El 4 de junio debutó en Apple TV+ “Lisey’s Story”, miniserie que adaptó a la pantalla chica el célebre libro de Stephen King con Julianne Moore en el rol protagónico y un chileno a cargo de la dirección: Pablo Larraín.

La historia se centra en las experiencias de Lisey Landon (Moore) tras la muerte de su esposo, el novelista Scott Landon (Clive Owen), quien solía refugiarse en un inquietante y desconocido lugar para escribir sus libros y esconderse del mundo.

“Es un personaje que está construido en réquiem, alguien que está viviendo un proceso de dolor y sanación, y que a pesar que su marido murió hace dos años no puede salir de ahí… Es una especie de Ofelia”, cuenta Larraín a BioBioChile sobre su protagonista; un rol que Moore lleva a cabo de manera magistral y con no pocas dificultades mediante.

“Ella tiene todos los talentos del universo; y es muy brillante y generosa, por lo demás… Aprendí muchísimo de ella. Se puso el relato sobre los hombros. Fue un placer filmarla”, agrega el director de “No” y “Neruda”.

“Lisey’s Story” destaca como la primera adaptación televisiva en contar con la venia y colaboración in situ de Stephen King, de quien Larraín extrajo varias lecciones durante el rodaje.

“Aprendí mucho tanto a nivel audiovisual como narrativo, pero quizás lo más preponderante del trabajo con él fue poder entender que la fantasía, en realidad más que un recurso narrativo o audiovisual, es un recurso que permite procesar ciertas cosas que de otra manera serían muy distintas, o difíciles de hacer”, cuenta.

“Entendí que en la fantasía hay un género sumamente sofisticado y complejo, que me era ajeno. Aprendí que allí hay códigos que son preciosos y que permiten meter una capa humana y audiovisual fascinante (a las historias)”, añade.

En la filmación, el chileno intentó huir de los clichés del género fantástico, y al mismo tiempo inyectar un lenguaje cinematográfico a la historia.

“El dolor a veces se grita y la pena se llora, y la ira también es transformadora. Hay momentos en que me pareció bueno que el personaje (principal) impusiera eso, sin ningún tipo de limitación”, reflexiona sobre los varios momentos de catarsis en la trama.

“Una de las gracias de este trabajo, de estos momentos que son difíciles de actuar, era que los estaba llevando Julianne Moore, entonces para mí fue un placer poder ver eso; muy impresionante… Ahí uno entiende por qué ella tiene la reputación que tiene”, remarca.

De esta estadía en el suspenso y el terror, Larraín se lleva varias conclusiones al futuro: “El terror y las imágenes más pavorosas son bastante internas. El terror es interno y algo muy privado. Lo que tratamos de hacer (en la miniserie) fue exponer eso, muy visceralmente, y tal vez algunas películas que hice me ayudaron a procesarlo (“Tony Manero”, “El club”). Aquí los materiales tienen un origen distinto, pero el terror más profundo, el pánico más intenso, es el privado, más que el colectivo”, asegura.