El nuevo presidente interino de Brasil, Michel Temer, se reunió al menos una vez en 2006, con funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Brasil, para comentar la situación política y las posibles alianzas electorales, reveló este viernes el portal Wikileaks.

Temer, entonces diputado y presidente del partido de centro derecha PMDB, consideraba que la elección de Luiz Inácio Lula da Silva había creado una “enorme esperanza” en la población, pero a la vez pensaba que su desempeño en la presidencia había sido decepcionante, por lo que evaluaba la posibilidad de que su organización política lanzase un candidato propio.

También contemplaba hacer una alianza electoral con el Partido de los Trabajadores (PT), en caso de que una candidatura propia no fuese viable.

Las declaraciones de Temer se encuentran recogidas en un cable confidencial pero no clasificado del departamento de Estado de Estados Unidos, fechado el 11 de enero de 2006.

El cable no identifica a los funcionarios con los cuales se reunió Temer, aunque en su cuenta Twitter Wikileaks calificó al actual presidente interino de Brasil como un “informante de inteligencia” de Estados Unidos.

Según el documento, Temer criticaba a Lula por su “visión estrecha” y el “acento excesivo que colocaba sobre los programas sociales que no promueven el crecimiento o el desarrollo económico“, a su juicio.

En su conversación, Temer afirmó incluso que “algunos dirigentes del PT han robado a las finanzas públicas, aunque no para su beneficio personal, sino para ampliar el poder del partido”.

Temer, de 75 años y quien era vicepresidente de Dilma Rousseff, asumió el jueves de manera interina la presidencia de Brasil, luego de que el Senado aprobara abrir un juicio político a la mandataria por maquillar las cuentas públicas.

Brasil se encuentra sacudido por las revelaciones de una trama de corrupción descubierta hace dos años en la estatal Petrobras, que tiene en la mira a decenas de políticos del PT, del PMDB, del Partido Progresista y a poderosos empresarios.

Rousseff no es blanco de ninguna investigación o acusación por corrupción y sostiene que su apartamiento del poder constituye un “golpe”, además de que ha calificado a Temer de “traidor”.