Murielle Bolle, testigo clave en la investigación sobre la muerte del pequeño Grégory en 1984, uno de los más grandes casos criminales franceses, fue inculpada el jueves por “secuestro” y detenida, anunció su abogado.
Murielle Bolle, que en aquella época tenía 15 años, dio un testimonio contundente contra su cuñado Bernard Laroche, quien fue inculpado de inmediato.
La adolescente se retractó después sorpresivamente y Laroche fue liberado a inicios de 1985, pero luego fue asesinado por su primo, Jean-Marie Villemin, padre de Grégory.
“Habrá un debate sobre su liberación o su mantenimiento en detención”, precisó el abogado Jean-Paul Teissonnière al salir de la corte de apelaciones de Dijon (este).
Más de 32 años después de los hechos, la acusación considera ahora que Murielle Bolle, de 48 años en la actualidad, desempeñó un papel en el secuestro del niño.
A mediados de junio, el caso del pequeño Grégory Villemin, un enigma criminal acompañado de un desastre judicial que conmocionó a Francia a mediados de la década de 1980, tomó un giro inesperado con la detención de tres familiares.
El cadáver del ‘pequeño Grégory’, como se bautizó inmediatamente el caso, fue encontrado la noche del 16 de octubre de 1984, atado de pies y manos en las frías aguas del río Vologne, en la región de los Vosgos (noreste de Francia). Tenía 4 años, y en su cuerpo no había señales de violencia.
Este descubrimiento marcó el comienzo de un caso sin culpable claro ni móvil aparente, que tuvo en vilo a Francia durante mucho tiempo. Fue objeto de unos 3.000 artículos de prensa, medio centenar de trabajos universitarios, un telefilme y una quincena de libros con diferentes enfoques (relatos, novelas, testimonios…).
Este caso fue reabierto en 1999 y luego en 2008. Hasta la fecha se han tomado más de 400 muestras de ADN, se interrogó al menos a un centenar de potenciales testigos y se recibieron casi 2.000 mensajes anónimos.
Tras matar con una escopeta de caza a su primo Laroche, convencido de la culpabilidad de éste, el padre del niño, Jean-Marie Villemin, fue condenado a cuatro años en prisión a comienzos de 1985.
Luego habría un giro inesperado, cuando pocos meses después el juez Jean-Michel Lambert se centró en la propia madre de Grégory, señalándola como culpable. Sin embargo, en 1993 fue declarada no culpable por “ausencia total de pruebas”.
El tío abuelo y la tía abuela de Grégory, Marcel y Jacqueline Jacob, ambos septuagenarios, fueron a su vez inculpados por secuestro de Grégory este mes.
Detenidos, luego puestos en detención provisional cuatro días, liberados bajo control judicial, residen en lugares separados bajo el más grande secreto. La pareja negó cualquier culpabilidad en el crimen.