Por décadas, las personas han asumido que si un perro mueve la cola es porque está contento, pero la ciencia descubrió que no necesariamente es así.

Según un estudio de la Universidad de Trento (Italia), publicado en Current Biology, descubrió que no da lo mismo el lado hacia donde el can menea su rabo.

De acuerdo a la investigación, cuando la cola apunta hacia la derecha es señal de emociones positivas, es decir, el perro efectivamente está feliz. En cambio, si lo hace hacia la izquierda, es probable que tenga sensaciones negativas, como ansiedad, miedo o estrés.

Con esta conclusión, los científicos lograron determinar que al igual que los humanos, los hemisferio del cerebro de estos animales cumplen funciones distintas y se organizan en forma asimétrica. Es decir, cuando se activa el lado izquierdo del cerebro, la cola se mueve hacia la derecha y viceversa.

Además, el sondeo estableció que el movimiento del rabo de un can es percibido por otros perros, que reaccionan según esto. Para concluirlo, los científicos pusieron a diversos canes a mirar videos de otros perros moviendo la cola. Fue así como notaron que cuando observaban que la cola apuntaba a la izquierda, los animales se ponían ansiosos y su ritmo cardíaco aumentaba. Por el contrario, cuando se daban cuenta que el otro can meneaba su rabo hacia a la derecha, se relajaban, consignó ABC.

“La dirección de la cola que se menea importa, porque coincide con la activación hemisférica”, señaló Giorgio Vallortigara, del Centro para la Mente/Ciencias del Cerebro de la Universidad de Trento.

“En otras palabras, un perro que mira a otro que se menea con un sesgo al lado derecho- lo que muestra la activación del hemisferio izquierdo como si estuviera experimentando algún tipo de respuesta positiva- también produce respuestas relajadas. Por el contrario, un perro que mira a otro que la mueve con un sesgo a la izquierda -mostrando así la activación del hemisferio derecho, como si estuviera experimentando algún tipo de respuesta negativa- también produce respuestas de ansiedad, así como aumento de la frecuencia cardíaca. Creo que eso es increíble”, dijo el experto.

Para Vallortigara esto no significa que los perros transmitan mensajes con su cola intencionadamente, sino que es más bien una respuesta automática de la activación de uno de los lados del cerebro.