Hace unos días surgió un brote de coronavirus en una residencia de adultos mayores en Quilicura, en la que un porcentaje de ellos resultó con test de Reacción en Cadena de Polimerasa ―PCR por sus iniciales en inglés― “indeterminado”. Esta situación es más común de lo que se cree, según explica el virólogo de la Universidad Autónoma de Chile, Dr. Nicolás Cifuentes.

PCR es una técnica de laboratorio utilizada para amplificar secuencias de material genético. Permite detectar el material genético viral presente en una determinada muestra, y se utiliza porque tiene una alta sensibilidad.

“Podemos detectar una muy baja cantidad del virus, esto inmediatamente quiere decir que esa persona está contagiada. A pesar de su eficacia, algunas veces no proporciona datos concluyentes y entonces se solicita repetición de la toma de muestra. La prueba inicial se es calificada como «indeterminada» que es lo que ocurrió en el caso de Quilicura”, indicó el especialista.

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“Esta indeterminación puede deberse a diferentes factores «principalmente por cantidad y calidad de la muestra, la que puede estar contaminada con restos de sangre o demasiada mucosidad. Estas contaminaciones pueden afectar la técnica de PCR. Es necesario, por lo tanto, repetirla”, agregó.

Esto se da porque la muestra es extraída desde la nasofaringe o bucofaringe, a través de la fosa nasal, llegando hasta el fondo. Es un proceso molesto para el paciente, por lo poco accesible que se encuentra esta zona. Por esto es necesario que sea tomada por un especialista.

Diferencias entre PCR y test rápidos

La PCR es el diagnóstico estándar a nivel internacional, pero es un proceso lento, complejo y que solo algunos laboratorios certificados pueden realizar. Como ya se señaló, detecta presencia de material genético de los patógenos, el ácido nucleico del coronavirus, ARN en este caso.

En cuanto a los test rápidos, a través de una muestra de sangre se buscan los anticuerpos que el sistema inmune de las personas produce frente al virus. Los resultados están en aproximadamente 15 minutos.

“Si solo se considera el tiempo que tarda esta técnica, es lógico querer utilizarla, más en la situación actual de pandemia, pero la respuesta del cuerpo a la infección no es inmediata, demora en generar los anticuerpos (inmunoglobulinas). La mayoría de los trabajos disponibles indican que recién al día 7 post-infección aproximadamente, podrían ser detectadas las inmunoglobulinas M (IgM) y por sobre los 14 días se podría detectar las inmunoglobulinas G (IgG)”, complementa la Dra. Loreto Fuenzalida, viróloga de la misma casa de estudio.

“El problema de esto es que según cuáles y cuántos tipos de anticuerpos estén presentes, podría ser que la persona está cursando la infección o corresponde a una infección ya resuelta, o sea que ya pasó, y además no implica en todos los casos que la persona no esté aún con el virus en su cuerpo”, añade.

Por tanto, no son los más aconsejables para hacer el diagnóstico de una infección de solo días de evolución. “Sirve principalmente para estudios de tipo epidemiológicos, para estudiar cuántas personas estuvieron en contacto con el virus”, agrega la investigadora.

Cabe destacar que estamos hablando de una patología nueva, y lo que se sabe varía día a día. “Entendemos la impaciencia de las personas, pero necesitamos evidencia científica para la toma de decisiones. Aún no sabemos cuánto tiempo permanecen los anticuerpos contra el virus en la sangre. En cualquier caso, siempre, ante la duda de poder estar contagiado, la receta es la misma: aislamiento”, finaliza la especialista.