El coronavirus es el tema del momento, no hay duda al respecto. Pero no es la primera vez que la humanidad se ve enfrentada a este tipo de patógenos, para los cuales podría haber habido alguna vacuna hace años, aunque a nadie nunca le importó. Hasta ahora.

Corría 2002 y la enfermedad que fue bautizada como SARS, producida por un tipo de coronavirus, afectó a 29 países, infectó a casi 10 mil personas y mató a cerca de 800 pacientes debido a complicaciones respiratorias.

Diez años más tarde, en 2012, surgió otro coronavirus: el MERS. En su peak se circunscribió completamente en Medio Oriente y a la fecha, de acuerdo a la OMS, ha ocasionado 2.494 casos y 858 muertes en 27 países.

Según consignó BBC Mundo, como ambos brotes fueron controlados relativamente a tiempo y afectaron a zonas específicas, los gobiernos, las autoridades sanitarias y los laboratorios no consideraron financiar o llevar a término los estudios de vacunas que fueron realizados o encargados.

Bueno, hoy el panorama es diferente.

La carrera por encontrar una cura para el SARS-CoV-2 está en plena marcha y tanto Asia, como Europa y Estados Unidos luchan por llegar primero a la meta, que incluso tiene al inmunólogo Jacob Glanville barajando lanzar un anticuerpo antes que cualquier inmunización.

No obstante, fueron decenas de científicos y profesionales de la salud de todo el mundo los que, pese a la falta de interés, siguieron intentando proveer una cura al respecto.

Tal fue el caso del Centro para Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas, quienes en 2016 produjeron una inoculación para el SARS.

“Habíamos terminado los ensayos y habíamos pasado por el aspecto crítico de crear un proceso de producción de la vacuna a escala piloto”, dijo al citado medio María Elena Bottazzi, codirectora de la Escuela Nacional de Medicina Tropical del Colegio Baylor de Medicina de Houston, mismo cargo que ostenta en el centro en cuestión.

“Entonces fuimos a los NIH (Institutos Nacionales de Salud de EEUU) y les preguntamos: ‘¿Qué hacemos para mover rápido la vacuna a la clínica?’ Y nos dijeron: ‘Mira, ahorita no estamos ya interesados’”, recordó.

Susan Weiss, profesora de microbiología de la Universidad de Pensilvania, recordó que entre 7 a 8 meses después del fin de la epidemia los agentes que debían apoyar la investigación de curas “perdieron interés de inmediato en el estudio de los coronavirus”.

“El SARS afectó principalmente a Asia, con unos casos en Toronto, pero no llegó a Europa como este nuevo coronavirus. Después surgió MERS, el segundo coronavirus humano virulento, y ese quedó casi totalmente confinado en Medio Oriente”, recalcó.

“Después se disiparon los coronavirus y el interés por ellos. Hasta ahora. Y realmente creo que debíamos haber estado mejor preparados”, sentenció la académica a la cadena londinense.

Si bien es cierto que Bottazzi y compañía prepararon una respuesta en contra de otro coronavirus, existe consenso entre los investigadores que haber contado con una vacuna tras el SARS habría simplificado el trabajo hoy en día, dado el hecho que genéticamente ambos son 80% similares.

Lo anterior fue refrendado desde la Universidad de Yale por Jason Schwartz, profesor de la Escuela de Salud Pública de ese plantel, quien en conversación con la revista The Atlantic aseveró que si los programas de investigación de vacunas no se hubieran desechado, actualmente habrían “tenido listos muchos más fundamentos para trabajar en este nuevo virus que está cercanamente relacionado” al Covid-19.

“Hubiéramos tenido ya un ejemplo de cómo se comportan este tipo de vacunas y, aunque los virus no son exactamente iguales, vienen de la misma clase. Tendríamos ya la experiencia de ver dónde surgen problemas con la vacuna y cómo resolverlos. Porque ya vimos cómo se comportó preclínicamente la vacuna del SARS y esperaríamos que la nueva vacuna se comporte relativamente igual”, sostuvo Bottazzi a la BBC.

“Ya hubiéramos podido tener un perfil de seguridad en humanos y más confianza en que estas vacunas se pueden usar en las poblaciones que las necesitan”, complementó.

¿Y por qué no se siguió con los estudio? Simplemente porque no había mercado para ellos, al menos en humanos, explicó Peter Kolchinsky, virólogo y director de la compañía de biotecnología RA Capital.

“La realidad es que cuando hay un mercado, hay una solución. Hoy en día contamos con cientos de vacunas para coronavirus, pero todas son para animales: cerdos, pollos, vacas”, todas a modo de frenar enfermedades que pueden ser onerosas para la industria avícola y ganadera.

En línea con lo anterior, y ante el renacido interés en el trabajo de los científicos, Bottazzi anunció que junto a su equipo iniciaron las actualizaciones de la vacuna que generaron en 2016, con miras a aplicarla en la pandemia de Covid-19.

No obstante, siguen intentando encontrar alguien que financie su labor: han recibido apoyos, pero no son los suficientes.

“Nosotros en los laboratorios queremos desarrollar estas vacunas, pero no hay el apoyo financiero ni el apoyo de entidades gubernamentales porque no tenemos programas sostenibles y las prioridades cambian de acuerdo a lo que está ocurriendo en momento”, detalló la especialista.

De acuerdo a los datos entregados por la Universidad Johns Hopkins, información usada como referencia a nivel mundial, hasta la noche de este jueves se han registrado casi 1,6 millones de casos confirmados, con 95 mil muertes.

En el plano local, el Ministerio de Salud dio a conocer esta mañana que se manejan 5.972 cuadros diagnosticados, con 57 víctimas fatales.