Encarcelado desde octubre de 2017, el filántropo turco Osman Kavala fue condenado este lunes a cadena perpetua, a pesar de sus constantes afirmaciones de inocencia. Acusado de intentar derrocar al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan durante el fallido golpe de Estado de julio de 2016, Kavala se ha convertido con los años en el símbolo de la represión contra la sociedad civil en Turquía.

El mecenas turco Osman Kavala, detenido desde hace cuatro años y medio, fue condenado a cadena perpetua en Estambul el lunes 25 de abril, después de que la defensa pidiera su absolución por falta de pruebas y denunciara la nula flexibilidad del Gobierno.

Kavala, acusado de intentar derrocar al Gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan, no se beneficiará de ninguna reducción de condena, dijeron los jueces, cuyo veredicto, emitido tras menos de una hora de deliberación, fue recibido con abucheos en la sala.

Sólo fue absuelto del cargo de espionaje.

Antes del cierre del proceso, Osman Kavala, que siempre ha negado los cargos que se le imputan- había denunciado un “asesinato judicial” contra su persona: “Las teorías conspirativas, esgrimidas por razones políticas e ideológicas, han impedido un análisis imparcial de los hechos y han desconectado de la realidad”, había dicho antes de que se retiraran los jueces.

Osman Kavala, de 64 años, una figura destacada de la sociedad civil turca, fue acusado de intentar derrocar al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan mediante la financiación de manifestaciones antigubernamentales, conocidas como el “movimiento Gezi”, en 2013 y durante el fallido golpe de Estado de julio de 2016.

Fue desde la prisión de alta seguridad de Silivri, en las afueras de Estambul, por videoconferencia y vestido como de costumbre con una impecable camisa blanca, que siguió el lunes los alegatos y escuchó el veredicto, epílogo de un culebrón judicial aplazado de mes en mes.

Los tres abogados del empresario, editor y filántropo, argumentaron que los jueces nunca le preguntaron “dónde estaba” durante los hechos que se le imputan.

“No hubo ningún juicio: no le hicieron a Osman Kavala ni una sola pregunta”, dijo Tolga Aytöre. “Ni siquiera: “¿Has ido al Parque Gezi?”, el epicentro de las protestas de 2013 que se extendieron por todo el país.

Dieciocho años de prisión para siete coacusados

Asimismo, el último abogado defensor en intervenir, Ilkan Koyuncu, recordó que “Kavala está acusado de haber desempeñado un papel en el intento de golpe de Estado de 2016, pero nadie le preguntó dónde estaba la noche del golpe.

Durante los argumentos, la representante del club PEN Internacional, una organización que defiende la libertad de expresión, Caroline Stockford, pidió a los jueces que “dejaran sus teléfonos” para escuchar a la defensa, sugiriendo que estaban recibiendo sus órdenes en la pantalla.

Osman Kavala declaró el viernes ante el tribunal que el presidente Erdogan estaba influyendo en su juicio.

Sus siete coacusados -que aparecieron libres- fueron condenados a 18 años de prisión por cargos de apoyo.

Los activistas de derechos humanos esperaban que la liberación enviara una señal positiva mientras Turquía intenta facilitar las conversaciones entre Ucrania y Rusia.

Sobre todo porque el presidente Erdogan recibía simultáneamente al secretario general de la ONU, António Guterres, en Ankara.

Como en cada audiencia, una docena de diplomáticos occidentales estuvieron presentes para mostrar su apoyo a quien se ha convertido en la ‘bête noire’ del régimen de Erdogan.

Estados Unidos dijo estar “profundamente preocupado y decepcionado” por la condena. “Su injusta condena es contraria al respeto de los derechos humanos, las libertades fundamentales y el Estado de derecho”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en un comunicado. Estados Unidos pide a las autoridades turcas que liberen a Osman Kavala y a “todos los demás encarcelados arbitrariamente”, añadió.

“Seguimos profundamente preocupados por el continuo acoso judicial a la sociedad civil, a los medios de comunicación y a los líderes políticos y empresariales en Turquía, entre otras cosas mediante prolongadas detenciones preventivas, acusaciones excesivamente amplias de apoyo al terrorismo y cargos de injurias”, continuó. Washington insta “al Gobierno a poner fin a las persecuciones por motivos políticos y a respetar los derechos y libertades de todos los ciudadanos turcos”, concluyó Price.

Apodado el “multimillonario rojo” por sus críticos, Osman Kavala, nacido en París, fue detenido en octubre de 2017.

Absolución invalidada

Absuelto en febrero de 2020 de los cargos relacionados con las protestas de 2013, el editor fue detenido pocas horas después -antes de que pudiera siquiera regresar a su casa- y enviado de nuevo a prisión, esta vez acusado de intentar “derrocar al Gobierno” durante el fallido golpe de Estado de julio de 2016, así como de espionaje.

Su absolución fue posteriormente anulada por la justicia turca, pero la renovación periódica de su detención le ha convertido en el héroe de la oposición al presidente Erdogan.

“Haber pasado cuatro años y medio de mi vida en la cárcel nunca podrá ser compensado. Lo único que podrá consolarme será haber contribuido a revelar los graves errores de la justicia turca”, advirtió el viernes.

El caso Kavala desencadenó una crisis diplomática en otoño, en la que Ankara amenazó con expulsar a una docena de embajadores occidentales, incluido el de Estados Unidos, que habían exigido su liberación.