La investigación del fiscal jefe de Talcahuano, Julián Muñoz, por el robo del camión de la empresa de valores Loomis, ocurrido la mañana del martes 2 de abril en el Mall Plaza del Trébol, posee varias aristas que se siguen con sigilo.

Una de esas es el origen de las armas que en su poder tenìan los dos primeros detenidos: un fusil AK 47 y una pistola marca Glock, con su cargador lleno de municiones.

“Como ustedes ya saben, existen armas de fuego involucradas en la comisión del mismo”, sostuvo.

El fusil podría desempolvar un uso anterior de lucha de grupos anti dictadura, algunos de cuyos integrantes derivaron en asaltantes de instituciones financieras.

En cuanto a la pistola Glock, de acuerdo a fuentes ligadas a la investigación, sería propiedad de un uniformado y, de forma llamativa, no posee encargo por robo. Sería particular, no de servicio, aunque sobre eso el fiscal Muñoz prefirió no ahondar en comentarios.

“El origen de las armas es materia de investigación, no puedo dar mayores antecedentes. Pueden generar responsabilidad en otras personas”, sostuvo.

La pista de las armas de fuego puede conducir a los cerebros del millonario golpe, de los 907 millones 90 mil pesos.

Por este caso ya han sido detenidas tres personas: dos que participaron de los hechos y un trabajador de la empresa, que confesó ser cómplice de los delincuentes.

Si bien uno de los participantes del asalto había quedado en libertad, este sábado la Corte de Apelaciones acogió la solicitud de Fiscalía y determinó la prisión preventiva para Sandro Salazar Pereda.

Asimismo, se informó que hay un cuarto imputado siendo buscado.