El calentamiento del planeta parece beneficiar a los cefalópodos como los pulpos, jibias y calamares, cuyas poblaciones se multiplicaron en los últimos decenios, según un estudio divulgado el lunes.

“Se sabe bien que las poblaciones de cefalópodos pueden variar de manera importante al interior de cada especie como entre las especies”, destacó Zoe Doubleday, investigadora del Instituto del Medio Ambiente de la Universidad de Adelaida, en Australia, principal autora de los trabajos publicados en la revista Current Biology.

“Pero el hecho de observar un incremento regular en largos periodos de tres grupos diferentes de cefalópodos en todas partes en los océanos del mundo es destacable”, declaró la investigadora, precisando que el número “ha aumentado considerablemente en los últimos 60 años”.

Había grandes especulaciones sobre el hecho de que estos animales marinos tuvieron una fuerte proliferación en respuesta al cambio de ambiente, luego de tendencias observadas en la pesca.

Estos animales son conocidos por tener un crecimiento rápido, una esperanza de vida corta y una fisiología ultrasensible que podría permitirles adaptarse más rápidamente que otras especies marinas.

Para este estudio, Zoe Doubleday y los otros investigadores recopilaron y analizaron las tasas de capturas de pesca de estos animales marinos entre 1953 y 2013. Ellos constataron que las poblaciones de 35 especies de cefalópodos aumentaron de forma continua.

“Los cefalópodos son predadores voraces y adaptables y el aumento de su número podría tener un impacto sobre las especies que son sus presas, como los pescados e invertebrados que tienen un valor comercial”, escribieron los autores.

Pero “un aumento de las poblaciones de cefalópodos puede también beneficiar a sus predadores, que dependen de ellos para alimentarse así como a la pesca”, agregaron.

Según los investigadores, es difícil predecir la evolución del número de cefalópodos en el futuro, sobre todo si las presiones ejercidas por las pesqueras continúan aumentando.

Los investigadores van ahora a intentar determinar los factores responsables de esa proliferación. “Eso podría darnos más luz sobre el impacto de las actividades humanas en el cambio de los ecosistemas oceánicos”, dijo Doubleday.