Noviembre es el Mes Internacional de la Salud Masculina y la Fundación Movember hizo un llamado a los chilenos a dejarse crecer el bigote y actuar de manera preventiva ante el cáncer a la próstata, que causa la muerte de unos 2.000 hombres al año.

En Chile el cáncer a la próstata es considerado un tema tabú tanto por un concepto equivocado de masculinidad en que “el más macho” no consulta al médico, como por el miedo a realizarse el examen tacto-rectal, que junto con el antígeno prostático son los métodos más efectivos para detectar anomalías a la próstata.

“Buscamos generar conciencia a través de una campaña lúdica en que los hombres se dejan bigote durante el mes de noviembre para generar conversaciones en torno a la importancia de la prevención del cáncer que afecta a los hombres”, dice Maximiliano Navarrete Amor, representante en Chile de Fundación Movember, presente en más de 20 países.

La invitación es a sumarse a la campaña del bigote y seguirla en las redes sociales.

¿Cuáles son los síntomas de esta enfermedad y cómo se diagnostica?

El cáncer de próstata no produce síntomas en sus etapas iniciales, por lo que debe buscarse en forma dirigida, a través de un examen clínico realizado por el urólogo (examen digito rectal) y de laboratorio (antígeno prostático específico), los cuales deben realizarse anualmente, a partir de los 40 años.

Cuando ya hay síntomas, como dolor óseo, sangramiento y dificultad para orinar, en general ya se trata de cánceres avanzados en los que no hay posibilidades de curación. Es por ello que es tan importante la prevención y diagnóstico precoz, de modo que podamos actuar a tiempo y tener un mejor pronóstico.

“El cáncer de próstata crece de forma lenta y silenciosa, y tarda cerca de 5 años en dar metástasis. El gran problema es que sus síntomas se hacen evidentes cuando ya es demasiado tarde, por eso es tan importante pesquisarlo mediante el examen anual digito rectal”, manifiesta el Dr. Andrés Giacaman, urólogo de Clínica Ciudad de Mar, quien también se sumó a la iniciativa.

Cuando una persona es diagnosticada de esta enfermedad, existen una serie de tratamientos a los que puede recurrir, entre ellos la radioterapia, la cirugía abierta, el tratamiento hormonal y la cirugía robótica tradicional, entre otros.