La existencia de una televisión pública de calidad en Chile es fundamental para el fortalecimiento de nuestra democracia y la cohesión social. Basándonos en los principios de autores y organizaciones relevantes, se hace evidente que este tipo de medio no es un lujo, sino una necesidad imperante.
Según Habermas (1989), un espacio público democrático requiere medios que garanticen el acceso igualitario a información veraz. En el contexto chileno, una TV pública de calidad se convierte en una herramienta esencial para asegurar que todos los ciudadanos, independientemente de su ubicación geográfica o nivel socioeconómico, tengan acceso a contenidos informativos y educativos confiables. Esto contrarresta la proliferación de noticias falsas y sesgadas, promoviendo una ciudadanía más informada y capaz de participar activamente en la vida pública.
Asimismo, Hallin y Mancini (2004) destacan que, en democracias estables, los medios públicos funcionan como contrapeso al poder y promueven la deliberación plural. En Chile, esto significa que una televisión pública robusta puede fiscalizar a los poderes del Estado, dar voz a diversas perspectivas y fomentar el debate constructivo sobre los temas que nos afectan como sociedad. Esto es crucial para garantizar que el espectro informativo no esté dominado por intereses particulares.
Chile merece tener una TV pública de calidad
La experiencia internacional refuerza esta postura. La European Broadcasting Union (2021) ha documentado que los países con medios públicos bien financiados exhiben una mayor confianza institucional y cohesión social. Para Chile, esto se traduce en la posibilidad de construir una sociedad más unida y con mayor fe en sus instituciones, al contar con un medio que promueva valores cívicos, el entendimiento mutuo y la celebración de nuestra diversidad cultural. Una TV pública de calidad, al no estar sujeta a las presiones comerciales, puede enfocarse en contenidos que fortalezcan el sentido de pertenencia y la identidad nacional.
Finalmente, una televisión pública de calidad actúa como un estándar de referencia para otros medios del país, tanto públicos como privados. Al establecer altos niveles de rigor periodístico, pluralidad de contenidos y calidad de producción, la TV pública eleva la vara para todo el ecosistema mediático. Esto incentiva a los medios privados a mejorar sus propios estándares, beneficiando a toda la audiencia chilena con una oferta televisiva más rica y diversa. En un mercado mediático cada vez más fragmentado, contar con un referente de calidad es crucial para mantener la excelencia informativa y cultural.
Tener una televisión pública de calidad para Chile no es solo deseable, sino indispensable para el robustecimiento de nuestra democracia, la promoción de la confianza ciudadana y la construcción de una sociedad más informada, participativa y cohesionada.
Podemos compartir el hecho que TVN debe ser perfeccionada, sin embargo, sería un error profundo pensar que Chile no tenga una TV de calidad en todo el territorio nacional, se hace patria con una TV que una a todos los chilenos.