Luminosa y bella, la australiana Nicole Kidman se convirtió el miércoles en la estrella de la inauguración del Festival de Cannes con “Grace de Mónaco”, que ha provocado la cólera de la familia y también de los críticos congregados en este balneario del sur de Francia.

Kidman, que lleva en sus hombros el filme del francés Olivier Dahan, estrenado en Cannes fuera de concurso, trató de apaciguar la tormenta causada en la familia Grimaldi por el filme, afirmando que la cinta está llena “de afecto y amor” e invitándolos a verla.

La familia de Mónaco, que había dado su acuerdo al guión, vio el trailer del largometraje -centrado en seis meses en la vida de la exestrella de Hollywood Grace Kelly que abandonó el cine para convertirse en esposa del príncipe Raniero III- y lo calificó de “farsa”.

En una conferencia de prensa en el Palacio de Festivales, tras el primer pase de la película -donde se escucharon silbidos y un frío silencio- Kidman expresó su tristeza por la polémica, reiterando que había sido hecha “con mucho afecto”.

“Me siento triste porque el filme no tiene ninguna maldad hacia la familia o hacia Grace”, resaltó la oscarizada actriz. “Pero si vieran el filme, verían que hay mucho afecto hacia sus padres, y hacia la historia de amor entre ellos dos”, dijo.

“Y mi actuación fue con amor”, añadió Kidman, horas antes de subir la escalinata con el equipo del filme, entre ellos la española Paz Vega, que interpreta a María Callas, que visitaba Mónaco con el magante griego Aristóteles Onassis, y el británico Tim Roth, que da vida a Raniero.

“Tuve cinco meses para prepararme, y entrar lentamente bajo su piel. Pero era muy importante no sentirme atrapada, sino más bien hallar su esencia. Fue muy bello”, confesó la estrella.

El filme “no es histórico”

Tanto Kidman como Dahan resaltaron en la rueda de prensa que el filme “no es histórico”, que “no es un biopic”, sino que toma “licencias dramáticas” sobre la historia de Grace y Raniero III.

La familia Grimaldi, que ha hecho saber que no estará presente el miércoles en la gala de apertura del 67º Festival de Cannes, afirma que el conflicto que muestra el filme entre el pequeño estado y el presidente Charles de Gaulle en 1962 -en cuyo contexto Grace rechaza una oferta del gran Alfred Hitchcock para regresar a la pantalla- no tiene nada que ver con la realidad, y que Dahan “ha desvirtuado la historia para sus propios fines comerciales”.

Pero Dahan, que se dio a conocer con la galardonada “La vida en Rosa” sobre la cantante francesa Edith Piaf, respondió a esas acusaciones afirmando que lo que le interesaba no eran los hechos históricos, sino “tocar el corazón”.

“No he querido contar hechos factuales, sino tocar el corazón, sirviéndome de la intuición para retratar lo que podría hacer Grace en tal o tal situación”, afirmó Dahan, recalcando que su filme “no un encadenamiento de hechos históricos”, aunque el contexto, afirmó, es verídico”

Preguntado también sobre la polémica con el todopoderoso distribuidor Harvey Weinstein, llamado “hacedor de Oscar”, que le había reclamado al parecer otra versión de “Grace” para las salas estadounidenses, Dahan respondió que ese diferendo ya estaba resuelto. “Será esta versión la que saldrá en Estados Unidos, y si hay que hacer algún cambio, lo haremos juntos”, declaró.

La expectación que había creado el filme dio paso sin embargo a cierta desilusión de una parte de los críticos de Cannes. “Es una telenovela”, resumió una periodista italiana.

“Cannes abre con un biopic real peor que ‘Diana’”, afirma el diario británico The Guardian, al tiempo que The Daily Telegraph lo califica de “melodrama idiota”. La publicación francesa Telerama considera el filme “al borde de la tontería”, y el el Hollywood Reporter se pregunta “¿cómo es posible hacer un filme aburrido a partir de un historia tan rica en chismes?”.

Pero, pese a sus defectos, “Grace de Mónaco” trae a Cannes algo que siempre seduce: dramas, estrellas llenas de glamour, lujo, escándalos y suntuosas fiestas.

ALBERTO PIZZOLI / AFP

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VALERY HACHE / AFP

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