Un completo protocolo se preparó para despedir a la reina más longeva que ha tenido el pueblo británico y su sucesión representa un nueva era en la Familia Real Británica que estará a cargo de su hijo el príncipe Carlos.

La sucesión de la reina Isabel II debe ser una de las grandes preocupaciones de la organización que está detrás de la Familia Real Británica.

Esto porque la popularidad con la que cuenta la monarca más longeva del Reino Unido es algo difícil de alcanzar para cualquiera de los que están en la línea para tomar el trono.

La reina ya está en los 95 años, con 69 años de ellos en el cargo, y pese a que no se siente anciana (rechazó recientemente un premio a la “Anciana del año”) todo hace pensar que le queda poco tiempo como monarca.

A su avanzada edad se suma la muerte de su compañero de vida, el príncipe Felipe de Edimburgo, lo que supone un peso a la vida de la reina que siempre se vio muy cercana del que fuera su marido y consorte, pero también el puntal para que ella pudiera realizar sus labores como reina.

Ahora, el cuestionamiento es quien tomará la corona una vez que la reina Isabel II deje de estar en el trono, será Carlos o William quien intente cautivar al pueblo británico.

El protocolo establecido para el fallecimiento de la Reina Isabel II

Llevar 69 años en el cargo le ha dado a Reina Isabel II un papel relevante en la historia no sólo del pueblo británico, sino que también del mundo.

A sus 95 años goza de una popularidad que muchos jefes de estado querrían, gobernando en toda la
Commonwealth o Mancomunidad de Naciones que une a 54 países, aunque cuando comenzó su reinado en 1952 eran sólo 7 los que la componían.

Según destaca el académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, Luis Clemente Quijada, el protagonismo que tiene la reina de Inglaterra es fácil de entender si pensamos por un lado que tiene muy buena salud y pensamos que por otro también, que una parte significativa de la sociedad inglesa no está tan a favor del sistema monárquico como de la reina Isabel.

Añade en su declaración “la corona británica es consciente de que parte de su popularidad no se debe a que el pueblo inglés sea un ferviente monárquico, sino a que tiene una muy buena imagen de la reina actual, entonces sabe que una parte del apoyo a la monarquía se podría perder en el momento de que esa figura, que es casi venerada, desaparezca”.

La importancia de su figura implica pese a su avanzada edad no haya abdicado, pero que también exista todo un protocolo dispuesto para el día en que muera, protocolo que se conoce como la “Operación Puente de Londres”.

En septiembre, Politico, reveló el plan que se llevará a cabo horas después de la muerte de la reina y que se actualizó a los tiempos, considerando incluso una estrategia digital, algo que no se había considerado previamente.

Según comentó el medio, esto incluirá un apagón temporal de las redes sociales de la Familia Real, algo diferente de lo que ocurrió para para muerte del príncipe Felipe de Edimburgo fueron precisamente las redes sociales las que anunciaron la muerte del esposo de la reina Isabel y posteriormente donde se le rindió una serie de homenajes, además de incluir contenido de su funeral.

Aunque donde sí se publicará información es en la web principal de la Familia Real, donde se pondrá una página en negro en señal de luto con un breve comunicado que confirmaría la muerte de Lilibeth, así como en la web del gobierno británico y las páginas sociales de las instituciones asociadas.

“London Bridge is down” es la conocida frase con la que se informará de la situación al Jefe de Estado británico, en este momento Boris Johnsson, a través de una línea segura para que se difunda el comunicado a los gobiernos donde la Reina Isabel aún es la jefa de Estado oficial, así como los lugares donde tiene una representación política.

Según informó Vanity Fair, respecto de la prensa, “se compartirá con la Press Association de Reino Unido y, después, con el resto de medios a nivel mundial.

Las televisiones públicas deberán contactar con la BBC1 y, aunque las cadenas privadas no tienen obligación de hacerlo, probablemente lo harán. Se cancelarán temporalmente todos los programas humorísticos y el código de vestimenta de los presentadores será estricto”.

Aunque el escenario será muy diferente respecto de donde muera, si es fuera del Reino Unido, será trasladada en un avión hasta Londres, pero si muere en su residencia de Sandringham en Norfolk, volvería a la capital de Inglaterra en un auto fúnebre.

Sin embargo, el escenario más complejo es si fallece en el Castillo de Balmoral en Escocia, donde acostumbra a pasar tres meses al año, en ese caso se realizarán varios ritos escoceses antes que su cuerpo vuelva a Londres.

El duelo para su reino durará 12 días, que culminará con el funeral de la reina, durante los cuales hay toda una serie de eventos que se realizarán en torno al velorio de la monarca, que incluiría que los propios británicos puedan asistir a rendir homenaje a Isabel II, aunque considerando la pandemia, podría cambiar radicalmente.

¿Quién sucederá el trono?

Según relató Luis Clemente, es el hijo mayor de la reina Isabel quien asumirá la corona una vez que muera, indicando “Lo cierto es que sea popular o impopular es el actual príncipe Carlos quien sea coronado como rey, después el decidirá si abdica, como hizo por ejemplo el rey de España por los problemas que había entorno a algunos casos de corrupción y su avanzada edad”.

La sucesión de Carlos en el trono implicará otra operación para la Familia real, uno que ya tiene nombre y se denomina “Operación Spring tide” u “Operación Marea de Primavera”.

A las 11 de la mañana del día siguiente de la muerte de la reina Isabel II, el príncipe Carlos será proclamado como rey y posteriormente tendrá una audiencia con el Primer Ministro Británico, la que será exclusivamente con él y su gabinete, pero sin que sus esposas los puedan acompañar, señaló El Mundo.

Al tercer día, Carlos quien ya actuará como rey comenzará una gira por el Reino Unido visitando Escocia, Gales e Irlanda del norte, para participar en ceremonias que honrarán a su madre.

Pero, qué sucederá con Camilla, la actual duquesa de Cornuales, a quien no se le otorgó el título de “Princesa de Gales” una vez que se casó con Carlos, ya que pertenece a Diana, la ex esposa del príncipe, quien falleció en 1997.

Según indicó Vanity Fair, la mayoría de los expertos creen que se convertiría automáticamente en reina consorte, pero aún no está claro cuál será la decisión de Carlos y si nombrará reina a Camilla, considerando que elegirla “princesa consorte” podría resultar un paso en falso y significar una humillación para la duquesa, ya que sugeriría que no está preparada para el cargo.

Otra duda que también mantiene en vilo al mundo es si pese a todo, el príncipe Carlos asumiría su cargo, considerando que no posee la popularidad de su madre y ya va directo a los 73 años en un par de días.

A juicio de Clemente la posibilidad de que asuma es real y no abdicaría en favor de su hijo Guillermo, el académico de la Universidad de Chile destaca “yo creo que sí, lleva preparándose o esperando ese momento mucho tiempo, de hecho nos podemos basar para afirmar que el sí tiene esa inclinación es que él si cumple con todos los actos de protocolo a los que debe asistir”.

Otra cosa que afirma respecto de Carlos es que nunca se ha negado a asumir sus compromisos reales, especialmente luego de que su padre, el príncipe Felipe de Edimburgo se retiró de la vida pública, dio un paso atrás, y luego ya falleció.

Además, menciona que “nunca se ha visto con pocas ganas de participar, así que en principio no hay ningún indicador de que no pueda asumir”.

En caso de que el príncipe decline de la opción de reinar, será su hijo, el príncipe Guillermo quien asuma la corona, lo que supondría un rejuvenecimiento para la monarquía británica.

Esta movída podría suponer una mejora en los índices de popularidad de la Familia Británica, de la mano de la popularidad que levanta el príncipe y si esposa, Kate Middleton, quien ha trabajado durante 10 años para llevarse el corazón de su pueblo, algo que a juicio de varios ha funcionado perfecto.