El argentino Marcelo Bielsa, nuevo entrenador del Olympique de Marsella, llegó este sábado por la mañana a la ciudad francesa y se entrevistará durante la jornada con el presidente del club Vincent Labrune, anunció el equipo francés en su sitio internet.

“El Loco”, al que se le esperaba en Marsella desde el inicio de la semana, llegó finalmente al aeropuerto de Marignane procedente de Roma, adonde había hecho escala tras partir desde Buenos Aires.

Bielsa abandonó el aeródromo por una puerta lateral para evitar a todos los periodistas que le esperaban, así como un grupo de aficionados que se citó en el aeropuerto para dar la bienvenida al técnico rosarino.

Posteriormente, Bielsa se traslado en auto al hotel donde se hospedará, “acompañado por su adjunto, Diego Reyes, y por su interprete, Fabrice Olszewski”, precisó el Marsella en su comunicado, un texto que estaba acompañado por un video.

Con el presidente Labrune, Bielsa hablará de “temas importantes de la próxima temporada”, dijo el club en otro comunicado publicado el jueves.

“Entre ellos, la programación de la preparación de la pretemporada, los trabajos en el centro Robert Louis-Dreyfus, la línea directriz para los próximos meses y los objetivos”, precisó el Marsella.

El club francés oficializó la contratación para la próxima temporada del técnico argentino, de 58 años, a principios de este mes de mayo.

Exseleccionador de Argentina y Chile, Bielsa ganó sus primeros y únicos trofeos en los años 90, sobre todo, con su club de origen, Newell’s Old Boys, con el que sumó tres títulos de argentina.

En 2004, fue medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas con Argentina y llevó al Athletic Bilbao a la final de la Europa League en 2012, en la que perdió ante el Atlético Madrid (3-0).

El entrenador argentino llega a Marsella con el objetivo de ayudar al equipo a volver a competir en Europa (se ha clasificado en sexto lugar en el último campeonato y no jugará competición continental en la próxima temporada) y para tratar de plantar cara a otros equipos, como París SG y Mónaco, sin tanto apoyo popular, pero ayudados ahora por multimillonarios propietarios.