Alexander McQueen se quitó la vida en 2010, sólo nueve días después de la muerte de su madre. Tenía 40 años y su carrera se encontraba en su punto de gloria, sin embargo, no logró conquistar su lucha contra la depresión y la ansiedad.

La mañana de ese jueves 11 de febrero, el diseñador de moda consumió cocaína, tomó varias píldoras para dormir y ansiolíticos, los que no calmaron su pena. Solo y angustiado, McQueen decidió cortarse las muñecas, pero cuando esto no funcionó, optó por colgarse en el clóset del cuarto de invitados de su departamento en Londres.

El cuerpo de McQueen fue encontrado por uno de sus empleados junto a una vela que seguía encendida. De inmediato llamó a los paramédicos, quienes lo declararon muerto en el lugar. La policía más tarde examinó el lugar, donde encontraron un libro titulado El origen del hombre, de Wolfe von Lenkiewicz, dentro del cual había una nota para su familia. “Por favor, cuiden de mis perros. Lo siento, los amo. PD: Entiérrenme en la iglesia”, decía parte del mensaje.

La decisión del artista impactó al mundo de la moda, pero no tanto a su familia. El hombre había tenido dos intoxicaciones con medicamentos previamente y durante sus últimos días tuvo pequeños gestos de despedida con ellos.

Alexander McQueen
Alexander McQueen

El 8 de febrero, habló con su sobrino Gary, y le pidió que creara una lápida para su madre con un ángel en su diseño. Luego llamó a su hermana, Janet, y le dijo que la amaba.

Al día siguiente, conversó con la modelo Annabelle Neilson, a quien le pasó su billetera y explicó que necesitaba una nueva, y le entregó una fotografía de él con uno de sus perros. Finalmente le escribió a un cercano en Nueva York, dándole las gracias por ser siempre un buen amigo.

En retrospectiva, algunas de sus acciones pudieron indicar que algo andaba mal con el hombre, sin embargo, la personalidad extremista y cambiante de McQueen, hizo que las alertas de sus cercanos no se encendieran.

Alexander y su madre
Alexander y su madre

Del bullying a la gloria

Alexander McQueen nació en 1969 en Londres y en el seno de una familia trabajadora de clase media. Su padre era taxista y su madre profesora de ciencias sociales, quien siempre apoyó a sus cinco hijos en todos los proyectos que se proponían. De hecho, fue ella quien impulsó a Lee (como apodaban al modisto) a atreverse a diseñar.

Durante su infancia siempre estuvo encantado de crear ropas para sus hermanas, utilizando incluso el dinero de su mesada para comprar las telas.

Pero mientras en casa contaba con el cariño y protección de su familia, en el colegio las cosas eran muy diferentes. Alexander sufrió bullying debido a que siendo muy joven reconoció que era homosexual, lo que no fue aceptado por sus compañeros de colegio.

Aunque nunca ocultó su identidad, sí guardó otro secreto que sólo reveló cuatro años antes de morir. A los nueve años, el diseñador fue víctima de abusos sexuales en reiteradas ocasiones por parte del exesposo de su hermana mayor, Janet, a quien el hombre también maltrató. De hecho, a ella la golpeaba con tal fuerza que le provocó dos abortos.

“Cuando me lo dijo fue un shock. Todavía lo es. ¿Cómo es posible que yo no me diera cuenta? El día que me lo contó fue durísimo. Imagínate, vivir durante tantos años y un día descubrir algo tan horrible como eso. Al principio no te lo puedes creer. Claro que me siento culpable. ¿Quién no se sentiría así?”, señaló Janet en una sincera entrevista con The Times.

Alexander McQueen
Alexander McQueen

De hecho, la mujer cree que todo lo que McQueen vivió con su abusador, lo llevó a enfocarse en el diseño y crear ropa “que haga que las mujeres que la llevan asusten a la gente”.

“No quiero sonar pretenciosa pero es muy posible que la razón sea precisamente que los abusos le inspiraran en ese sentido. Él era muy joven cuando vio que a mí me pegaba mi marido y cuánto mas joven eres más te impactan las cosas que vives. Yo era una especie de referencia para Lee porque era la mayor, aunque obviamente he resultado ser la más débil por todo lo que ocurrió pero Lee, lo que tuvo que sufrir”, agregó.

A los 16 años optó por dejar el colegio y comenzó a trabajar en Savile Row, una calle del distrito londinense de Mayfair, famosa por ofrecer trajes de hombres hechos a la medida. Allí comenzó a aprender sobre confección y diseño.

En los años 90, ingresó a la prestigiosa escuela St. Martins College of Art & Design de Londres, donde coincidió y destacó junto otros grandes de la moda de su época como John Galliano o Stella McCartney.

Su proyecto final fue una muestra de lo que vendría después. McQueen se inspiró en la historia de Jack el Destripador, llamando la atención de inmediato de la estilista londinense Isabella Blow, quien no sólo le ofrecería trabajo, sino que también su amistad.

McQueen y Blow | Roxanne Lowit
McQueen y Blow | Roxanne Lowit

Una dolorosa traición

Blow se convirtió en su principal admiradora y ayudó a que el diseñador tuviese un nombre dentro de la industria. Lo promocionaba con sus amigos y lo puso en la mira de grandes figuras. En octubre de 1996, tras ganar el premio al mejor diseño del año e iniciar su propia marca, McQueen se convirtió en la cabeza del equipo de diseño de Givenchy, reemplazando a Galliano.

Pronto el éxito comenzó a subirse a la cabeza de Alexander, siendo Izzie la más perjudicada. Pese al apoyo que ella le brindó, él solía aprovecharse de su amistad, le jugaba bromas pesadas e incluso la humillaba. Según el diario español El País, en una ocasión cortó pedazos de tela y cuando ella llegó a su departamento le dijo que era su última creación. Ella, por supuesto, lo felicitó y le dijo que le encantaba, mientras que el diseñador y un amigo de este, explotaban en risas.

En el 2000, McQueen cerró un trato con Gucci, que absorbió la firma del inglés, permitiéndole tener más libertad para diseñar y, por supuesto, abandonar Givenchy, que según él limitaba su creatividad.

Todos los amigos y trabajadores del empresario fueron contratados para su nuevo proyecto, excepto una: Isabelle Blow, a quien simplemente le regaló un vestido.

Vogue.fr
Vogue.fr

Esto fue un gran golpe para la inestable estilista, quien lo asesoró y ayudó a negociar el trato. Deprimida desde hacía años, Blow terminó quitándose la vida en 2007, bebiendo una botella de insecticida. Tenía 48 años.

En el funeral de la mujer, McQueen se lamentaba por no haber hecho más y comenzó a sentir mucha culpa por la crueldad con la que la había tratado, además comenzó a obsesionarse con la vida después de la muerte y el suicidio.

Pero mientras su mente comenzaba a perturbarse, su carrera no podría haber ido mejor. Su diseños llamativos y transgresores comenzaron a dar la vuelta al mundo y convertirse en los favoritos de algunas celebridades.

Anarquista y antimonárquico, en 2003 la reina Isabel II le entregó el título de Comandante de la Orden del Imperio británico, que recibió de mala gana en el palacio de Buckingham, sólo para complacer a sus padres.

McQueen
McQueen

Las sombras del éxito

Tras el trato con Gucci, McQueen no dejó de trabajar y lanzaba cuatro colecciones al año, más otra que sacaba para sí mismo, según consigna el diario español. Todo esto lo convirtió en millonario, sin embargo, también tuvo que pagar un alto precio.

El hermano de McQueen, Tony, aseguró que estaba muy preocupado por él, pues incluso solía dormir en una cama en su oficina. “Hablaba de todo este dinero que tenía, pero nunca iba a casa. Tan pronto como terminaba una colección, tenía que comenzar otra”, señaló al diario inglés Daily Mail.

Se volvió obsesivo, déspota, egoísta y comenzó a consumir cocaína cada vez más frecuentemente. Para quienes trabajaban con él no era raro verlo insultando a sus ayudantes e incluso a las modelos que desfilaban sus diseños. De hecho, muchos aseguran que McQueen odiaba a las mujeres, lo que se hacía notar en sus colecciones y el exceso de feminidad.

A esto se sumaba el evidente desagrado con su propio cuerpo. Subía y bajaba de peso de forma peligrosa. En su periodo de más trabajo tenía una pésima alimentación con grandes consumos de alcohol que fueron poniendo en jaque su salud. Y aunque se sometió a varias liposucciones e incluso se puso un balón gástrico, nunca consiguió conformarse con quien era.

Paralelamente, sus problemas de drogas se fueron agudizando y pronto comenzó a probar diferentes tipos de estupefacientes, incluyendo cristal, una metanfetanima de efectos devastadores sobre el físico y la mente.

McQueen
McQueen

Según el diario español ABC, McQueen incluso le confesó a otro diseñador que quería suicidarse sobre la pasarela de su última colección. Su idea era encerrarse en una cabina irrompible y darse un disparo en la cabeza, demostrando lo mal que esta patológicamente.

“Hacia el final del espectáculo, él saldría de debajo de la tierra y se pegaría un tiro, así que todos su cerebro caerían por el cristal”, señaló en una antigua entrevista Sebastian Pons.

Cuando el artista informó de su conversación a los directivos de la firma del inglés, “le contestaron que era lo habitual, nada especialmente grave”.

Su vida privada también era un desastre. Tras un año de matrimonio con George Forsyth, dejó de tener relaciones estables y se volvió promiscuo, llegando a pagar casi 200 mil pesos chilenos por sexo. Años después de haberse quitado la vida, también se supo que era portador de VIH.

“Yo estaba preocupado porque estaba completamente fuera de sí”, señaló su amigo de la juventud Billy Boy al diario inglés. “-Las drogas- Sacaba a una persona completamente diferente dentro de él, como un demonio tratando de escapar desatado”, agregó.

Finalmente tras años de vivir con adicciones y problemas mentales, el diseñador decidió poner fin a su angustia y se quitó la vida.

Pero más allá de las sombras que cubrieron su vida, McQueen hizo historia en la moda con diseños que bordeaban la locura, pero que definitivamente eran arte.

Entre las famosas que eligieron y siguen eligiendo sus prendas se encuentran Sarah Jessica Parker, Lady Gaga e incluso la clásica Kate Middleton, cuyo vestido de novia fue confeccionado por esta casa de modas.

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