El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, culpó el martes a opositores de desbaratar un plan de desarrollo hotelero con la marca Trump Tower, vinculado al yerno de Donald Trump, Jared Kushner.
Las propuestas para transformar el antiguo cuartel general del ejército yugoslavo, un preciado monumento al bombardeo de la OTAN de 1999 que lo dañó, se habían topado con una férrea oposición.
¿Qué dijo Vucic sobre el proyecto del hotel Trump Tower?
El presidente serbio, nacionalista y populista, criticó duramente a quienes se opusieron al proyecto y los responsabilizó por destruir una inversión de “al menos 750 millones de euros” (US$880 millones).
“Como Estado y como nación, somos los grandes perdedores”, declaró Vucic a los medios de comunicación en Belgrado.
“Ahora nos quedaremos con un edificio destruido, y es solo cuestión de tiempo antes de que empiecen a caerse ladrillos y otras piezas, porque nadie volverá a tocarlo”.
El fiscal serbio contra el crimen organizado publicó esta semana un escrito de acusación contra el ministro de Cultura, Nikola Selakovic, y otros tres funcionarios por presuntamente cometer actos ilegales al retirar al edificio del Estado Mayor la condición de “bien cultural”, requisito indispensable para la construcción.
El complejo había sido declarado patrimonio cultural protegido en 2005.
Un proyecto controvertido
La firma de inversión Affinity Partners, vinculada a Kushner, confirmó al Wall Street Journal que se alejaba del polémico proyecto hotelero e inmobiliario después de semanas de protestas en la capital serbia.
“Los proyectos significativos deben unir en lugar de dividir, y por respeto al pueblo de Serbia y a la ciudad de Belgrado, retiramos nuestra solicitud y nos retiramos por el momento”, declaró al periódico un portavoz de la firma.
El proyecto contemplaba tres torres de gran altura, incluyendo un lujoso hotel “Trump Tower Belgrade”, apartamentos y un museo.
Partidos de la oposición, grupos cívicos y la asociación de arquitectos de Serbia se opusieron al proyecto, argumentando que era ilegal y que el sitio debía preservarse tanto por su valor arquitectónico como por ser un monumento conmemorativo del bombardeo de la OTAN.
Medios independientes también informaron que los contratos previstos habrían transferido, en la práctica, valiosos terrenos en el centro de la ciudad a la familia Trump a un coste mínimo o nulo.