La economía de Afganistán se contraerá al menos un 7% tras la suspensión de la ayuda humanitaria procedente de Estados Unidos ordenada por el presidente estadounidense, Donald Trump, que hasta ahora suponía una de sus principales fuentes de ingresos, según un informe.
La publicación del Centro de Desarrollo Global (CGD, en inglés), un laboratorio de ideas estadounidense, identificó a Afganistán como uno de los ocho países más sensibles al cese de la asistencia de la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid), de Estados Unidos, que hasta ahora aportaba casi el 35% de la ayuda internacional que recibía este país asiático.
El resto de países especialmente vulnerables son Sudán del Sur, Somalia, República Democrática del Congo, Liberia, Sudán, Uganda y Etiopía.
En el caso de Afganistán, el único país no africano de la lista, el informe desveló que si la pausa de los fondos estadounidenses, siguiendo una decisión de Trump, se extiende por un año, el producto interior bruto (PIB) del país asiático caerá por lo menos un 7%.
Afganistán ha tenido una gran dependencia de la ayuda internacional en las últimas décadas, tras múltiples guerras, pero esta necesidad ha aumentado tras la llegada al poder de los talibanes en agosto de 2021.
El ascenso de los fundamentalistas ha sumido al país en un aislacionismo casi absoluto, y profundizado la crisis económica y humanitaria que lo asolaban.
Para evitar un escenario más desastroso tras el fin de los fondos de la Usaid, el CGD destacó la importancia de que otros donantes aumenten sus contribuciones a Afganistán y el resto de países, aunque sostiene que “el apoyo estadounidense es demasiado grande para ser reemplazado por completo”.
La Unión Europea -y especialmente Alemania- son los siguientes mayores contribuyentes a la economía de Afganistán.
La asistencia financiera de Estados Unidos hacia Afganistán en los últimos tres años supera los 3.000 millones de dólares, según datos del Gobierno estadounidense.
Estos fondos no solo van a parar a asistencia humanitaria, sino también a programas para la salud, y el desarrollo económico y educativo, entre otros.
Sin embargo, el Gobierno de facto de los talibanes ha minimizado recientemente el impacto de la ayuda que el país recibía de Estados Unidos, asegurando que gran parte de los recursos financieros se emplearon “para sus propios gastos” en lugar de en ayuda humanitaria.