Hoy en Chile hay más vulneraciones que nacimientos. Esa realidad es sólo un reflejo de cómo está el alma de nuestro país.

El pasado jueves 7 de noviembre Chilevisión emitió un reportaje en el que participé como entrevistado sobre una red de explotación sexual de niños, niñas y adolescentes en Rancagua, y que el canal tituló como “Infancia vulnerada: Detectan red de prostitución infantil en servicios de protección”. Creo que esta es una buena oportunidad para aclarar que ya no se habla de prostitución cuando hay menores de 18 años involucrados.

Antes de que fuese aprobada la ley 21.522 se hablaba de prostitución de menores de edad, con la actual ley, el Congreso puso nuestra legislación nacional de acuerdo a estándares internacionales, porque teníamos una gran deuda, por cuanto la palabra prostitución infantil o prostitución de menores, conceptualmente circunscribía el hecho delictivo a una lógica mercantil, trasladando la responsabilidad a la víctima en la venta de servicios sexuales, sin considerar la vulnerabilidad, las asimetrías de poder, y la complejidad del fenómeno.

Con la nueva legislación el delito de explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, conocido por sus siglas ESNNA, deja claro que es una forma de violencia sexual, porque se trata de un fenómeno con diversas causas, factores y riesgos. Una práctica abusiva y delictual que hoy en día está asediando al sistema residencial, porque ahí los depredadores encuentran almas para ser explotadas. Recomiendo leer el estudio “Del dicho al derecho: Ser niña en una residencia de protección en Chile”.

A principios de octubre el OS9 detectó una red de explotación sexual que organizaba parcelazos con menores de edad en Rancagua, hoy tenemos siete personas formalizadas por este delito, y algunos imputados con prisión preventiva, hombres comunes y corrientes, comerciantes, empresarios locales, un médico cirujano, y la facilitadora de niñas menores de edad que también fue usuaria del sistema de protección, y como este último caso hay muchos más.

La explotación sexual está catalogada por la OIT como una forma de explotación económica, análoga a la esclavitud o trabajos forzados en que la víctima tiene una falsa representación de la realidad, en algunos casos cree que recibe protección y afecto, y en otros cree que está recibiendo una contraprestación a cambio de actividades sexuales. Sin embargo, lo que está ahí presente es una relación asimétrica de poder, un niño, niña o adolescente que se encuentra en una situación vulnerable.

En ese contexto es utilizado por otros que promueven, o facilitan su explotación sexual en razón de su dependencia personal, o económica, practica que también puede concurrir con habitualidad. Donde el pago es una forma de apropiación del cuerpo, donde el placer unilateral es parte de una asimetría porque lleva implícita la capacidad de someter al otro a través de distintos medios.

Estamos hablando de víctimas que tienen vidas marcadas por la exclusión y la marginalidad, niños, niñas y adolescentes que muchas veces emplean múltiples estrategias de supervivencia, donde uno de los graves problemas es que muchos de ellos no se sienten víctimas, y en ese proceso son vitales los programas de protección especializada que deben jugar un rol preponderante para reparar e integrar a la víctima en la sociedad.

Sin embargo, la realidad es mucho más brutal, las listas de espera para acceder a un programa ya superan los 41 mil casos, y el tiempo de espera para acceder a uno de estos programas puede variar entre 4 a 12 meses, y a veces hasta 3 años.

El sistema residencial está siendo acosado por redes de adultos que los mercantilizan, y la capacidad de respuesta del Estado es precaria por decir lo menos. ¿No será el momento de inyectar mayores recursos para potenciar un sistema de familias de acogida para evitar mayor victimización? Según cifras de la Defensoría de la Niñez, más de dos mil niños, niñas y adolescentes han sido víctimas de explotación. Según el Hogar de Cristo, entre 2022 y 2023 se generó un incremento de 29% de casos de ESNNA. Por ejemplo, estos casos se han triplicado en Valparaíso.

Tenemos una nueva ley que entró en vigencia el 30 de diciembre de 2022, y que vino complementar tipos penales, y a agravar las sanciones en este tipo de delitos como por ejemplo para en el caso de la producción, almacenamiento y distribución de material pornográfico. Se trata de una ley que eleva las penas, muchas de las cuales parten en presidio mayor en cualquiera de sus grados.

No olvidemos que la explotación sexual implica graves vulneraciones de derechos porque se materializa cuando una persona adulta utiliza a menores de dieciocho años en actividades sexuales a cambio de dinero, droga, favores, cuidado, protección o cualquier otro tipo de retribución.

Se trata de mecanismos de explotación que forman parte de economías ilegales que son ejecutadas, ya sea por redes nacionales como en el caso de Rancagua, o redes transnacionales como por ejemplo el Tren de Aragua en Santiago centro, el cual tiene un portafolio de negocios basado en un amplio espectro de delitos entre los cuales está el tráfico de migrantes, extorsión, secuestro, microtráfico, lavado de dinero, etc.

Sumado el hecho de que cada día los grupos delictuales ven consolidar su capacidad de control territorial y con ello una mayor prevalencia para arrastrar e involucrar a menores de edad en la comisión de delitos, como por ejemplo el tráfico de drogas, el robo con violencia, en un contexto en que el homicidio de NNA ha tenido un aumento de un 105%.

Se han hecho avances legislativos, tenemos ley de garantías de la niñez, nos hemos dado una institucionalidad de infancia, y sin embargo las vulneraciones a la niñez superan día a día la capacidad que tiene el Estado de dar una respuesta porque no se logra llegar antes que se generen las vulneraciones.

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En su boletín Nº6 la plataforma Actuar es Urgente da cuenta que hizo en su oportunidad 38 recomendaciones a las cuales les hace seguimiento, como por ejemplo implementar un plan nacional de prevención, un sistema de alerta temprana, un programa especial de protección de víctima y testigos, oportuna derivación de NNA y sus familias a programas preventivos.

Hoy en Chile hay más vulneraciones que nacimientos. Esa realidad es sólo un reflejo de cómo está el alma de nuestro país.

Hoy en Chile, un niño, niña o adolescente en condiciones de pobreza multidimensional está más expuesto a ser vulnerado en redes de explotación sexual y otros delitos.

Hay que trabajar para reducir estos indicadores, porque están resultando determinantes en las trayectorias vitales de seres humanos en formación, esto implica ir a la base de la estructura social, para fortalecer el tejido social, la familia y las redes de apoyo.

Para eso hay que apuntar a la intersectorialidad, donde todo el sistema de protección y justicia juvenil se debe articular orgánicamente con salud, educación y Subsecretaría de Prevención del Delito.

Este desafío requiere de un esfuerzo mayor para diseñar una Política de Seguridad Ciudadana con enfoque en protección de infancia que considere esa dualidad víctima victimario, de la cual nos habló Ezzat A. Fattah al sustentar los principios de la victimología.