Pepi la Fea 2: El fenómeno continúa

Mayerling, foto de Patricio Melo, TMS (c)
Mayerling, foto de Patricio Melo, TMS (c)
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Josefa Wallace ha sacado hace algunas semanas la segunda parte de su primer libro y éxito de ventas Pepi la Fea.

Y esta Pepi la Fea 2 no sólo se ha empinado a lo alto entre los libros más vendidos. También ha “arrastrado” a su primer libro, que ha vuelto al ranking.

Josefa Wallace es parte de esos jóvenes autores que se han estrenado escribiendo en redes sociales, creando comunidades de seguidores, para luego publicar en papel.

Un fenómeno que mezcla ego con algo –o mucho- de exhibicionismo, junto a públicos “voyeristas”, ávidos de seguir vidas ajenas.

Pepi la Fea 2 (como Pepi la Fea) se debe entender en ese contexto, no exento de factores generacionales asociados a los fenómenos de redes sociales vinculados a internet.

Si Pepi la Fea 2 se lee como un libro –sin el contexto de cómo se ha creado y de sus seguidores en internet-, resultará entretenido, incluso algo adictivo, pero similar a un paquete pequeño –o mediano, de acuerdo a cada cual- de cabritas, palomitas o popcorn: de comen fácil, rápido, incluso en forma adictiva, pero dejan muy poco. Casi nada.

En Pepi la Fea hay un relato en primera persona de acción algunas veces poco coherente, con muchas situaciones y frases graciosas pero de una liviandad que, en algunos casos, pueden resultar ofensivas, a menos que el libro y su autora se toman como algo nada serio. Un ejmplo:

“Yo saqué un pan rancio y le pegué una mascada porque tenía más hambre que Ana Frank”. (pp 83).

También tiene muchas afirmaciones que parecen sacadas de otros lados, que pretenden ser profundas, pero quedan huérfanas. Ejemplo:

“Cuando se ama desde los más recónditos lugares del alma el llanto que sale es casi como desangrarse en lágrimas.” (pp102)

En resumen, un libro para entretenerse livianamente un rato y olvidarlo.

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Josefa Wallace ha sacado hace algunas semanas la segunda parte de su primer libro y éxito de ventas Pepi la Fea.

Y esta Pepi la Fea 2 no sólo se ha empinado a lo alto entre los libros más vendidos. También ha “arrastrado” a su primer libro, que ha vuelto al ranking.

Josefa Wallace es parte de esos jóvenes autores que se han estrenado escribiendo en redes sociales, creando comunidades de seguidores, para luego publicar en papel.

Un fenómeno que mezcla ego con algo –o mucho- de exhibicionismo, junto a públicos “voyeristas”, ávidos de seguir vidas ajenas.

Pepi la Fea 2 (como Pepi la Fea) se debe entender en ese contexto, no exento de factores generacionales asociados a los fenómenos de redes sociales vinculados a internet.

Si Pepi la Fea 2 se lee como un libro –sin el contexto de cómo se ha creado y de sus seguidores en internet-, resultará entretenido, incluso algo adictivo, pero similar a un paquete pequeño –o mediano, de acuerdo a cada cual- de cabritas, palomitas o popcorn: de comen fácil, rápido, incluso en forma adictiva, pero dejan muy poco. Casi nada.

En Pepi la Fea hay un relato en primera persona de acción algunas veces poco coherente, con muchas situaciones y frases graciosas pero de una liviandad que, en algunos casos, pueden resultar ofensivas, a menos que el libro y su autora se toman como algo nada serio. Un ejmplo:

“Yo saqué un pan rancio y le pegué una mascada porque tenía más hambre que Ana Frank”. (pp 83).

También tiene muchas afirmaciones que parecen sacadas de otros lados, que pretenden ser profundas, pero quedan huérfanas. Ejemplo:

“Cuando se ama desde los más recónditos lugares del alma el llanto que sale es casi como desangrarse en lágrimas.” (pp102)

En resumen, un libro para entretenerse livianamente un rato y olvidarlo.