Los nietos de Rainiero III y Grace Kelly quieren llevar al cine y la televisión la convulsa historia de su dinastía. Surgidos en el siglo XIV, se dice que son víctimas de un hechizo de una bruja que fue violada por uno de los antepasados más pérfidos de la familia reinante.

Durante siete siglos, la dinastía Grimaldi fue símbolo de sangrientos dramas, matrimonios desgraciados y reclamos de paternidad que acapararon los titulares.

El destino de la familia reinante de Mónaco ha sido tan trágico que muchos todavía creen en la “Maldición de los Grimaldi”. Y sus descendientes hoy quieren capitalizar el ‘hechizo’ y llevar su historia a la pantalla, en una película del estilo ‘The Crown’ que promete ser intensa.

Creada por el nieto del príncipe Rainiero III y de la mítica Grace Kelly, Pierre Casiraghi, y su esposa Beatrice Borromeo, la película podría revelar la verdad detrás de las dramáticas historias que la familia vivió a lo largo del siglo XX.

Según Variety, la pareja producirá ‘Monaco’ a través de su productora Astrea. El rodaje comenzará en 2024 y se espera que después expandan la franquicia a varias películas y series de televisión.

En declaraciones al mencionado sitio, el productor de cine francés Dimitri Rassam, que también trabajará en las películas, dijo: “Pensé que conocía esta historia, pero resulta que solo había arañado la superficie”.

Y conoce bien a la familia: Rassam es el esposo de Charlotte Cashiraghi, la hija de la princesa Carolina.

Rassam es consciente de que la dinastía Grimaldi tiene mucho material para una serie de televisión igual que “The Crown”, basada en la familia real británica.

“La verdadera historia de la fundación de los Grimaldi de Mónaco hace unos siete siglos es una de las historias más cautivadoras que tuve la oportunidad de descubrir gracias a la iniciativa de Beatrice, Andrea y Pierre”, dijo.

La maldición de los Grimaldi

Según una leyenda muy difundida, la Maldición de los Grimaldi se remonta al año 1297, cuando el primer Grimaldi, Francesco el Rencoroso, engañó a los defensores del principado disfrazándose de monje, solo para matarlos sin piedad.

Otros sugieren que el hechizo fue lanzado sobre la familia por una bruja después de que uno de los Grimaldi la secuestró y violó: “Nunca un Grimaldi encontrará la felicidad en el matrimonio”, exclamó, en una maldición que cobró sentido viendo que todos los sucesivos gobernantes y príncipes fueron muy desafortunados en el amor.

Nacido en 1923, el príncipe Rainiero tuvo una infancia amarga, marcada por los escándalos de sus padre, la princesa Charlotte y el conde Pierre de Polignac.

Pierre, quien fue seleccionado por su suegro Luis II, debería haber sido un esposo y padre modelo, pero en el palacio pronto quedó claro que era homosexual.

La pareja se separó discretamente a mediados de la década de 1920, y Pierre exigió que su sexualidad se mantuviera en secreto, antes de divorciarse oficialmente en 1930.

Según los informes, Charlotte mantuvo varios amantes durante su matrimonio, e incluso se mudó con uno de sus amantes después de separarse.

Rainiero III ascendió al trono siendo un joven príncipe de 26 años, en 1949, al morir su abuelo Luis II. Soltero de oro de Europa, se enamoró a primera vista de la oscarizada actriz estadounidense Grace Kelly y se casó con ella para convertirla en la princesa más glamorosa y bella del continente. Pero el cuento no era de hadas.

Grace Kelly nunca se arrepintió de la decisión que la alejó del mundo del cine estadounidense a una vida de realeza en Mónaco, aunque dijo: “La vida en Mónaco es como vivir en una pecera. Todos pueden ver cada movimiento que haces”.

“Pero eso no me preocupa. Si eres honesto y si eres sincero, vivir en una pecera no debería avergonzarte. Y no me pasa a mí”, añadió.

Después de la trágica muerte de Grace, en 1982, en un accidente tránsito en las peligrosas carreteras de Mónaco, Rainiero III nunca se volvió a casar y se sumergió en su trabajo.

La triste vida amorosa de las hijas de Rainiero y Grace

La vida amorosa de la princesa Carolina, la hija mayor de Rainiero y Grace, estuvo repleta de tristeza. Mientras estudiaba en la Sorbona de París, conoció y se casó con el playboy francés 17 años mayor que ella, Philippe Junot.

Para consternación de sus padres y de la realeza europea, la joven tomó su decisión, pero como era de esperar, no fueron felices y, después de dos años dramáticos, se divorciaron.

En 1983, un año después de la repentina muerte de su madre, Carolina se enamoró de Stefano Casiraghi, el hijo de un empresario italiano, y se casó con él estando embarazada.

Tuvieron tres hijos (Andrea, Charlotte y Pierre), pero la tragedia llegó cuando Stefano murió a los 30 años en una carrera de lanchas, cuando una ola golpeó su embarcación frente a la costa de Mónaco en 1990.

La impactante imagen de Carolina vestida de negro a los 29 años ante el féretro de su marido dio la vuelta al mundo.

Tardaría un poco más en volver a enamorarse, esta vez con un príncipe alemán descendiente de la realeza británica: Ernesto Augusto de Hanover, con quien tuvo una hija.

Después de sufrir serios problemas en el páncreas, que lo dejaron en coma en 2005, Ernesto Augusto no volvió a ser el mismo y dejó a Carolina a la par que protagonizaba escándalos provocados por su carácter irascible y su adicción a la bebida.

Separada, pero no divorciada, Carolina vive su vida como la abuela de varios niños, a los 66 años.

La oveja negra, la princesa Estefanía

Enfant terrible” de la familia, la princesa Estefanía llegó a ser acusada de causar el accidente de tránsito en el que murió su madre. Por entonces tenía 17 años y resultó gravemente herida.

En los años siguientes, mientras Rainiero III se ocultaba de la vista pública debido a su pena, la princesa protagonizó una serie de relaciones románticas que alimentaron a las revistas de chismes.

Estefanía se rebeló contra la realeza: quiso ser modelo y cantante, y estuvo vinculada a una serie de amantes famosos, incluidos Rob Lowe, Jean-Claude Van Damme y el ex arquero del Manchester United, Fabien Barthez.

En 1991 se enamoró de su guardaespaldas Daniel Ducruet, con quien tuvo dos hijos antes de casarse.

Rainiero III se mostró reacio a dar su consentimiento al matrimonio, pero finalmente abandonó su lucha para contemplar, con el paso de los meses, que tenía motivos para desconfiar del seductor Ducruet: una revista lo retrató con una joven modelo que anteriormente había ganado el título de Miss Nude en Bélgica.

En 1998, Estefanía tuvo una hija, pero nunca dijo quién era el padre. La niña, Camille, hoy una influencer de 25 años, identificó como su padre al ex guardaespaldas Jean Raymond Gottlieb, quien se cree que era el jefe de seguridad de Estefanía.

Años después, la princesa se fugó con un entrenador de elefantes para vivir en un circo con sus tres hijos, antes de regresar a Mónaco.

La siguiente relación de Estefanía fue con el acróbata de circo portugués Adans López Peres, casi diez años menor que ella, con quien se casó. Ninguno de sus tres hijos o hermanos asistieron a la boda.

Aunque un amigo de la pareja dijo que “el amor los golpeó a ambos como un rayo”, se hartaron el uno del otro en apenas 10 meses.

Alberto II: hijos ilegítimos y una esposa “triste”

Alberto II, el único hijo varón de Rainiero III y Grace, ascendió al trono en 2005, meses antes de verse obligado a reconocer la existencia de dos hijos nacidos extramatrimoniales.

El primero fue Alexandre, cuya madre era Nicole Coste, una ex azafata de Air France de Togo. La segunda es Jazmin Grace, resultado de un romance con Tamara Rotolo, una agente inmobiliaria estadounidense.

Ante el clamor de los residentes de Mónaco por un heredero de la dinastía que asegurara la supervivencia del principado, Alberto II se casó a los 53 años con la nadadora olímpica sudafricana Charlene Wittstock.

La boda de tres días, repleta de invitados VIP y con un costo de casi 70 millones de dólares, se celebró en medio de preocupantes rumores.

Se decía que Charlenne había intentado fugarse de Mónaco antes del casamiento, pero fue detenida por la policía y devuelta al palacio.

Durante la boda, las cámaras mostraron a Charlene triste y llorando, mientras el príncipe apenas la miraba, lo que generó muchas especulaciones.

Más adelante, la princesa Charlene confesaría que se sentía “muy sola” en Mónaco.

En 2021, Charlene abandonó Mónaco para refugiarse en Sudáfrica, justo cuando surgió otra demanda de paternidad para Alberto II.

Pasó la mayor parte de ese año lejos de su esposo e hijos en su país natal después de contraer una infección de oído, nariz y garganta. Poco después de su regreso a Mónaco, fue internada en un centro de tratamiento psiquiátrico en Suiza por agotamiento, tanto “emocional como físico”.

Hoy, los hijos de Alberto y Charlene, el príncipe Jacques y la princesa Gabrielle, son el futuro de la dinastía Grimaldi.