El ministerio del Ambiente de Ecuador concedió el jueves la licencia para explotar petróleo en el parque amazónico Yasuní, reserva mundial de la biosfera, una medida a la que se oponen grupos de ecologistas e indígenas.

La licencia, firmada por la ministra del Ambiente, Lorena Tapia, permitirá el desarrollo y producción en los campos Tiputini y Tambococha, que junto al Ishpingo integran el denominado bloque ITT que tiene reservas probadas de 920 millones de barriles de crudo.

El Tiputini, al igual que el Ishpingo, está dentro del Yasuní y el Tambococha fuera, señaló la cartera en un comunicado.

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, en el poder desde 2007, pretendía evitar la extracción del crudo del ITT a cambio de una compensación internacional de 3.6000 millones de dólares que no se concretó, por lo que el año pasado decidió explotarlo.

Ambientalistas e indígenas fracasaron en su intento de frenar mediante un referendo la producción petrolera en el Yasuní, de un millón de hectáreas, ubicado a 300 km de Quito y que alberga etnias nómadas, por lo que el gobierno quedó con la vía despejada para iniciar la explotación desde 2016.

El 8 de mayo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) desaprobó el plan ecologista al avalar un informe técnico y jurídico sobre el proceso de verificación de firmas presentadas por el colectivo Yasunidos, que buscaba sacar adelante el referendo.

Yasunidos, que sostiene haber entregado unas 756.000 firmas, incumplió con el mínimo exigido de 583.300 rúbricas (5% del electorado) para llevar el tema a las urnas como establece la ley, dado que el CNE sólo había avalado 359.300 firmas del total entregado.

El Congreso acogió en octubre el proyecto gubernamental, que promete un mínimo impacto ambiental y asegura que los millonarios recursos de la extracción serán utilizados para erradicar la pobreza en Ecuador, que en 2013 afectaba a 23,7% de la población de casi 16 millones de habitantes.

Sin embargo, ecologistas e indígenas sostienen que el aumento de la actividad petrolera en Yasuní -donde operan desde hace décadas empresas como la española Repsol- generará graves daños sobre el ecosistema y pondrá en riesgo a comunidades nativas en aislamiento voluntario.

El ecosistema de Yasuní es uno de los que cuenta con la mayor biodiversidad del planeta y fue declarado por la UNESCO reserva mundial de la biósfera.