Ambientada en los ‘70 en Brasil, Magnifica 70 cuenta la historia de un empleado del gobierno brasileño aburrido de su realidad cotidiana que inesperadamente se enamora de Dora Dumar, una actriz de películas que él es obligado a censurar.

Su primera temporada tuvo un gran recibimiento, e incluso está considerada entre las mejores series realizadas por HBO en los últimos 25 años. El pasado octubre, el canal de cable estrenó el segundo ciclo de la producción, el que está compuesto por 10 episodios.

Esta nueva temporada, sigue desarrollándose en el mítico barrio de Luz, en San Pablo -región de Boca do Lixo, Brasil-, donde Vicente (Marcos Winter), Dora (Simone Spoladore) y Manolo (Adriano Garib) deberán sortear la represión de la dictadura mientras están envueltos en un lío de corrupción y chantaje.

El actor brasileño Adriano Garib, de 51 años, nos adelantó algo de lo que podrán disfrutar los seguidores de esta historia.

P: ¿Cuáles son las primeras impresiones que el espectador tendrá de la segunda temporada de Magnífica 70?

Adriano Garib: La primera temporada termina en 1973 y la segunda comienza en 1975. Entonces, cuando comienza, creo que, para el que sigue la serie, va a ser un choque, porque está todo muy en otro lugar, ¿no? La disposición de los peones de la historia cambió completamente en el tablero, las relaciones y todo lo demás. Entonces, el espectador puede decir: “¿Cómo? ¿Es la misma serie?”

Son los mismos personajes, ¿pero qué relaciones son esas? Y en el transcurso de la serie –y creo que esa es una de las grandes cualidades de la segunda temporada- todo se va aclarando en flashbacks que son orgánicamente vinculados a la trama.

P: ¿Y cuáles fueron sus primeras impresiones?

AG: El primer capítulo, las primeras escenas, los primeros acordes del primer episodio, las primeras escenas del primero capítulo. Cuando terminé, dije: “Un momento. ¿Qué está haciendo Manolo?” Creo que el juego comienza realmente feroz. Ya armamos el juego en la primera temporada. Entonces, en la segunda, puedes salir jugando cómodo, ¿no? Esos sujetos, para variar, están en un lío. Ellos todo el tiempo se meten en líos. Es una cosa de locos.

P: ¿Los creadores lograron sorprender aún más en esta segunda temporada?

AG: Sí, lo lograron. Y no solo lograron sorprender a los que siguen la serie, digamos, como espectadores, también fueron un poco más lejos, o independientemente del grado de relación que haya con la serie, también nos sorprendieron a nosotros. ¿Qué van a hacer después de una primera temporada como esa? ¿Cómo se le da continuidad a eso? ¿Cómo se desdobla? Claro que Cláudio Torres, que es nuestro showrunner, ya lo tenía en mente… Entonces, ya había algo armado, pero eso no significa nada, si consideraras que es necesario componer diez capítulos, de aproximadamente 50 minutos cada uno, con muchas cosas sucediendo para sostener esos nuevos desdoblamientos. El hecho de cambiar la toda disposición de las relaciones es muy interesante. Crea nuevas relaciones y relaciones impensadas, relaciones imprevisibles. Y tenemos también participaciones extraordinarias, que enriquecieron mucho la segunda temporada, actores como Mariana Lima, Taumaturgo, Bruce Gomlesvky, Leca Colasanti, Felipe Habib. Son actores de primer nivel. Entonces, entraron sumando mucho y dando mucha consistencia.

P: En la primera temporada, estaba Larsen. Entonces piensas: “Ahora que ya no está Larsen, la cosa va a mejorar”. Pero no.

AG: Los villanos fueron debidamente reemplazados. Nos encargamos de algunos villanos en la primera temporada y, ahora, tenemos, por lo menos, otros dos o tres villanos. Son tres, digamos… Son tres focos de problema para nosotros, ¿no?

P: Parece que la segunda temporada es más difícil para Manolo. En la primera temporada, lidiaba con el resquicio de El Tío y con Larsen. Ahora, Manolo está en medio de todo.

AG: Todos están en medio de todo, porque ahora Magnífica se convirtió en el epicentro que agrega cuatro personajes. Vicente, Dora, Isabel y Manolo. No hay eso de este núcleo, el otro núcleo. Ahora es un único núcleo: Magnífica, en torno de la cual todo sucede y como que cada uno se coloca ante esos problemas. Y además están los problemas entre ellos.

P: ¿Fue difícil meterse en la piel del personaje otra vez?

AG: Creo que no. Cuando vuelves, un año después, dices: “Dios mío, ¿y ahora?” Empiezas a leer los primeros capítulos, todavía te metes en el personaje. Entonces, ves que es una temporada más agitada, más loca, más insana, en el mejor sentido de la expresión. Ellos son más dramáticos y están más al límite que en la primera –más aún, si es posible, porque, en la primera, ya es muy evidente que son capaces de hacer cosas que, cuando las ves, dices: “No, no van a hacer eso”. Y lo hacen. Pero cuando te ves ante eso todo un año después, dices: “Ah, Dios mío, ¿y ahora?” Pero cuando te pones la ropa, vuelves a ese escenario, entonces, todo comienza a encajar.

P: Manolo y las mujeres. Vamos a hablar de eso en esta temporada. Dos ex y una actual, Manolo está a mil.

AG: Está entre las dos grandes mujeres, entre Isabel y Dora, que son dos grandes actuaciones también, que, en la primera temporada, llamaron mucho la atención, las personas se enamoraron de ese personaje que Simone Spoladore creó y por el que Maria Luísa Mendonça creó, ¿no es cierto? Por Dora e Isabel. Entonces, estar entre ellas no es fácil.

P: Siempre es un placer ver las películas de Magnífica.

AG: Sí, porque tienen esa ingenuidad, digámoslo así, aliada a un esfuerzo artístico enorme de parte de ellos para hacer que todo eso suceda. Creo el gran encanto de la serie es el hecho de que ellos hagan esas películas y nosotros seguimos la realización de esas películas. Sea cual fuera la función de esas películas. Puede ser simplemente una película que están haciendo porque quieren hacer una película o puede ser por alguna otra razón que esté por detrás de eso –que lo vemos mucho en la segunda temporada, como ya vimos en la primera–. Ellos hacen películas con segundas intenciones. También hay mucho de eso en la segunda temporada.

P: Hablando de la película “La máquina del amor”, es genial pensar que estás haciendo una película futurista en el pasado.

AG: Exactamente. Y tiene que ver con el estilo de lenguaje de la década de 70, que siempre que hablamos sobre eso aparece “Barbarella”, ¿no? Soy de 1965, entonces, de alguna forma, era un chico de diez, 12 años en esa época. Recuerdo esas cosas y es impresionante el sentido de science fiction que esa gente ya tenía y que nosotros intentamos obviamente recuperar y traer para acá. Entonces, “La máquina del amor” tiene mucho de eso… Es un juego de hacer una película futurista en la década del ‘70. Pero es sorprendente la cantidad de películas de ciencia ficción que había, que eran producidas en esa época que se convirtió en un estilo de lenguaje y que eran muy divertidas, muy sabrosas y muy inventivas desde el punto de vista estético. Hoy, las vemos como objeto de estudio.

P: Volviendo a Manolo, en la primera temporada, fuimos descubriendo que, por detrás de ese tipo rudo, era muy amoroso. Es el personaje más amoroso de la primera temporada y las personas hinchaban por él, hinchaban para que se quedara con Dora, Hinchaban porque el fuera feliz. ¿Está de acuerdo con eso? ¿Cómo está Manolo en la segunda temporada?

AG: Sin duda. Cláudio suele decir: “Manolo es el corazón de Magnífica”. Es el corazón de león, ¿no? Tiene esa manera de ser, pero es como dijiste: en la primera temporada, ya vemos como es humano, es pleno de humanidad, es muy amoroso, pese a ese personaje que él pone adelante, de rudo y todo lo demás. Es amoroso y profundamente correcto, honesto. Durante toda la segunda temporada, algo que ya había en la primera, pero que en la segunda se hace más evidente, es el primero a ponderar, es el primero en poner los pies en la tierra y decir: “Gente, ¿qué hacen? ¿Ustedes piensan lo que hacen? Eso es una locura. No va a salir bien”. O sea, es extremadamente lúcido, extremadamente práctico, pragmático y está extremadamente atento a las personas, y es muy amoroso, y los cuida a todos, se preocupa por todos. Creo que su única fobia en esta segunda temporada es Dora, y vamos a enterarnos por qué. Pero lo que es interesante es que, al mismo tiempo que le tiene miedo, se siente profundamente atraído y, de alguna forma, todavía quiere, ama a esa mujer y aún no entiende por qué se separaron. Eso todavía no está resuelto, ¿entiendes?

Pero eso que dijiste, esa característica tal vez haya sido el gran triunfo del personaje, o sea, desde el punto de vista de la concepción dramática y, probablemente, de ejecución, de dirección, ¿no? ¿Cómo le podemos infundir mucha humanidad a una piedra? Una piedra. No es del tipo que sonríe por cualquier cosa, ¿no? Y algo que también veremos en la segunda temporada y que a las personas probablemente también les resulte extraña es que, ahora, es un llorón. Es un contraste flagrante que semejante hombre, de ese tamaño, tan supuestamente macho, llore como un niño. También tiene algo de niño, una cierta ingenuidad, si se lo puede decir así. Una ingenuidad de pureza, de corazón puro. Y llora mucho, sufre mucho, a tal punto que se ponga en duda su supuesta hombría: “¿Qué te pasó? ¿No eras ese tipo rudo? ¿Qué te pasa que te estás ablandando?” Eso es muy gracioso.

MAGNÍFICA 70. Nova temporada. Domingos, às 22hs, na HBO. #hbobrasil #magnifica70 Still de @behr_dan

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P: Vamos a hablar un poco más sobre Manolo e Isabel. Isabel es un personaje que cambió profundamente. Se liberó y es muy seductora.

AG: La manera como Maria Luísa hace ese personaje es algo que no tiene explicación, así como Simone tampoco. En el caso de Manolo con Isabel, el contraste es flagrante. Después de toda la primera temporada, en la que era una mujer trabada, ella se libera. Llega su tiempo, que es la década del ‘70 -de liberación, de la mujer saliendo de su encasillamiento y diciendo a qué vino-, y la sobrepasa, porque se convierte en una mujer extremadamente lanzada. Y él siente celos, no entiende cómo puede ser capaz de mantener otras relaciones con otros hombres, pese a tener un compromiso conyugal con él.

Ella es más calculadora. Él es más corazón. Entonces, creo que verlos juntos es un placer muy grande. Es muy lindo ver a ese hombre, que es un hombre de su tiempo, la década del ‘70, macho, con una mujer que tuvo esa formación que tuvo, con esa familia. Ella está prácticamente sola, entonces está libre y liberada y extremadamente dispuesta a la vida para solucionar todos sus problemas y ser feliz. Ella no tiene miedo de hacer lo que se debe hacer. Eso define a Isabel. Y Manolo es muy gracioso, porque pondera todo el tiempo. No es un moralista, pero tiene una moral íntima muy sólida y eso contrasta mucho con esa cosa liberada de Isabel. Y es complementario. Entonces, me parece que ese es el gran encanto de la pareja.


P: ¿Y la relación de Vicente con Isabel?

AG: Él es más cerebral, tiene otra cosa. Es un hombre interesantísimo, sin duda alguna, pero creo que Manolo fue algo que se cruzó en el camino de Isabel. Me parece que lo que llamó la atención a Isabel de Manolo, además de que es un hombre viril y siempre dispuesto, es la cosa del cariño y de la atención y de su corazón gigante, que también veremos en la segunda temporada.


P: La serie fue exhibida en toda Latinoamérica. ¿Cómo fue para usted? ¿Tuvo alguna repercusión de fuera de Brasil, de amigos?

AG: Juan Palomino, que hace El Tío, dijo: “Vinieron a decirme que es de primer mundo, que es algo impresionante”. Las personas que vieron la serie, las que la siguieron de comienzo a fin, quedaron muy impresionadas, y están aguardando muy ansiosas la segunda temporada.

Las personas quedan impresionadas con la dirección de arte, de Yurika Yamasaki, maravillosa, la dirección de fotografía, de Rodrigo Monte y André Horta, maravillosa. Con la dirección de Carolina, Cláudio, Cláudia. Todos quedan muy impresionados.