El último Censo 2024 reveló que Chile es el país con mayor tasa de envejecimiento de América Latina. Un 14% de la población tiene más de 65 años y se proyecta que en 2025 más de 7,5 millones de personas serán mayores de 60 años, es decir, un tercio del país.
Hoy en día, dicha población enfrenta diversas problemáticas, como enfermedades, dependencia y soledad. Según el último reporte del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo, esta última en ser mencionada afecta al 49,2% de los adultos mayores y el 56% presenta un alto riesgo de aislamiento social en el país.
En ese escenario, la fundación San Vicente de Paul -que brinda ayuda a adultos mayores y personas con discapacidad- llevará a cabo la campaña “Súmale A Mis Años 2025”, que invita a donar en línea desde el 14 de agosto en este enlace y a participar en la colecta presencial del 29 al 31 de agosto, en calles de todo el país.
En una pieza limpia y bien iluminada en la región del Bío Bío, Cristian, de 67 años, quien vive postrado debido a un accidente que sufrió en su juventud, escucha la radio mientras espera que llegue su kinesiólogo. Vive en uno de los 12 hogares que la Fundación San Vicente de Paul administra entre Santiago y Ancud. Como él, más de 750 adultos mayores reciben atención integral en residencias, y otros 150 son apoyados en centros de día y viviendas.
Según cifras de la organización, el 89% de los residentes en los hogares tiene algún grado de dependencia y muchos no cuentan con redes familiares. Los equipos de la Fundación no solo les entregan cuidados profesionales: también les dan un hogar y la compañía que tanto necesitan.
Felipe Saul, gerente de la Red de Hogares de la Fundación, afirmó que “hoy, cuidar a una persona mayor nos cuesta más de $1.200.000 al mes. Alimentación, medicamentos, personal capacitado, salud, mantención de espacios adaptados. Todo ha subido. En siete años, el costo ha aumentado un 107%. Sin el apoyo de la comunidad, no podremos sostener este esfuerzo”, advierte.
“Muchos de nuestros residentes llegaron a nuestros hogares solos, sin ninguna red de apoyo. Aquí encuentran una familia, compañía, cariño. No solo cuidamos su salud física, también nos preocupamos de sus emociones”, puntualizó el ejecutivo.
En invierno, el riesgo aumenta: caídas, enfermedades respiratorias y aislamiento empeoran. La Fundación refuerza turnos, equipos médicos y planes de atención. Pero eso también eleva los costos.
Por eso, Saul especificó que “Chile está viviendo un verdadero terremoto demográfico y tenemos que preguntarnos cómo queremos envejecer. Hoy, cuidar a los mayores es una tarea de todos”.