Un actor y cantante (Gabriel Cañas) interpreta en esta producción a Leo, un artista transformista que, a su vez, en escena, se presenta como Avalancha, su personaje icónico con licencia absoluta para ser de verdad.

A este triple desafío se somete Cañas: durante su trabajo escénico debe construir y deshacer tres estados distintos del cuerpo y del alma para que, en algún momento de la ruta, asomen las líneas principales de una identidad humana.

En ese viaje de trabajo, imaginación y delirio, el actor actúa, canta, baila, vive y revive las historias personales que forman parte de este entorno múltiple, utilizando herramientas del complejo oficio del transformismo, en medio de recuerdos, fantasías y tristezas.

A su vez, los autores y directores Juan Andrés Rivera y Felipe Olivares (Los Contadores Auditores, responsables también de “Las Madonnas”, “Morir de Amor”) imprimen a esta obra de teatro musical dosis de vértigo emotivo tanto en las fases delirantes y el humor como en las pausas necesarias en un relato donde lo dramático le hace guiños a la tragedia.

“Avalancha”

“Avalancha” se mueve entre música y letras de canciones populares que describen cierta identidad perdida y añorada, coreografías que sueltan las ansias de liberarse y el desparpajo performativo del stand up.

A esto suma diálogos que recogen el mundo de fuera del espectáculo y un excelente sello audiovisual dinámico que busca conectar el ambiente externo, lo artificial y efímero, con las ondas más íntimas del espíritu que vibra y transciende.

Experiencias y deseos

Pero, en el fondo, como siempre, prevalecen el amor e historias que se despliegan presionando vivencias, frustraciones y alegrías, tanto en la relación de pareja como, en forma especial, con la madre (“Le agradezco que me haya abandonado”, le dice Avalancha, “porque pude sobrevivir”).

Son experiencias que hablan de personajes que contrarrestan sus fragilidades, potenciando un arsenal de recursos de subsistencia, a través del humor, la ironía y la burla.

Incluso, recurriendo en la obra a vestuario y pelucas perfectas, además de dibujar rostros nuevos, pintura y armadura de guerra para enfrentar la vida y la muerte (Avalancha dice sentir “miedo a la pobreza y a las armas blancas, pero no a la muerte”).

Avalancha

Cantar como mujer es un desafío para Gabriel Cañas aunque, en realidad, es un factor que no es fundamental, porque -además de no doblar las canciones- transporta parcial o totalmente una idea-sentir y construye una ilusión de lo femenino, más aún si Avalancha reconoce que “no soy mujer por dentro”, agregando que es muy “cobarde para serlo”.

Algunas aristas

Un aspecto importante que la obra mira de más lejos es la idea del transformismo, no sólo como una conducta artística y personal, sino como un rasgo social que, además, conecta con más fuerza la idea de la relación del teatro con su entorno más amplio.

Desde este ángulo, el lugar donde viven estos personajes equivale a un laboratorio transformista permanente, generador de capas y capas de maquillaje bello y brillante que cubren y encubren intenciones, emociones y verdades.

En el camarín y en el escenario donde se grabó la obra se muestra el único momento-personaje que no encaja con el perfil del conjunto: el destemplado rol de la pareja que visita al transformista y que después se desdobla como animador.

En cambio, la actriz Carmen Diza Gutiérrez y el bailarín Gonzalo Beltrán, cada uno en su cuerda y desempeño, ofrecen momentos fundamentales para mostrar habilidades técnicas y el universo que rodea a los personajes.

“Avalancha” es un espectáculo con una multitud de aristas, algunas de las cuales se desarrollan con amplitud, mientras otras se podrían entender como sugerencias.

Tal vez por eso conviene subrayar una gran paradoja que se plantea cuando en algún momento Leo-Avalancha-Cañas dice algo así: “Sueño salir en la tele para todo el mundo a cara limpia sin maquillaje ni vestuario sin pena volando en un país transformista menos triste país de las maravillas con el show que nunca hice”.

Mientras que, al final de una función, el actor aparece a medio vestir, sin maquillaje, sin peluca ni oropel… Torso desnudo, realidad, sencillo y hondo dramatismo, que complementan canciones como “Yo no soy esa”, “Hombres al borde de un ataque de celos” y “Amor Eterno”, tal vez el alfa y omega de esta producción.

AVALANCHA

Dramaturgia, dirección y diseño de vestuario: Los Contadores Auditores
Elenco: Gabriel Cañas, Dayana Amigo, Carmen Disa Gutiérrez y Gonzalo Beltrán
Música: Felipe Martínez
Diseño de iluminación: Daniela Fresard
Coreografía: Gonzalo Beltrán
Dirección audiovisual: Alex Waghorn
Maquillaje: Camilo Saavedra
Pelucas: Carla Casali
Producción: Alessandra Massardo
Co-Producción Cultura Capital y Teatro Nescafé de las Artes
Teatro Nescafé de las Artes (virtual). Jueves a sábado, 21.00 horas. Entrada general $ 6.000. 15 al 17 de abril. Sistema Ticketek. Información: Whatsapp +56 9 3387 2403