A fines de los años ’70, un crudo hecho de violencia remeció por completo a Estados Unidos. Éste fue protagonizado por tres “girl scouts”, las cuales fueron violadas y asesinadas en pleno campamento. Los sucesos quedaron grabados en la memoria colectiva como uno de los misterios sin resolver más dolorosos en la historia de la nación norteamericana.

Los acontecimientos se remontan al verano boreal de 1977 en la pequeña localidad de Mayes, en el estado de Oklahoma, un antiguo asentamiento indio rodeado de imponentes bosques, ríos y arroyos ubicado en el medio-este del país norteamericano. Sin duda, un sitio privilegiado para disfrutar de la naturaleza.

Por ello, no fue sorpresa que a mediados de los años ’20 la zona fuera elegida como el lugar perfecto para erigir el campamento de chicas ‘Camp Scott’, el cual durante décadas acogió cientos de niñas cada verano con la promesa de ofrecerles diversión, amistades y la oportunidad de trabajar en equipo durante dos semanas anuales. De hecho, las famosas galletas de niñas exploradoras que se hacían en dicho enclave tenían una excelente reputación en la localidad.

En palabras de Barbara Day, entonces directora de la colonia, Camp Scott era “El sitio ideal para que una joven se encuentre a sí misma”, consignó el medio Qué.es. Pese a su gran reputación, tras los crudos hechos descritos a continuación el campamento jamás volvió a abrir sus puertas.

Camp Scott | Qué.es

La última temporada de Camp Scott

El 12 de junio de 1977 era un día de absoluto júbilo para la comunidad de Mayes y los encargados del campamento, considerando que la colonia inauguraba su temporada estival y daba la bienvenida a las excursionistas que ese día llegarían de las localidades cercanas, todas a bordo de autobuses dispuestos para estos fines.

Entre ellas se encontraban Lori Lee Farmer (8 años), Doris Denise Milner (10 años) y Michelle Guse (9 años), oriundas de la ciudad de Broken Arrow.

Lori Lee Farmer y Michelle Guse | Qué.es

Ésta era la primera vez que las niñas dormían fuera de sus hogares y, considerando que el trío venía de la misma ciudad, los encargados del campamento decidieron instalarlas juntas en la cabaña número 8 en medio de una zona del campamento llamada ‘Kiowa’, donde convivirían con otras 27 niñas.

La suya, no obstante, era la tienda más alejada del puesto de mando en el que pernoctaban las monitoras.

Ubicación de la tienda | Qué.es

Entonces vino una tormenta

La tarde en que las niñas llegaron al campamento, la zona de Mayes fue azotada por una fuerte tormenta que obligó a las menores a pasar el mal tiempo en sus respectivas casetas hasta el día siguiente. Así lo comentaron las propias pequeñas a sus padres en tres cartas escritas por ellas durante su primer día en Camp Scott.

Pese al entusiasmo de comenzar esta nueva aventura, el trío jamás llegó a ver la luz del sol. Lo más triste, es que sus gritos de ayuda pudieron no ser escuchados, debido a la lluvia y truenos que se produjeron esa noche. Quizás, eso pudo haber marcado una diferencia.

A la mañana del día siguiente la monitora encargada de ‘Kiowa’, Carla Wilhite, halló los tres cuerpos envueltos en sus sacos de dormir a algunos metros de la cabaña número 8. Un par de horas después, se puso en marcha la investigación para dar con el paradero de el o los culpables.

La tienda número 8 | Film Daily

El crimen

Según relató la propia Wilhite, cerca de las seis de la mañana del 13 de junio de 1977 salió de su tienda con dirección al sector de duchas. Para ello, debía atravesar diversas tiendas de campaña, incluida la número 8. Pasada esa carpa, unos 150 metros más allá, se encontró con una horrible escena: el cuerpo sin vida de Doris, semidesnudo y brutalmente golpeado.

La supervisora dio el aviso a las autoridades y pronto se inicio la búsqueda de otras dos niñas desaparecidas: Lori y Michelle. Durante la inspección se encontraron otros dos sacos de dormir, los cuales tenían en su interior los cadáveres de las menores.

De acuerdo a los reportes policiales, Michelle y Doris estaban con las manos atadas a la espalda y amordazadas. El cuerpo de Lori, en tanto, estaba libre de cuerdas y mordazas. Pero lo que nunca estuvo en duda, es que las pequeñas habían pasado por un infierno antes de morir.

Análisis posteriores al descubrimiento de los cadáveres revelaron que las niñas sufrieron duros golpes y abusos sexuales. En el caso de Michelle, la muerte se produjo por estrangulamiento, mientras que en el caso de Lori y Doris fue a causa de fuertes contusiones en sus cabezas.

Horas después del crimen fueron encontradas muestras de sangre en la tienda de campaña de las menores. Además, se halló una linterna roja sobre el cuerpo de una de ellas, una huella dactilar en unas gafas y una huella de pisada ensangrentada de talla 43 al interior de la carpa.

Uno de los cuerpos hallados | Qué.es

Los sospechosos

El primer sospechoso del asesinato del trío de scouts fue Jack Shroff, propietario de un rancho que se encontraba cerca del lugar de los hechos. El sheriff a cargo del caso decidió que era relevante investigar sus pertenencias, por lo que entraron en su hogar y se encontraron con cinta adhesiva, además de una cuerda, que eran muy parecidas a las halladas en la escena del crimen.

Pese a ello, el hombre tenía una coartada sólida sobre dónde estaba la noche del suceso. Además, denunció un robo la noche anterior a los crímenes, por lo que fue descartado como persona de interés.

Posteriormente, tras casi un año de investigación, la policía procesó a Gene Leroy Hart, un lugareño que tenía antecedentes por haber violado a dos mujeres embarazadas. Tras secuestrarlas y maniatarlas, el hombre abusó de ellas y luego las dejó abandonadas a su suerte, con la intención de que murieran en el lugar. Una de ellas logró escapar y posteriormente identificarlo como su agresor. Sin embargo, al poco tiempo de haber sido encarcelado se fugó de la prisión de Mayes.

Dentro de las pruebas que se utilizaron en contra de Gene estaba el hallazgo de una cueva cerca de donde se cometieron los crímenes. Dentro de ésta se encontraron diversos elementos que hacían suponer que quien la habitaba, presumiblemente Hart, estaba relacionado con los hechos. Pero lo más decidor fue una nota escrita en la pared que decía “77-6-17 El verdadero asesino estuvo aquí. Bye bye tontos”.

La nota | Crónicas de la Calle Morgue

Pese a las altas expectativas de la policía por encerrar a Hart, cuando comenzó el juicio todo se convirtió en un circo mediático y una pérdida de tiempo para los persecutores. Las pruebas presentadas, entre ellas una huella dactilar que no correspondía a Gene, la pisada ensangrentada que era más grande que su pie, un pelo que no se pudo asegurar que era el suyo y una muestra de semen que sembraba dudas -se había hecho la vasectomía tiempo antes- impidieron que se le procesara como el autor de los hechos.

No obstante, el hombre fue puesto en prisión por sus delitos previos y la fuga que protagonizó. Murió meses después, el 4 de junio de 1979, de un ataque al corazón mientras corría en medio de la cárcel.

Hart siendo detenido | Film Daily

Misterio sin resolver

Desde entonces, los crímenes de Doris, Lori y Michelle se han mantenido como uno de los más controversiales casos sin justicia, pese a que se han hecho nuevos intentos por dilucidarlo.

En 1989 se realizaron nuevas pruebas de ADN con tecnología de avanzada, demostrándose que tres de las cinco pruebas del crimen halladas coincidían con el ADN de Hart.

19 años después, en 2008, las autoridades desarrollaron nuevas pruebas en las manchas encontradas en la funda de una almohada. Los resultados, no obstante, no fueron concluyentes debido a que las muestras estaban muy deterioradas como para obtener un perfil genético.

Hasta el momento, no se han producido arrestos por el asesinato de las tres niñas exploradoras y el caso se mantiene abierto, lo que sin duda lo ha vuelto un controvertido crimen que ha marcado la historia policial de Estados Unidos.

Camp Scott en la actualidad