El líder del golpe de Estado perpetrado el pasado 24 de enero en Burkina Faso, el teniente coronel Paul Henri Sandaogo Damiba, ha sido declarado presidente del país y jurará el cargo el próximo día 16, según informó hoy el Consejo Constitucional burkinés, institución competente en asuntos constitucionales.

En un comunicado, el Consejo Constitucional anunció que Damiba, líder del Movimiento Patriótico por la Salvaguarda y la Restauración (MPSR, como se llama la junta militar que dirige el país), prestará juramento “en calidad de presidente” de Burkina Faso el próximo miércoles en una “audiencia solemne” en la sede de esa institución.

Tras la renuncia del derrocado presidente Roch Kaboré el 24 de enero de 2022, el Consejo Constitucional entiende que el teniente coronel es jefe de Estado del país desde esa fecha.

Los militares tomaron el poder el 24 de enero tras la tensión vivida la víspera por los disparos en varios cuarteles militares de Uagadugú y otras urbes, unos incidentes calificados en un principio como un supuesto motín para exigir mejoras en las Fuerzas Armadas.

La junta confirmó posteriormente el golpe de Estado en la televisión estatal y anunció haber depuesto a Kaboré -quien acabó dimitiendo en una carta manuscrita-, además de otras medidas, como la disolución del Gobierno y el Parlamento o la suspensión de la Constitución.

Días después, los militares restablecieron parcialmente la Carta Magna y promulgaron una “Ley Fundamental”, que regirá la gestión del poder estatal a la espera de adoptarse una Carta de Transición.

Esa ley nombra al MPSR como el “órgano central” de dirección del Estado y otorga al presidente del Movimiento el título de presidente, jefe de Estado y jefe supremo del Ejército de Burkina Faso, algo que ha venido a corroborar ahora el Consejo Constitucional
El pasado 27 de enero, en su primer mensaje televisado a la nación, Damiba advirtió de que la “normalidad constitucional” volverá cuando se den las condiciones que marque el pueblo burkinés.

El golpe, que ha acarreado la suspensión del país por parte de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) y la Unión Africana, tuvo lugar después de la escalada del descontento social durante los últimos meses por la inseguridad generada por la violencia yihadista.

Burkina Faso sufre el yihadismo desde 2015 y los ataques, que se atribuyen a grupos aliados de Al Qaeda y el Estado Islámico, han provocado más de 1,5 millones de desplazados internos, según el Gobierno burkinés.

El golpe de Burkina Faso es el cuarto que sufre la región de África Occidental en el último año y medio, tras los dos acaecidos en el vecino Malí (agosto de 2020 y mayo de 2021), país que también padece el yihadismo; y el de Guinea-Conakri (septiembre de 2021).