Cinco chiitas secuestrados recientemente en el sureste de Afganistán fueron decapitados por sus carceleros, anunciaron este viernes fuentes oficiales, que destacaron la multiplicación de violencias con las minorías étnicas en el país.

Los cinco hombres, de la etnia Hazara, fueron secuestrados el miércoles en la provincia rebelde de Ghazni cuando iban comprar ganado.

“Sus cuerpos fueron hallados por la tarde en el distrito de Malistan. Los cinco fueron decapitados”, declaró a AFP el gobernador del distrito, Ramin Ali Hedayat, y culpó a insurgentes vinculados a la organización Estado Islámico (EI).

El vicegobernador de Ghazni apuntó más bien a los talibanes y declaró que el grupo que combate desde hace 13 años contra las fuerzas estadounidenses y afganas pretendía obtener la liberación de combatientes suyos encarcelados.

“Sus exigencias no se cumplieron y han decapitado a los Hazaras”, declaró a la AFP el vicegobernador, Mohamad Ali Ahmadi, sin más detalles.

Ningún grupo ha reivindicado estos asesinatos, que se producen después del secuestro muy mediatizado en febrero de 32 Hazaras en el sur de Afganistán.