Señor Presidente:
Me dirijo a usted por razones que parecen menores pero son urgentes. Solicito su intervención para que el plinto de la antigua estatua de Baquedano sea mantenido en su sitio sin ser ocupado por carga alguna.
Los que impulsamos esta iniciativa somos artistas visuales, escritores, arquitectos y ciudadanos interesados, incluidos seis premios nacionales de arte y de literatura. Tenemos la convicción de que una materia de esta envergadura cultural y con esta carga histórica debe ser resuelta por la ciudadanía informada y no por medio de procedimientos administrativos discretos.
La plaza debe mantener una forma que recuerde su papel central en la historia de la ciudad y del país. Esa memoria no se sostiene sin albergar al plinto que es la expresión viva de nuestra historia presente.
El plinto es lo que queda en pie y en paz después de la violencia. Su resiliencia y su insistencia marca la voluntad de reanudar antiguas promesas de respeto e inclusión en la sociedad. Es necesario que las historias de los chilenos se crucen y entretejan conducidas por este testigo único que es el plinto abandonado.
Hago pública nuestra solicitud porque parece no haber otro camino.
Nos hemos reunido, por ley de Lobby, con la subsecretaria del Patrimonio, con el alcalde de Providencia y con la directora de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas. Todos ellos, amablemente, nos han referido a la autoridad de su Jefe de Gabinete que, a su vez, rechazó la audiencia. Pedimos entonces una audiencia con usted a través de la jefatura administrativa de la presidencia que tampoco pudo acoger nuestra petición.
Señor presidente. Compartimos su cariño por la figura y la obra de Gabriela Mistral. Entendemos la petición de retorno de Baquedano a la plaza. Pero el plinto es más que una escultura, es el enlace de todas las demandas de los excluidos temporales y permanentes. El plinto y la plaza son los presupuestos materiales de la gran encrucijada cultural entre lo que pasamos por alto y lo que ponemos en discusión ante la ciudadanía.
El general desplazado y la poetisa invitada a vivir fuera de su patria son apenas dos en la multitud de los que han marchado y transitado por ese sitio único. El plinto es el sobreviviente que asegura el encuentro pacífico entre los maltratados y los exitosos de nuestra historia. Cualquiera sea la composición de lugar que se quiera diseñar para la plaza, ella debe girar en torno al plinto.
Nuestro caso tiene la urgencia amenazante de las retroexcavadoras y grúas que rondan al plinto y van carcomiendo irremediablemente la Plaza.
Señor Presidente, converse con nosotros y denos espacio para presentar nuestras propuestas. Entretanto, por favor, de instrucciones públicas para dejar al plinto tranquilo y libre en su lugar.