Esta carta fue publicada originalmente en LaComiquera.com.

Querida gente de Disney:

Les escribo a ustedes en parte por su calidad de megacorporación de entretenimiento, pero más específicamente por ser los dueños de Marvel Comics y la franquicia de Star Wars. Pero antes, un disclaimer. Deben tener claro quién escribe estas líneas. Soy hombre, tengo cuarenta años y soy nerd desde los siete. Colecciono cómics, películas de ciencia ficción y poleras con símbolos de superhéroes. Me compré un home theater cuando salió Star Wars en DVD. Además soy periodista y he escrito en varios medios sobre los más diversos temas ñoños. También tengo una hija de cinco años. Y esta es la primera vez que escribo algo no sólo en calidad de nerd, sino también en la de padre.

En mayo de 2015, plena época de Los Vengadores: La era de Ultrón, estaba con mi esposa en una multitienda buscando un regalo de cumpleaños en la sección infantil, y me puse a mirar la sección vestuario. Decenas de poleras, polerones, gorros y disfraces de Iron Man, Hulk, Thor, el Capitán América, el Hombre-Araña y Wolverine. Además de autitos, figuras y hasta plasticinas Play-Doh de los mismos personajes.

Pero nada, nada, de la Viuda Negra.

Se lo mencioné a mi señora. Ni una sola prenda (polera, blusa, vestido ni calzas) del personaje femenino superheroico del momento. Nada para que alguna niña fan de la agente de SHIELD luzca, nada para que ostente su eventual gusto por la Romanoff. “¿Cómo es posible?”, dijo ella, “¡Si esa mina salvó al Capitán América como dos veces en su película!”.

Llegando a casa me metí a Superherostuff.com (como referente de merchandising para fanáticos de los cómics) y comparé el stock de prendas de vestir de la Viuda Negra versus otros personajes femeninos. Lo hice con la esperanza de comprobar que lo que vi en la multitienda era un caso aislado y no una tendencia general, porque ¿cómo Disney podría pensar que los superhéroes son sólo para niños y que ninguna niña podría interesarse en ellos? Pero lo que vi me desoló: cinco productos de la Viuda Negra versus unas cuatro o cinco decenas de la competencia directa: Supergirl y la Mujer Maravilla. Ni siquiera me tomé la molestia de hacer el mismo ejercicio con la Bruja Escarlata.

(Aunque las cosas han mejorado un poco. Acabo de revisar nuevamente en Superherostuff.com y hay 13 prendas de la Viuda negra, pero 57 de Supergirl y más de 100 de la Mujer Maravilla.)

Chicos de Disney, veo con preocupación que lo suyo de verdad es tendencia. Hace poco supe que para el estreno de Guardianes de la Galaxia salió un set de figuras de personajes de la película, entre los que no estaba Gamora. Y el otro día me topé con este tuit que denunciaba que en el nuevo set de figuras de acción de Star Wars: El despertar de la Fuerza no sale Rey, la protagonista femenina, la foto más grande de su afiche. Y recién miré en la tienda oficial de Star Wars, y sólo hay tres prendas con su cara. Tres. De la protagonista, insisto.

Ustedes no se están preocupando de promover con el suficiente énfasis personajes femeninos fuertes para que las niñas sigan como ejemplo (y digo “promover” porque ustedes no crearon ninguno de esos personajes, los compraron hechos). No están luciendo a sus heroínas, sólo a las princesas que, OK, son redituables, pero, ¿es lo único que van a ofrecerles a sus clientas femeninas? ¿Especialmente en esta época, en que gigantes como Lego dicen hasta el cansancio que sus juguetes no tienen género, y que nunca deberían tenerlo? ¿En el siglo XXI, en que estamos fomentando que se abandone la segregación de juguetes por sexo y que las niñas puedan jugar con juegos de construcción, si les apetece? ¿Hoy, que estamos impulsando a que las niñas estudien carreras científicas, en que tenemos presidentas y primeras ministras? ¿Se quedaron en los años 50, Disney?

No puedo evitar pensar en mi hija y en los “role models”, en los ejemplos que ella va a seguir durante su vida y especialmente durante su niñez. Pese a ser hija de un nerd, ella no ha manifestado mayor interés en los cómics ni en las cosas ñoñas que le gustan a su papá. Y no la obligaré, porque los gustos deben nacer espontáneamente de cada persona, lo que te imponen lo terminas odiando. Ella en este momento es feliz con las princesas, los ponys y los cariñositos. Pero, ¿y si un día descubre a la Viuda Negra, a Peggy Carter o a Gamorra, y quiere una muñeca, vestido o polera de ellas? ¿Cómo se sentirá cuando vea que sólo los niños pueden andar vestidos como sus héroes y que ella va a tener que volver a la princesita Sofía? O peor, ¿qué pasa si ella no sale de las princesas no porque le gusten mucho, sino porque ustedes no le ofrecieron otra heroína como alternativa?

Como padre, estoy muy preocupado de los valores con los que mi hija va a crecer, a moldearse, a relacionarse. Me aterra pensar que se convierta en una mala persona porque con mi señora no le inculcamos adecuadamente lo que es bueno y lo que es malo. Y los héroes, tanto los reales como los de ficción (quizás especialmente los de ficción en estos tiempos que corren), nos pueden ayudar muchísimo. Me gustaría mucho que mi hija tuviera una persona heroica a quien admirar, que la inspire, o por último que la entretenga en TV. Pero me da lata pensar que muy probablemente esa persona sea un hombre, porque ustedes, Disney, la máquina de entretenimiento medial más poderosa del planeta, no le enseñaron que una mujer puede ocupar ese sitial.

Si ustedes no lo hacen por sus seguidoras para cuando crezcan y salgan del preescolar, si no lo hacen por estar acorde a los tiempos, al menos háganlo para quitarle clientas a la competencia. Warner se ha lucido con su serie de TV de Supergirl (que aquí en Santiago, al menos, ha sido promocionada con gigantografías colosales sobre los edificios), la que plantea justamente el tema de una mujer que lucha por ser reconocida como heroína por derecho propio y no estar a la sombra de un hombre. Y estoy dispuesto a apostar mi sueldo a que Warner nos va a inundar de ropa de la Mujer Maravilla cuando sea el momento de verla en el cine.

Así que muévanse. No quiero ver tristeza en la cara de mi hija cuando el próximo año me pregunte por qué no puede encontrar poleras de la chica de rojo con poderes mágicos que peleaba junto al Capitán América en su nueva película.

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