Durante dos semanas, un grupo de 16 estudiantes de macroeconomía de la Universidad de Dartmouth de New Hampshire, en Estados Unidos, visitaron Chile y Argentina a fin de conocer de primera mano los efectos que las políticas financieras de ambos países han tenido sobre sus naciones.

No es un secreto que Chile y Argentina han tenido desempeños muy dispares en las últimas décadas. Mientras nuestro país se mantiene en los primeros lugares latinoamericanos de estabilidad y competitividad analizados por organismos internacionales como el Foro Económico Mundial, Argentina mantiene altos niveles de riesgo y endeudamiento que afectan su economía.

“Quisimos comparar a estos países vecinos: Argentina, que cumple un siglo de declive, y Chile, una estrella en potencia. La meta de este curso era demostrar cuanta diferencia hacen las buenas políticas económicas”, señaló a su revista universitaria el profesor de Economía y líder del viaje, Douglas Irwin.

Para ello los estudiantes pasaron una semana en Chile y otra en Argentina, donde se reunieron con diferentes personalidades, desde el ministro de Economía de nuestro país, Felipe Larraín, hasta el gerente general para el Cono Sur de Uber, Mariano Otero, pasando por el director ejectuvo de Start-up Chile, Sebastián Díaz.

“Esto podrías enseñarlo dentro de un salón de clases y los alumnos tendrían una cierta perspectiva, pero para realmente conocer el impacto de las políticas macroeconómicas, debes ver por ti mismo las diferencias y reunirte con las personas que viven en esas economías. Es realmente esclarecedor para los estudiantes”, señaló la también profesora, Marjorie Rose.

El grupo se enfocó en analizar una multitud de factores económicos, como la presencia de mujeres en la fuerza laboral, inequidad salarial, pensiones, emprendimiento y entorno de negocios, entre otros. ¿El resultado? Chile se mostró como una economía estable y de crecimiento permanente, contra una Argentina de economía volátil e inestable.

Sin embargo hubo un factor económico donde Chile resultó fuertemente derrotado por Argentina.

“Pensamos que lo mejor estaba en Chile. Pues bien, cuando se trata de emprendimiento, Argentina tiene la ventaja porque la cultura chilena privilegia la estabilidad y le tiene miedo al riesgo. En Chile está mal visto arriesgarse. En tanto en Argentina todos fallan, el gobierno falla, incluso los bancos fallan. Y dado que siempre existe este riesgo e incertidumbre, los argentinos aman arriesgarse o al menos son muy tolerantes al riesgo, lo que nutre el espíritu emprendedor. Fue muy interesante observar este contraste”, manifestó Zachary Port, uno de los estudiantes en el grupo.

“A quienes controlan este país no les importa nadie”

No es la primera vez que Chile se ve criticado por su falta de aventura en los negocios. En 2011, el inversionista israelí Arnon Kohavi hizo una dura reseña de nuestro país al momento de abandonar sus negocios en él.

Según Kohavi, el clima empresarial en Chile no favorece el emprendimiento debido a que los grupos económicos priorizan la explotación de recursos naturales antes que el desarrollo científico o tecnológico.

A estas (pocas) familias (controladoras) no les importa nada ni nadie (los jóvenes, los pobres…) fuera de su dinero. No tendrían por qué importales: los recursos naturales del país (el cobre, etc) son una desventaja aquí porque significa que los ricos no tienen que trabajar duro. En ese sentido el modelo asiático es mejor porque se enfoca en la exportación de bienes manufacturados”, indicó a la revista TheNextWeb.

Precisamente, Kohavi mencionó cómo en Chile en realidad no existen los capitalistas de riesgo, una crítica que resurgió tras la compra de la aplicación Cornershop por parte de Walmart en septiembre pasado, debido a que fue ignorada por los empresarios locales.

“Mientras la mayor parte de los capitalistas de riesgo en Silicon Valley creen en una relación donde todos ganan, los capitalistas chilenos exigen demasiado a la hora de firmar acuerdos. Están efectivamente destruyendo la motivación de los emprendedores, lo que es muy lamentable”, dijo el inversionista israelí.

“Y para mí, también es un problema de mentalidad. Lo que en Chile se conoce como capitalistas de riesgo son en realidad financistas privados, es decir, banqueros en sus trajes con especialización en finanzas y muy poco conocimiento del emprendimiento”, sentenció Kohavi.