Sin daños en su funcionalidad quedó Lidia, de 71 años, tras presentar un ataque cerebrovascular isquémico (ACV). Esto, gracias a la integración de la inteligencia artificial y a la experiencia del equipo de Neurología del Hospital San Juan de Dios.

De esta forma, se le pudo efectuar a tiempo una trombectomía mecánica o procedimiento de avanzada complejidad en el INCA –Instituto de Neurocirugía-, coordinando el procedimiento a través de la aplicación JOIN y el software de interpretación de neuroimágenes llamado Rapid.

Al respecto, el jefe del Servicio de Neurología, Dr. Oscar Loureiro, explicó que cuando ocurre un ACV, “uno de cada 5 pacientes presenta dificultad en el habla, en la memoria, para tragar y problemas para caminar”. Sin embargo, “en esta paciente, junto con entregarle una atención oportuna, se pudo ampliar de 6 a 7 horas el rango de tiempo para efectuar el procedimiento”.

Por su parte, el doctor Ronald Soto, coordinador de la Unidad de Neurología de Agudos del establecimiento, agregó que es una de las primeras pacientes del sistema público cuyo tratamiento se logró extender mediante inteligencia artificial, es un hito importante, porque nos ponemos a la vanguardia de países desarrollados y avanzamos en el acceso a estas terapias en el sistema público”.

La inteligencia artificial, conformada por la aplicación Join –sistema de comunicación entre neurólogos- con un software de interpretación de neuroimágenes llamado Rapid, provee de información a los especialistas acerca de la irrigación sanguínea del cerebro. Así, los médicos -al estar conectados a las plataformas- se les facilita el diagnóstico, la rapidez de la decisión y agiliza los procesos de traslado del paciente.

Soto narró cómo se desarrolló el caso de la señora Lidia, “observamos que, al ingresar a nuestro servicio de Urgencia con un ACV, ya venía con 4 horas de evolución. No se podía tratar con fármacos o trombolisis, entonces después de la resonancia tomada aplicamos la tecnología y observamos el área del cerebro que podíamos rescatar y se coordinó una trombectomía en el INCA, uno de los centros en que se efectúa la técnica, todo coordinado a través de los softwares”.

El ACV es una enfermedad tiempo-dependiente, es decir, mientras más oportuna es la atención del paciente se disminuye el riesgo de quedar con secuelas, porque los tratamientos de trombolisis –farmacológico- y trombectomía mecánica –introducción de un micro catéter- se pueden realizar dentro de un margen de tiempo desde que comienzan los síntomas, es decir, 4 horas en el primer tipo de manejo y 6 horas, en el segundo.