En El Conde, a Augusto Pinochet no le importan los crímenes, es para él parte de su esencia de militar. Pero ser acusado de ladrón… eso le atormenta. Al resto de la familia, pareciera que no le importan ni los crímenes ni los robos.

En El Conde está la metáfora del criminal que vive gracias a la sangre -y los corazones- de sus víctimas. También subyace el de quienes quisieran que se mantuvera vivo, incluso a costa de sangre…

Pablo Larraín, director de El Conde, tiene una obra donde destacan diversos y premiados títulos. Desde mí perspectiva, su mejor obra es El club. Una historia sobre sacerdotes acusados de distintos delitos, un mundo que él conoce. Para mí, después, viene en calidad El Conde, otro mundo cercano al director.

El Conde

La película es una comedia de humor negro sobre Augusto Pinochet (Jaime Vadell). El dictador, siendo un sanguinario vampiro, ha logrado fingir su muerte para evitar la justicia. Acosado por las acusaciones de crímenes y robos.

En una remota y aislada localidad del extremo sur, Pinochet vive con Lucía Hiriart (Gloria Münchmeyer) y Miguel Krassnoff Martchenko (Alfredo Castro), un destacado criminal condenado a más de 800 años de cárcel.

Entonces, Lucía invita a sus cinco hijos. Pinochet quiere morir, abrumado por las acusaciones de ladrón, algo que, según él, es inaceptable para un militar (la historia reciente y actual no dice lo mismo). No así las acusaciones de asesino.

Los hijos vienen en busca de la herencia. Lucía también está ansiosa. Pinochet anuncia que, recién, se acordó dónde están los documentos que acreditan la fortuna mal habida. En el subterráneo de donde están habitando. Cerca de donde guardan decenas de corazones para poder alimentarse.

Entonces llega Carmen (Paula Luchsinger), una contadora francesa que, en realidad, es una monja que viene a exorcizar al dictador.

En ese contexto se desarrolla una historia de ambiciones, lealtades, deseos, contradicciones y traiciones.

Humor negro

El humor es una herramienta privilegiada para abordar situaciones y temas difíciles, duros. Por ejemplo, fue muy importante para prisioneros políticos en Chacabuco, durante la dictadura cívico militar.

El humor ha sido una forma de ridiculizar el mal, como en El gran dictador, de Charles Chaplin. Sin embargo, se corre el riesgo de quitarle el peso y el drama que hay detrás de un dictador (como, a mi juicio, hace Chaplin). De, en el afán de reírse y ridiculizar, borrar el horror.

El humor, por otro lado, no ha sido un punto fuerte en el cine chileno. En general, ha sido radioteatro, teatro y televisión llevado al cine. Mucho sketch, poco cine.

El Conde es una propuesta de cine. Es una película de humor negro.

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Actuaciones magistrales

Uno de los aciertos de El Conde es que los actores no tratan de ridiculizar, caricaturizar, a sus personajes. Es una interpretación donde, además del físico, se busca una determinada esencia. Así, El Conde es una interpretación de Pinochet libre de su característica voz y modismos, por ejemplo. Así., de libra de ciertos lugares comunes.

El Conde cuenta con muy buenas actuaciones. Equilibradas. Con algunos puntos muy altos, notables.

En primer lugar, Augusto Pinochet. Jaime Vadell hace una interpretación notable. No en vano, tiene una trayectoria brillante en el cine. En ella destacan Tres tristes tigres (1968, Raúl Ruiz), Caliche sangriento (1969, Helvio Soto), Julio comienza en julio (1977, Silvio Caiozzi), El club (2015, Pablo Larraín), Araña (2019, Andrés Wood) y Blanquita (2022, Fernando Guzzoni). Su Pinochet tiene distintas facetas y capas.

En segundo lugar, Lucía Hiriart. Gloria Münchmeyer interpreta una Lucía soberbia. Sus grandes interpretaciones concentradas y resumidas en este rol. Entre las películas en que ha participado, están La casa en que vivimos (1970, Patricio Kaulen), Estado de sitio (1972, Costa-Gavras), Julio comienza en julio (1977, Silvio Caiozzi), La luna en el espejo (1990, Silvio Caiozzi), El desquite (1999, Andrés Wood), Coronación (2000, Silvio Caiozzi) y El bosque de Karadima (2015, Matías Lira). Su Lucía es el poder en las sombras, la ambición, la falta de escrúpulos siempre ocultos por su apariencia de señora amable.

Y Alfredo Castro como Miguel Krassnoff. Un logrado papel de un actor que ha ido en ascenso con películas Fuga (2006, Pablo Larraín), La buena Vida (2008, Andrés Wood), Tony Manero (2008, Pablo Larraín), El club (2015, Pablo Larraín), Los perros (2017, Marcela Said), Blanco en blanco (2019, Theo Court), Perro bomba (2019, Juan Cáceres), Tengo miedo torero (2019, Rodrigo Sepúlveda), Karnawal (2020, Juan Pablo Félix), El suplente (2022, Diego Lerman) y Los colonos (2023, Felipe Gálvez).

Blanco y negro y una visualidad deslumbrante

El Conde es una película en blanco y negro con imágenes de gran belleza. Paisajes y ambientes atractivos, adecuados a la trama, al tono.

Un blanco y negro que emparenta a El Conde con las grandes películas de vampiros, de terror. También le da ese aire de irrealidad. De ser una fantasía. Porque es una parodia sobre personajes reales, pero refuerza la idea que es humor negro para abordar personajes siniestros.

El Conde
Fábula

Guion

En general, el guion, desarrollado por Guillermo Calderón (Violeta se fue para los cielos, El club, Neruda, Araña, Ardiente paciencia) y Pablo Larraín, juega de manera ajustada con los límites. Esos que requiere un humor punzante con temas sensibles.

Un guion que tiene la virtud de un desarrollo no previsible. Que logra aprovechar la diversidad de los personajes en cuestión. Destaco en especial a los Pinochet Hiriart que, en su diversidad, reflejan distintas facetas de la familia, de los progenitores.

También es interesante el incluir una voz que va relatando a lo largo de la película. Un recurso que permite complementar, situar, agregar dosis de humor. Algunos notables.

Críticas

Las críticas, en mi caso, tienen relación con algunos pasajes de la película donde el humor no convence. Se sale de frecuencia o escapa a la coherencia interna de la película.

También puede ser cuestionable algo que es propio de estas películas: muestra solo la superficie de la brutalidad de los crímenes cometidos en dictadura. La mayoría en conocimientos del dictador (no en vano, Manuel Contreras era su mano derecha). Aunque se puede argumentar que ella queda suficientemente reflejada en la crudeza de las escenas violentas.

Por último, creo que el personaje de Carmen -el único sin referencias reconocibles- me parece el más débil. Al estar Carmen fuera de la dinámica “familiar” y ser, por tanto, contrapunto de ésta, requería un trabajo más fino, más sólido.

El Conde es una forma particular y lograda de ver a Pinochet y sus cercanos en su brutalidad y horror.

Afiche de El Conde
Fábula

El Conde

Dirección: Pablo Larraín
Guion: Pablo Larraín y Guillermo Calderón
Elenco: Jaime Vadell, Gloria Münchmeyer, Alfredo Castro, Paula Luchsinger, Stella Gonet, Catalina Guerra, Amparo Noguera, Antonia Zegers, Marcial Tagle, Diego Muñoz.
Fotografía: Edward Lachman
Montaje: Sofía Subercaseaux