¿De dónde surge el entusiasmo de Acción Educar, que le ha llevado a publicar más de 22 intervenciones sobre financiamiento estudiantil durante los últimos meses, prescindiendo incluso de un principio de coherencia? ¿Tendrá algo que ver que sus fundadores fueron autoridades civiles de la Dictadura que hacen negocios a través de universidades privadas?

Los debates de la educación en general, y educación superior en particular, han requerido de los mayores esfuerzos intelectuales a lo largo de la historia de Chile y, especialmente, en las últimas décadas. Notables académicos e intelectuales han participado de estas discusiones, junto a un masivo movimiento social en que se ha expresado un real debate sobre la orientación del país.

Paralelamente, agentes de otros sectores de la sociedad han buscado también influir en el debate público, intentando determinar el desenlace de este. Aquí asoma Acción Educar.

Endeudamiento en la educación superior

Actualmente, se encuentra en discusión uno de los que fuera nudo central del movimiento por el derecho a la educación: el financiamiento estudiantil. Si bien su urgencia se resolvió para una parte de las familias a través de la política de Gratuidad, existe un sector importante de la sociedad que sigue empujado al endeudamiento como única forma de acceder a la educación superior.

En esta discusión en particular, Acción Educar ha desarrollado una producción casi frenética, con numerosas columnas, cartas, opiniones y comentarios sobre la iniciativa del Gobierno. Solamente en el segundo semestre de 2024, publicaron 22 intervenciones públicas, un promedio de 3,6 al mes. Desde los más diversos ángulos –muchas veces incluso contradictorios entre sí-, han desplegado una impresionante creatividad en la elaboración de argumentos contra la modificación del CAE y la propuesta de FES del gobierno.

Tan nutrida producción plantea ineludibles preguntas. ¿Por qué y de dónde surge tanto entusiasmo para defender que las cosas sigan igual? ¿Cómo se sostiene financieramente tal productividad en la generación de contenidos al servicio de aquel propósito?

Si bien el sitio de Acción Educar menciona que su fuente de financiamiento es “una combinación de aportes de personas naturales y jurídicas, suscripciones y la prestación de servicios y asesorías”, lamentablemente no es transparente para la ciudadanía quiénes son efectivamente tales clientes y aportantes. En cambio, sí se pueden constatar vínculos que permiten formular razonables hipótesis respecto de sus intereses.

Para ello, basta con revisar algunos elementos de perfil de algunos de sus fundadores y personalidades. En un breve repaso saltan a la vista importantes nombres de altos personeros de la dictadura cívico-militar devenidos en empresarios, ex autoridades de los gobiernos de Sebastián Piñera, fundadores o colaboradores en la creación de universidades privadas, personas con responsabilidades directivas en estas instituciones, entre otras diversas combinaciones de este tipo de perfiles.

Se observan actores cuyos vínculos comerciales trascienden incluso el ámbito educativo, abarcando incluso empresas tales como SQM o La Polar.

Los nombres tras Acción Educar

Comencemos por el actual Presidente de su Directorio, Miguel Bejide Catrileo, quien es también uno de sus fundadores. Militante de la UDI, Bejide fue encargado de finanzas de la temida División de Comunicación Social (DINACOS) durante la Dictadura, y gerente de La Nación y TVN, cuando estos medios estaban intervenidos. Fue también un importante colaborador en la fundación de la Universidad del Desarrollo (UDD), asesorando directamente a Joaquín Lavín, Cristián Larroulet y Ernesto Silva en el diseño financiero de esta institución. Fue precisamente ese diseño, fuertemente cuestionado por lucro en 2011, el que le terminó costando el puesto de Ministro de Educación al propio Lavín, debido al conflicto de interés manifiesto que este significaba.

Reconocido integrante de la “UDI empresarial”, Bejide fue también asesor de La Polar, en la reestructuración de sus deudas y en la gestión del proceso de adquisición que salvó a dicha empresa de la quiebra. También acompañó a Lavín en su aventura por erigirse como Senador por la quinta región, para lo cual quiso hacerse empresario del fútbol y compró acciones de la sociedad anónima controladora del emblemático club porteño Santiago Wanderers.

Otro personaje determinante en la génesis y desarrollo de Acción Educar es Juan Antonio Guzmán Molinari, uno de sus fundadores y miembro de su Directorio hasta 2023. También militante de la UDI, Guzmán fue director de CONICYT (antecesora de la actual Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ANID) y Ministro de Educación durante los últimos años de la dictadura cívico-militar. Junto con el empresario Jorge Selume (ex Director de Presupuestos en dictadura), fueron controladores de la Universidad Andrés Bello prácticamente desde sus orígenes, a través de su participación mayoritaria en la propiedad de Inmobiliaria Andrés Bello y la sociedad Preuniversitario Andrés Bello S.A.

Guzmán Molinari fue Rector de esta Universidad entre 2001 y 2003, siendo uno de los articuladores de la venta de la “cartera de estudiantes” de la UNAB al consorcio Laureate International Universities, primer gran holding educacional transnacional en instalarse en Chile y referente internacional de educación superior “for-profit”. En 2020, tras el anuncio del grupo Laureate del cierre de su participación en la educación superior en Chile, fue creada la “Fundación Educación y Cultura”, con Selume y Guzmán como Presidente y Tesorero, respectivamente, la que asumió la administración de las cinco instituciones controladas por Laureate.

Paralelamente, además de su participación en la educación superior, en 2015 Guzmán Molinari asumió como presidente del Directorio de SQM en reemplazo de Julio Ponce Lerou. En ese contexto, fue uno de los directores de SQM que terminaron siendo multados por la Superintendencia de Valores y Seguros (actual Comisión para el Mercado Financiero), a causa de los bullados casos de financiamiento ilegal de la política en que se involucró dicha empresa.

Intentó recurrir esta sanción ante el 20° Juzgado Civil de Santiago, pero no tuvo éxito, y el tribunal concluyó que en su reclamación utilizó argumentos “mañosos” y “tergiversó” la resolución de la entonces Superintendencia.

Guzmán Molinari es, hasta el día de hoy, Presidente de la Junta Directiva de la Universidad Andrés Bello. No es casual que otro de los fundadores de Acción Educar haya formado parte del elenco directivo de dicha Universidad y, tras ejercer como Subsecretario y luego Ministro del presidente Piñera, haya retornado a la misma institución. Me refiero a Raúl Figueroa.

Denominador común en el directorio de Acción Educar

Finalmente, las conexiones directas con la derecha política y la educación superior son trazables también en los demás integrantes de su actual Directorio. Su actual Tesorero es Matías Lira Avilés, partícipe de los dos gobiernos de Sebastián Piñera como Jefe de la División de Planificación y Presupuesto del Ministerio de Educación y como representante presidencial en la Junta Directiva de la U. Metropolitana de Ciencias de la Educación, y actual Decano de la Facultad de Economía y Negocios de la UDD. Y cierra su directorio Orlando Poblete Iturrate, vocero de Gobierno durante dos años de la dictadura cívico-militar (1987-1988), y ex Decano de Derecho y posteriormente Rector de la Universidad de Los Andes.

En definitiva, los principales referentes y fundadores de Acción Educar comparten dos denominadores comunes. En primer lugar, sus frecuentes vínculos no solo con la derecha política, sino específicamente con las más altas cumbres de la pirámide de poder de la dictadura. Y en segundo lugar, sus posiciones de alta dirección en Universidades, incluyendo varias que han estado directamente apuntadas por lucro.

¿De qué manera afecta este interés en preservar las cosas como están a la formulación de argumentos para el debate público?

¿Tiene esto alguna relación con la constante presencia de Acción Educar en los medios de comunicación, a pesar de no conocerse una masa relevante de publicaciones científicas ni proyectos que avalen de manera plausible su autoproclamada condición de investigadores?

En aras de la transparencia y la claridad de la deliberación democrática, resulta imperioso hacerse cargo de estas preguntas.