El 2010 Israel Rojas compró su vivienda ubicada en cercanías de la Villa Galilea en Los Ángeles, región del Bío Bío. Se trató del llamado proyecto “Conjunto Habitacional Plazas de Santa María” ubicado en cercanías de la Avenida Padre Hurtado con Lynch. Eligió una de entonces 980 UF (cerca de 30 millones en aquellos años) por sobre otra de 600, pensando en que su valor se reflejaría en mayor calidad. Se trató de una compra con Aitue.

Sin embargo no fue así. Cerca de cuatro años pasaron para enfrentar la primera fuga de agua, lo que fue reparado por la empresa al estar aún en la garantía. Pero la situación se comenzó a repetir cada seis meses aproximadamente.

Esto generó que, con el paso del tiempo, se les respondiera que no habría respuesta, ya que la garantía había expirado, por lo que no se podía responsabilizar la empresa.

Israel confesó que recién al 2021 están trabajando en una reja exterior, ya que todos los recursos que una vez pensaron en usar para ampliar y mejorar la vivienda, se les fueron en reparaciones.

Cedida a RBB

“Decidimos comprar aquí para tener una mejor vida familiar, cosa que no hemos tenido. Recién estoy haciendo la reja, porque le hemos perdimos todo el amor a la casa”, dijo Israel.

Israel en el segundo piso de su vivienda perdió el tabique del baño, se cambiaron todas las cañerías, las cerámicas, se botaron muebles y una cama que por la humedad dejaron de ser útiles, y todo esto por un pequeño hijo de ahora 3 años. Era una historia que se repetía cada 6 a 8 meses.

Él junto a su esposa han tenido que habituarse a esta situación, de las que ya contabilizan 11 veces, aceptando que su hogar tendrá de manera permanente o al menos por su experiencia este tipo de problemas que incluso incluyeron en su rutina diaria.

Cuentas de cien mil pesos

Pero no es el único. Sólo a metros está la familia de Claudia Salazar, quien enfrentó por primera vez las filtraciones de agua hace años. Ella dijo ser consciente de que estaba fuera de garantía, por lo que comenzaron a reparar por su cuenta los problemas. Sin embargo, llegó a un punto donde necesitaba un respaldo.

Algunas de las nueve filtraciones fueron en el baño del segundo piso, lo que le dejó marcas en el techo del primero, por la humedad. Aún sabiendo de lo que ocurría, una de las mayores sorpresas fue un problema que sólo se advirtió cuando ellos vieron la cuenta del agua.

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“‘Su boleta va a salir como 150, no menos’. No dije, esto no puede quedar así”, manifestó Claudia que le dijeron cuando fueron a revisar su medidor. Situación que en esa instancia ya se repetía con otras cuatro casas anteriores.

La mujer manifestó que algo tan pequeño como una gotera les significa caer en un constante nerviosismo, ya que eso podría significar volver a vivir todo desde cero.

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“Es frustrante (…) una gotera y uno ya comienza a sugestionarse (…) a veces uno no se da cuenta hasta que llega la boleta”, agregó la mujer que según indicó, ha tenido boletas de 180 e incluso 200 mil pesos.

En el hogar de Claudia aún se ven vestigios de un problema que pareciera no acabar, ya que las reparaciones no fueron del todo terminadas, quedando hoyos y picaduras en el interior de su hogar.

A esta experiencia se suma la de Marianela Oyarzún, quien en enero del 2011 llegó a habitar la construcción. Sólo meses después, en marzo, su cocina amaneció inundada.

Era una cañería que estaba cerca y en ese entonces fue arreglada. El 2014 el problema se trasladó al dormitorio, el que también quedó con charcos de agua en el suelo.

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La mujer confidenció a Radio Bío Bío de Los Ángeles que para ella esta no es una manera sana de vivir, ya que constantemente deben enfrentar la incertidumbre de si habrá o no una nueva fuga.

Situación que incluso le ha traído problemas de salud. “Tuvimos un nivel de estrés muy grande”, añadió.

Y su historia se repite en muchos otros hogares.

Era nuestro sueño

Dentro del recorrido, finalizó el relato Ricardo Roa. Un hombre que junto a su esposa, quien enfrentó un cáncer de mama, planearon venir desde el campo a la ciudad para estar más cerca de centros médicos, supermercados y otros servicios.

Pero a pesar de cumplir parte de ese objetivo, todo ha sido rodeados de maestros, agua y reparaciones.

Roa explicó que si bien han tenido que habituar su vida a las filtraciones, esto no ha sido de la mejor manera, ya que se ha mal acostumbrado a mirar cada día el medidor por temor a que se presente una nueva filtración.

Si bien Roa reconoció que la empresa a pesar de estar fuera de garantía le ha dado una respuesta, dejó en claro lo difícil que ha sido tener que solicitar en diversas ocasiones los trabajos para una casa que esperaban les diera tranquilidad y que incluso por tres meses estuvo esperando quedar reparada, con trabajadores, herramientas y desorden propio de las labores.

La demanda

Si bien los propios vecinos reconocieron que la cantidad es mucho mayor, fueron 33 quienes se organizaron para demandar por lo que han vivido todos estos años. En el documento al que accedió La Radio, se puede ver que la acción fue interpuesta en contra de la Inmobiliaria Los Pellines S.A, y de la sociedad Ebco S.A.

Se establece que dentro de las alternativas puedan responder ante la responsabilidad que les quepa por los daños que han vivido este tiempo.

Luis Duarte, vecino que además es ingeniero, explicó que si bien buscan una solución, también pretenden que con esta demanda la empresa no vuelva a cometer estos errores en la construcción de viviendas.

Así, buscan que se reconozca el error, y se acepte, para que a futuro otras familias no deban pasar por el mismo problema, en medio del sueño de la casa propia.

La empresa

Radio Bío Bío tomó contacto con la la Inmobiliaria Aitue para conocer sobre este caso, y a través de un comunicado indicaron que no se referirán al tema.