Iansa anunció que su planta de Linares, la más grande del país, no operará durante el 2019. El Gobierno aseguró que se encuentra monitoreando la situación.

Pese a la solicitud del Gobierno de aplazar por 2 años el proceso de cierre de la planta, la firma decidió que no operará durante el 2019.

No obstante, en base a las proyecciones, su futuro se decidirá en una junta de directorio el próximo 26 de julio.

La compañía, controlada por la británica ED & F MAN, reiteró que esto se debe al complejo escenario actual del mercado del azúcar, pero seguirá funcionando en sus oficinas de San Carlos y Los Ángeles.

El país produce entre 250 mil y 300 mil toneladas de azúcar al año concentrados en el cultivo de 15 a 17 mil hectáreas de remolacha y con este cierre –por ahora temporal- sólo seguirán funcionando las plantas de San Carlos y Los Ángeles, panorama muy distinto al de hace 12 años cuando operaban 5 a nivel nacional.

El presidente del sindicato de trabajadores de Iansa Linares, Ciro Tapia, calificó como una situación traumática la que vive actualmente la zona, ya que son cerca de 4 mil las personas quienes se verán afectadas de forma directa.

En esa línea se mostró el presidente de la Federación Nacional de Remolacheros, Jorge Guzmán, quien señaló que existe incertidumbre al interior del gremio.

El ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, aseguró que se encuentran monitoreando la situación de esta y otras empresas como Pastas Suazo y la que aqueja a los trabajadores de Maersk, y dijo confiar en que se puedan encontrar soluciones para todos los afectados.

El alcalde de Linares, Mario Meza, fue categórico y aseguró que pese a los esfuerzos que realicen, al municipio le será imposible llevar adelante algún plan de mitigación para un número tan importante de trabajadores que quedarán desempleados y en una labor que se encuentra arraigada en la comunidad desde hace 60 años.

Según las proyecciones de expertos, la producción de azúcar en 2018 en nuestro país disminuirá a cerca de 180 mil toneladas al año.

Ello, debido a la baja en el precio internacional por el fin de las cuotas de fabricación en los países de la Unión Europea. A esto se suma a que Brasil y la India disminuyeron su elaboración de etanol y están utilizando la caña en mayor medida para la obtención de azúcar.