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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La radiación cósmica sí puede alterar el ADN humano, pero en lugar de dar superpoderes, puede provocar serios problemas de salud, como cáncer, efectos sobre el sistema nervioso central y enfermedades degenerativas.

La radiación cósmica está en todas partes, pero las personas que van al espacio, sin la protección del campo magnético de la Tierra, están más expuestas a ella, lo que trae consecuencias para el organismo.

En Los 4 Fantásticos, la famosa familia de superhéroes de Marvel, los personajes obtienen habilidades extraordinarias luego de ser impactados por rayos cósmicos, pero ¿qué tanto de realidad hay en esto?

La parte cierta es que sí, la radiación cósmica puede alterar el ADN del cuerpo humano, pero sus efectos no son precisamente positivos. De hecho, puede causar problemas serios de salud.

“La podemos imaginar como una lluvia de partículas invisibles, las cuales pueden ser súper energéticas y atravesar casi todo, prácticamente todo. Entonces, cuando chocan con el cuerpo, estas partículas pueden dañar a las células“, explica a BiobioChile Catalina Urrejola doctora en astronomía y colaboradora del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile.

¿Qué le pasa al cuerpo realmente con la radiación cósmica?

Urrejola aclara que si bien la radiación cósmica no nos va a convertir en superhéroes como a Los 4 Fantásticos, “puede producir pequeñas mutaciones“.

Pero no son mutaciones que convierten a una persona en roca, o le permiten volverse invisible.”Es como si nuestro ADN fuera un libro y cada partícula una piedrita, que, cuando cae, arranca una letra y, normalmente, las células podrían corregir el error, pero si no, esa letra faltante puede generar algún problema en el tiempo“, señala.

Existe la radiación producida por los humanos y la natural, que es la que se encuentra en el espacio, proviene del Sol, otras estrellas u otros objetos cósmicos, como cuásares o centros galácticos.

Los astronautas, incluso protegidos con trajes y dentro de instalaciones diseñadas para soportar las condiciones del espacio, se enfrentan a sus riesgos.

De acuerdo con la NASA, estos son mayormente “cáncer, efectos sobre el sistema nervioso central y enfermedades degenerativas a lo largo de la vida“, según han comprobado estudios sobre la exposición a diversas dosis e intensidades de radiación.

La astrónoma, explica que los trajes espaciales no necesariamente detienen toda la radiación, “podríamos hacer una analogía de que es como llevar un paraguas a una tormenta de arena, en donde te protege de granos más grandes, pero el polvo más fino sigue pasando”.

La radiación cósmica, de hecho, ha sido uno de los grandes desafíos para la exploración espacial, e incluso hoy los científicos siguen probando nuevas maneras de evitarla. Especialmente ahora, que se están planeando viajes más allá de la órbita de la Tierra, como a la Luna y a Marte.

Por suerte, estando en la Tierra, la atmósfera y el campo magnético brindan protección contra la radiación, “nos protege de los efectos completos del viento solar y los rayos gamma. Sin esta protección, la biosfera terrestre podría no existir como lo hace hoy, o al menos estaría limitada al subsuelo”, señala la NASA.