo que todos los actores le piden que haga. Aquí se va a requerir un gran coordinador, un gran director de orquesta para la región, y estoy seguro que esa persona va a ser el gobernador regional.