Una de las prácticas más brutales que realiza el Estado Islámico es raptar a mujeres, de cualquier edad, para usarlas como esclavas sexuales, junto con ejecutar a los hombres que no practican el islam.

Un reportaje de El Mundo de España, muestra testimonios de jóvenes, en su mayoría menores de edad, que cuentan cómo fue vivir como una esclava sexual para militantes del Estado Islámico, luego de ser raptadas o que, incluso, ejecutaran a todos los hombres de sus familias.

Hamsa, una joven que en la actualidad tiene 16 años y de origen yazidíe, fue secuestrada en 2014 por milicias islámicas en Irak, pero logró escapar de su cautiverio hace algunos meses. Durante ese periodo fue vendida en múltiples ocasiones, siendo trasladada en forma constante entre su país natal y Siria.

Los miembros del EI consideran al yazidismo como una creencia que venera al diablo, por lo que al invadir Irak, también atacaron los pueblos donde habitaban, saqueándolos, ejecutando a los hombres y las mujeres mayores, además de secuestrar a las jóvenes y niños.

Esclava sexual

Un mes después de haber sido secuestrada, Hamsa fue comprada por un hombre egipcio, quien le pidió que no tuviese miedo y que la trataría como a una hermana. Viajaran a Mosul, pero finalmente volvieron a Raqqa, donde fue adquirida por otro sujeto.

“Era grande y me asusté. De camino a su casa me dijo que vivía solo. Durante la siguiente noche me obligó a hacer cosas malas. Grité y lloré. Cuando le dejé claro que jamás me casaría porque nunca me convertiría al islam me vendió a otro militante sirio como él”, contó la joven.

Un hecho más dramático le tocó vivir con el tercer hombre por el que fue comprada, tras declararse en rebeldía y negarse a cambiarse, otro sujeto llegó hasta la casa donde residían.

“Si eres una chica mala, serás castigada…y me apaleó y violó“, cuenta la joven, que tras esa situación volvió a ser vendida.

Con su cuarto propietario, Hamsa se vio obligada a cambiar su actitud, tras seguir los consejos de otra esclava del EI.

“Me volví disciplinada. Arreglaba el apartamento y, cuando teníamos huéspedes, les servía té y comida. Me regaló un móvil y, sin que él lo supiera, recuperé el contacto con mi familia. Un día vi que la llave estaba puesta en la puerta y aproveché para escapar”, comentó la joven secuestrada.

Hamsa logró reunirse, según cuenta El Mundo, con su familia gracias a la intervención de redes de narcotraficantes.

Embarazada como esclava

Otro testimonio es el de Nihad, de sólo 15 años, quien durante su cautiverio como esclava sexual del Estado Islámico quedó embarazada de su dueño.

Tras ser raptada, Nihad fue reunida con otras mujeres y cuenta que todos los días el emir de Mosul elegía a una mujer, la que era violada por unos 20 hombres.

Nihad alcanzó a ser comprada por un militante del Estado Islámico, quien la violó y la llevó a vivir con su familia, pero falleció durante un enfrentamiento, por lo que fue vendida a otro individuo.

Me violó y poco después me enteré de que estaba embarazada. Ni siquiera me dejaron ponerle al bebé un nombre yazidí. Lo llamaron Eissa (Jesús, en árabe)“, contó la joven a El Mundo.

Tres meses después, la mujer logró huir gracias a un intermediario. Se fue sin equipaje y sin su hijo, al que no consideró nunca como tal.

“No era mi hijo. Cuando di a luz, le dije que se lo quedara. Durante el embarazo me martirizaba pensando que estaba engendrando a un monstruo. Prefería morir a tener un terrorista en mi vientre“, concluyó Nihad.