Yevgeny Prigozhin es jefe de los mercenarios del Grupo Wagner y de una granja de generadores de desinformación. En las últimas horas, pasó de ser uno de los más férreos aliados de Putin a abiertamente rebelarse contra él.

Yevgeny Prigozhin, jefe de la empresa militar privada rusa Grupo Wagner, se convirtió en una de las figuras más prominentes de la guerra de Rusia contra Ucrania. Por meses ha criticado abiertamente al mando militar ruso por sus decisiones en torno a la invasión, de la cual él también ha estado participando significativamente, pero las últimas horas esta relación dio un vuelco.

Hoy, sus tropas marchan hacia Moscú.

Se trata del grupo Wagner, estrechamente vinculado al gobierno de Rusia, el cual actúa como brutal proveedor de servicios de seguridad en África, sobre todo, en Sudán. Pero se sospecha que sus actividades van mucho más allá.

Este ejército paramilitar es conocido por su crueldad y sus tácticas brutales en el campo de batalla. Y fuera de él también, como parecen mostrar videos de supuestas ejecuciones de desertores.

Su presencia en Ucrania ha sido clave para el avance de los rusos, hasta el punto en que el mismo Prigozhin comenzó a quejarse de que el Kremlin los estaba “saqueando”.

Prisión, hot dogs y Putin

Nacido en 1961 en Leningrado, hoy San Petersburgo, Prigozhin pasó al parecer su juventud purgando nueve años de cárcel en la Unión Soviética por robo y fraude. Su puesta en libertad y la caída de la URSS le permitieron embarcarse en el mundo de los negocios.

Comenzó con carritos de hot dogs en su ciudad natal y luego pasó a proyectos más grandes, como un restaurante de lujo que se convirtió en un punto de encuentro para las elites rusas, incluyendo al entonces vicealcalde de San Petersburgo, Vladimir Putin.

Los negocios de Prigozhin se extendieron todavía más una vez que Putin llegó a la presidencia. Fundó en los noventa una compañía de catering, Concord, que obtuvo contratos exclusivos para cenas de estado, incluida la misión de cocinar para la ceremonia de investidura de Putin y la visita del entonces presidente estadounidense, George W. Bush, a San Petersburgo.

Esos contratos le valieron a Prigozhin el apodo de “el chef de Putin”.

Servicios “en negro” para Rusia

El martes 14 de febrero de 2023, Prigozhin admitió que estaba detrás de la Agencia de Investigación de Internet, más conocida como la “red de fábricas de troles”. Según el FBI, ese grupo lanzó una amplia campaña de desinformación para intentar influir en las presidenciales estadounidenses de 2016. Las acusaciones habían sido desmentidas por Prigozhin y sus abogados, que incluso han presentado acciones legales contra los periodistas que investigan la vinculación del empresario con las granjas de troles rusos.

En 2014, Prigozhin creó Wagner. Al igual que con los troles, negó cualquier relación con el grupo hasta septiembre de 2022, cuando admitió formalmente su vínculo. Alexandra Prokopenko, una analista independiente rusa, explicó a DW que los mercenarios de Prigozhin estaban prestando servicios “en negro” a Putin.

“Está facilitando la vida de su jefe y su círculo íntimo en las regiones donde no querían verse involucrados pública y oficialmente” , explica Prokopenko.”Por ejemplo, en las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, así como en África y Siria, donde los mercenarios de Wagner no solo participan en acciones de combate, sino también resguardan algunas instalaciones petroleras”.

Grupo Wagner vs el Ejército

Los mercenarios se involucraron en Ucrania en 2014, cuando ayudaron a los separatistas rusos a anexar de forma ilegal la península de Crimea. Después de la invasión a gran escala, en febrero de 2022, la capacidad de los combatientes de Wagner para avanzar en cruentas batallas en el este de Ucrania ha sido un activo para el Kremlin. En enero de 2023, Wagner aseguró haber tomado el control de la ciudad de Soledar, una de las escasas victorias rusas desde el comienzo de la guerra.

La eficiencia del Grupo Wagner y su creciente importancia en el campo de batalla permitieron a Prigozhin lanzar una campaña contra los altos mandos rusos. En medio de la protesta pública por la falta de municiones para los soldados rusos, acusó a los líderes militares de incompetencia y atacó personalmente al ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y al general Valery Gerasimov. En una de sus últimas críticas, culpó a la burocracia rusa por los intentos fallidos de capturar Bajmut.

“Bajmut habría sido tomada antes de Año Nuevo si no fuera por la monstruosa burocracia militar”, dijo Prigozhin a la prensa rusa.

Según Andrei Kolesnikov, miembro del think tank Carnegie Endowment for International Peace, sólo Putin tiene la autoridad necesaria para criticar a los oficiales en el autocrático sistema ruso. “Putin necesita a Prigozhin para mantener en alerta a sus generales”, dice. “Así es como Putin balancea el peso de varias figuras, poniéndolas unas contra otras, vigilándolas para que ninguna se fortalezca en exceso”.

Pese a las críticas de Prigozhin, el líder ruso promovió a Gerasimov en enero, haciéndolo comandante general en Ucrania. La medida, argumentan los analistas, mostró la limitada influencia que tiene la retórica de Prigozhin en las decisiones que adopta Putin.

“Dolor de cabeza en el Kremlin”

Antes tímido con la prensa, Prigozhin se convirtió en cuestión de meses en el rostro de Rusia en la guerra contra Ucrania. Su creciente publicidad ha dado lugar a especulaciones sobre posibles ambiciones políticas. Según el sitio web independiente “Meduza”, Prigozhin planea fundar un movimiento patriótico y conservador que podría convertirse en partido político, algo que él ha negado.

Como escribió Tatyana Stanovaya en un artículo para Carnegie Endowment for International Peace, las ambiciones de Prigozhin en la arena política podrían dañar sus relaciones con el Kremlin.

“A los políticos no les gusta su demagogia, sus ataques a las instituciones o sus intentos de atacar al entorno de Putin amenazando con formar un partido político, lo que sería un dolor de cabeza para todos en el Kremlin”.

El deseo de Moscú de atar corto a Prigozhin quedó en evidencia con la maniobra de quitarle el derecho a reclutar convictos, que, según el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, constituyen el 80% de las tropas de Wagner. En una entrevista, el fundador del grupo reconoció que, después de eso, el papel de Wagner en el conflicto iba a verse limitado.

Sin embargo, no fue suficiente, y las tensiones escalaron hasta el punto de la rebelión por la cual Putin ya lo tachó de traidor.

Prigozhin, atrincherado en Rostov, respondió que sus hombres no son traidores y no se entregarán a la autoridades.

“Sobre aquello de traición a la patria, el presidente se equivocó profundamente. Somos patriotas. Hemos combatido y combatimos (…) y nadie piensa entregarse por exigencia del presidente, del Servicio Federal de Seguridad (FSB) o quien sea”.