Un equipo de astrónomos generó una increíble imagen que muestra fuegos artificiales cósmicos en el cúmulo de estrellas G286.21+0.17.

La mayoría de las estrellas del Universo, al igual que nuestro Sol, nació en enormes cúmulos estelares. Aunque estos cúmulos son los componentes básicos de las galaxias, su formación dentro de densas nubes moleculares sigue siendo un misterio para los científicos.

La imagen del cúmulo G286.21+0.17 en plena formación es un mosaico de longitudes de onda múltiples compuesto por más de 750 radiobservaciones realizadas con el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) y una imagen infrarroja del telescopio espacial Hubble de la NASA/ESA. El cúmulo se encuentra en la región de Carina, en nuestra propia galaxia, a unos 8.000 años luz de nosotros.

NASA
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ALMA reveló la presencia de densas nubes de gas molecular (los “penachos de fuegos artificiales” morados). El telescopio observó los turbulentos desplazamientos de gas que fluye hacia el cúmulo, generando densos núcleos a partir del cual terminan formándose estrellas individuales.

Las estrellas de la imagen son reveladas por la luz infrarroja captada por el telescopio Hubble, y entre ellas se encuentra un gran grupo de estrellas que brota desde un lado de la nube. Los fuertes vientos y la intensa radiación emanados de las estrellas más masivas barren las nubes moleculares, que dejan tras ellas unas tenues mechas de gas caliente y resplandeciente (mostradas en amarillo y rojo).

“Esta imagen muestra estrellas en distintas etapas de formación dentro de este mismo cúmulo”, señala Yu Cheng, de la Universidad de Virginia, en Charlottesville (Virgina, EE. UU), quien es el autor principal de dos artículos publicados en The Astrophysical Journal.

Estructura y movimientos del gas (con aceleración en dirección del Sol) en el cúmulo observado por ALMA (morado)
Estructura y movimientos del gas (con aceleración en dirección del Sol) en el cúmulo observado por ALMA (morado)

El telescopio Hubble reveló cerca de 1.000 estrellas recién formadas con un amplio abanico de masas. ALMA, en tanto, demostró que el denso gas contiene mucha masa que aún debe colapsar. “El proceso en su totalidad puede tardar al menos un millón de años para concluir”, agrega Cheng.

“Esto demuestra cuán dinámico y caótico es el proceso de nacimiento de una estrella”, comenta Jonathan Tan, de la Chalmers University (Suecia) y la Universidad de Virginia, quien es investigador principal del proyecto y coautor de los artículos.

“Se observan fuerzas que compiten entre sí: la gravedad y la turbulencia de la nube, por un lado, y los vientos estelares y la presión de la radiación de las jóvenes estrellas, por el otro. Este proceso esculpe toda la región. Es increíble pensar que nuestro Sol y nuestros planetas antaño fueron parte de un baile cósmico de este tipo”, puntualizó.