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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Una nueva teoría plantea que el cometa 3I/ATLAS, al pasar por Marte, pudo haber depositado moléculas reactivo-orgánicas que habrían alterado la atmósfera marciana, potencialmente creando vida inteligente de forma accidental. Aunque los efectos aún no son concluyentes, los científicos analizan esta hipótesis que despierta debates sobre cómo se estudian los cuerpos celestes. Este cometa, con propiedades químicas inéditas, presenta una mezcla poco común de compuestos, desafiando los patrones conocidos en el Sistema Solar.

Una nueva teoría (pero muy poco probable) planteada por los científicos que monitorean su trayectoria, afirma que el cometa 3I/ATLAS depositó moléculas reactivo-orgánicas que pudieron modificar las capas de la atmósfera marciana y probablemente crear nueva vida inteligente en Marte.

De acuerdo a modelos preliminares, su paso por el planeta rojo podría haber generado nueva vida a través de un proceso llamado “terraformación accidental”; un concepto utilizado en el ámbito de la ciencia para la descripción de cambios no planificados originados por interacciones entre cuerpos celestes.

Afirmaciones recientes sugieren que estas alteraciones podrían, de manera hipotética, abrir la puerta a etapas iniciales de procesos que, con el tiempo adecuado, permitirían condiciones propicias para la aparición de organismos avanzados.

¿Vida inteligente en Marte tras el paso del cometa 3I/ATLAS?

Ante este presunto escenario, los investigadores llevan a cabo análisis rigurosos con el fin de poder constatar la conjetura que se encuentra bajo estudio. En este sentido, repararon en que “los efectos observados aún no son concluyentes” y “se trata de un planteamiento sin validar, que requiere más análisis”.

El punto central de la hipótesis plantea que el objeto interestelar, al transportar grandes cantidades de compuestos volátiles, interactúa con la superficie del planeta rojo de forma distinta a la pensada en un comienzo. Esta idea, aunque especulativa, ha reabierto debates sobre cómo la ciencia analiza valores atípicos en cuerpos celestes.

El cometa 3I/ATLAS presenta propiedades químicas “inéditas”. De acuerdo a los análisis espectroscópicos revelan una mezcla poco habitual: dióxido de carbono, agua, cianuro y una aleación de níquel que nunca se detectó en la naturaleza.

Su desequilibrio elemental, con mucho níquel y casi nada de hierro, no se corresponde con los patrones conocidos de los cometas del Sistema Solar.

Nicole Driessen, investigadora postdoctoral en radioastronomía de la Universidad de Sidney, explicó que “el cometa 3I/ATLAS es posiblemente lo más antiguo que hemos visto en nuestro Sistema Solar.

Nuestro Sistema Solar se formó hace 4600 millones de años, mientras que investigaciones recientes apuntan a que podría tener más de 7000 millones de años o más”.