El subsecretario de Estado estadounidense Antony Blinken pidió este viernes a Birmania que conceda la “ciudadanía” a su minoría apátrida rohingya para poner fin a su éxodo por mar.

“Deberían poder acceder a la ciudadanía”, “porque la incertidumbre nacida del hecho de que no tengan estatuto forma parte de las cosas que llevan a esta gente a marcharse”, declaró Blinken a la prensa en Rangún, al día siguiente de haberse reunido en Naypyidaw con el presidente Thein Sein.

La persecución de los rohingya en el estado occidental de Rakhine es una de las principales causas de la actual crisis migratoria que afecta a todo el sureste asiático, junto con el número creciente de bangladesíes que tratar de escapar de la miseria en su país.

Los 1,3 millones de rohingya que viven en Birmania son considerados inmigrantes ilegales bangladesíes por las autoridades, a pesar de que en muchos casos llevan allí varias generaciones.

Blinken dijo que el hecho de que los rohingyas estuvieran “dispuestos a arriesgar sus vidas” en el mar era un “reflejo de las condiciones en el estado de Rakhine que les conducen a elegir esa opción”.

“Incluso si encaramos la crisis inmediata, tambien debemos enfrentar sus orígenes para poder lograr una solución duradera”, dijo Blinken.

“Noté en la reunión con el gobierno ayer que el origen del problema de los que se van de Birmania es la situación política y social en el estado de Rakhine”, agregó.

Los comentarios de Blinken se produjeron después de que los ministros de Relaciones Exteriores de Malasia e Indonesia -destinos de los rohingyas que huyen- se reunieran el jueves con autoridades birmanas cuando aumenta la presión sobre el país gobernado por una junta para frenar el éxodo de inmigrantes desde sus costas.

Myanmar vive un auge de nacionalismo budista en los últimos años y brotes de violencia contra las minorías musulmanas han hecho surgir dudas sobre sus anunciadas reformas después de décadas de régimen militar.