La cultura culinaria argentina, con fuertes cimientos en las carnes y las pastas, tiene como complementos necesarios el cariño, la amabilidad y un darse el tiempo para cocinar, conversar y disfrutar la buena mesa.

Lo anterior se refuerza cuando gran parte de los comensales son vecinos de la pequeña localidad de El Bolsón. Entonces la gente se saluda entre ella, conocen al chef y la pareja de garzones. Y algunos niños juegan entre ellos sin que los adultos se incomoden.

El Bolsón

El Bolsón, al sur de Bariloche, es una pequeña ciudad de la Provincia de Río Negro. Zona norte de la Patagonia argentina. La ciudad, de más de 20.000 habitantes, se caracteriza por los cerros circundantes (El Piltriquitrón, Cabeza del Indio y la Cordillera de Los Andes) y tener muchos paseos que se pueden hacer relativamente cerca, como El Bosque Tallado.

La ciudad tiene un centro consolidado, con muchos restaurantes, bares, tiendas. Y muchos lugares de venta de cervezas locales, entre otros. El Bolsón es un pequeño lugar turístico, aunque esté a la “sombra” de Bariloche y San Martín de Los Andes.

Parrilla La Lola, cocina de montaña

En las afueras de El Bolsón, hacia el sur, está La Lola, resto asador. Con aspecto más de casa que de restaurante, nada pretencioso, se llega a él más por recomendación que por su atractivo externo. El interior es acogedor. Pareciera decorado por sus dueños más que por profesionales. Con profusión de fotos y objetos puestos más por afectos que por un sentido estético determinado.

Pronto llega un garzón para ofrecer algo que beber (incluyendo bebidas en tamaño familiar) y llevar algo para “picar”. Después, aparece Germán Namor, el chef. Amable, pregunta qué quiere comer cada cual, y va dando alternativas y posibles combinaciones. Y el punto de cocción.

Germán Namor
EM

La especialidad de Germán son, claro, las carnes y, también dice, las pastas. Confeccionadas por ellos. En la parrilla, está su hermano Gaspar, mecánico que se las arregla para trabajar en los dos ámbitos. Con una tranquilidad asombrosa, va entregando cada pedido en el punto indicado a tiempo.

La parrilla que usa Gaspar no es distinta a la que muchos pueden tener en sus casas. No tiene decoraciones, se nota en ella el paso del tiempo y deterioros producto del uso.

La comida de La Lola es muy buena. Simple, sin aspavientos, sin decoraciones innecesarias. Como bien dijera un asertivo comensal, su carta “es acotada pero se hace ancha con lo bueno que es cada plato que uno puede comer en él”.

Es cocina popular. Preparada con buenos productos de forma simple, con dedicación y cariño. Eso hace a una buena cocina. Y eso parte con el chef recibiendo a quienes llegan a su local, dándose tiempo para conversar sin ser invasivo.

Un punto a destacar. Más de la mitad de los visitantes, en temporada alta de turistas, eran vecinos de El Bolsón. Es comida hecha para ellos. El restaurante se llena.

Cocina y cultura

Hace muchos años, Víctor Hugo Castro, poeta y director en ese tiempo del Centro Cultural José Manuel Parada, en La Legua, me dijo que la cultura de un pueblo se veía en su comida. En términos muy amplios, no sólo en la calidad de ésta, su diversidad, características alimentarias. También en lo que se genera en torno a ella.

Siguiendo la aguda y valiente observación de Víctor Hugo (porque ella, según sus palabras, contradecía sus convicciones políticas), La Lola es una fiel muestra de cultura argentina. Cultura de provincia, del sur, de la Patagonia.

Interior de La Lola
EM

Una cultura amable, cordial, que atiende sin aspavientos y es directa. Donde la conversación fluye, el ambiente es acogedor. Donde la gente se respeta, se saluda, facilita la convivencia. Sin música a alto volumen ni personas haciendo ruido (salvo, un poco, algunos niños, tan bien tratados y respetados en el vecino país), para poder conversar y disfrutar de una muy buena comida.

Donde el tiempo y la amabilidad no se restringen, no se dosifican, porque son fundamentales para disfrutar.

La Lola resto asador fue la mejor experiencia culinaria en esa zona. Con un magnífico asado de tira.

La Lola resto asador queda en la ruta 40, subida de Marqués, El Bolsón, Río Negro, Argentina.