El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, partió este domingo hacia Europa en el marco de un viaje que estará marcado por el intento de aislar a Rusia tras su anexión de Crimea y la defensa de su estrategia diplomática para llegar a un acuerdo nuclear con Irán.
Obama planificó durante meses su participación en la Cumbre de Seguridad Nuclear de La Haya, que surgió de una iniciativa suya para evitar la propagación de armas de destrucción masiva y radiactivas.
Pero la crisis en Ucrania, con el riesgo de una invasión rusa luego de la anexión de Crimea, modificó las prioridades y Obama se reunirá con los líderes del G7, la Unión Europea y la OTAN con el fin de que Moscú pague un precio por su actitud.
La reunión del G7, fijada para el lunes en la ciudad holandesa, es un desaire a Rusia, que se preparaba para ser anfitrión de una cumbre del G8 este año en Sochi, que ahora parece poco probable que tenga lugar.
El viaje del presidente estadounidense también incluye escalas en Bruselas, Ciudad del Vaticano y Arabia Saudita y una reunión con el presidente chino, Xi Jinping, destinada a disminuir las tensiones en Asia y los aliados clave de Washington en la región, Japón y Corea del Sur.
La asesora de seguridad nacional de la Casa Blanca Susan Rice dijo que el viaje de Obama, su primera travesía atlántica de este año, será una muestra de la política de alianzas de su país para hacer frente a las crisis mundiales.
Su encuentro con el mandatario chino y la cumbre trilateral con el presidente surcoreano Park Geun-Hye y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, pondrán de relieve su política tendiente a reequilibrar los recursos de Estados Unidos hacia Asia, una zona que visitará en abril.
En el último tramo de su viaje, Arabia Saudita, Obama se reunirá con el rey Abdulá en un intento de vencer las reticencias de los sauditas y otros aliados de la zona del Golfo en relación a un acuerdo con Irán.
Pero las aspiraciones de Washington de llevar a cabo una cumbre con todos sus aliados en el Golfo pueden verse frustrada