En época estival es muy común que cada vez que adultos y niños salen del agua, lo hagan con los ojos muy rojos y en ocasiones hasta con ardor e irritación, pero ¿a qué se debe?.

El oftalmólogo de Puerta del Sol, Julián García, aseguró que a pesar de las medidas sanitarias que toman las piscinas, las que son efectivas y seguras, no siempre existe un 100% de seguridad al momento de introducirse en una de ellas.

Factores como el cloro en grandes en cantidades, la aplicación de químicos y la presencia de hongos y células muertas, entre otros, puede provocar la incómoda irritación que sentimos al salir del agua, siendo muchas veces acompañada de alergias e infecciones oculares.

Esto mismo sucede con los niños o jóvenes que usan como balneario las piletas o estanques de plazas para pasar el calor urbano. Éstos no poseen filtros, no son mantenidas de la manera correcta y no son desinfectadas, transformándose en un peligro para quienes las utilizan para el baño, ya que pueden contagiarse de algún virus, bacteria o conjuntivitis.

¿Cómo detectar el peligro?

Se debe estar siempre alerta al clásico y poco amenazante, ojo rojo. El color intenso se debe a la presencia de folículos o papilas, que si no desaparecen luego de 24 horas y viene acompañado de visión borrosa, dolor e hinchazón, lo que significa un riesgo por lo que es necesario recurrir a un especialista.

Los expertos aconsejan no abrir los ojos bajo el agua durante tiempos muy largos, ya sea en piscinas, mar u otros para así no tener problemas y evitar que el verano se convierta en una amenaza para nuestra integridad física.

Algunas de las recomendaciones de los especialistas son:

- Utilizar lentes de agua.
- Utilizar piscinas autorizadas, evitando hacerlo en piletas o estanques de la vía pública
- No abrir los ojos bajo el agua por mucho tiempo.
- No compartir la toalla.
- Secar cuidadosamente la humedad de su rostro con una toalla que no tenga arena.