Una periodista argentina quedó detenida y acusada, junto con su marido prófugo, de mantener tres meses en cautiverio, abusar y torturar a una mujer de 33 años, que logró escapar y fue hospitalizada en estado grave de desnutrición, informó el martes una fuente oficial.
La detenida es Estefanía Heit, periodista de televisión en Coronel Suárez, una ciudad de 40.000 habitantes a 550 kilómetros al sudoeste de Buenos Aires, que quedó detenida, dijo el secretario de gobierno de esa ciudad, Gustavo di Battista.
En su cuenta en la red social Twitter, la periodista acusada se presenta como “comunicadora social. Trabajo en Cablevisión, gráfica, radio y web; estudio abogacía y teología. Colaboremos para vivir en verdadera Libertad, Amor y Verdad!!”.
La detención de su marido, Jesús Olivera, fue ordenada por la fiscalía, según el informe difundido por la televisión local.
“La víctima estuvo tres meses secuestrada y maniatada con bolsas de nylon en un pasillo de la vivienda hasta el domingo (pasado) a la noche, cuando la trasladan a una de las habitaciones y le quitan el picaporte. Pero esta mujer logra escapar a través de una ventana”, contó el funcionario al canal de noticias TN.
Luego de escapar, la mujer, cuya identidad no trascendió, pidió auxilio y pudo llegar hasta una casa cercana donde había trabajado como empleada doméstica, y luego fue hospitalizada en estado avanzado de desnutrición y con signos de haber sufrido violaciones y torturas, según la fuente.
La mujer era alimentada sólo una o dos veces por semana con maíz molido mezclado con alimento para perros, precisó.
“Los policías no salían de su asombro por la extrema gravedad de su cuadro de salud y la lucidez con la que fue relatando todo, desde el color de las paredes, los sillones, las cinco mascotas. Un relato sin fisuras, con una contundencia absoluta”, afirmó Di Battista.
Lo relatado por la mujer fue constatado en un allanamiento realizado el lunes en el domicilio de la pareja, donde se incautaron además filmaciones, videos, dvd y dos computadoras, dijo.
La víctima y Olivera, que no eran oriundos de Coronel Suárez, “tenían en común profesar un culto, lo que conocemos como una secta”, dijo el funcionario sin poder precisar qué tipo de creencia.
Se investiga además si hubo un móvil económico, ya que la “víctima había vendido un inmueble en 100.000 pesos (21.000 dólares), de los que se habría apropiado el matrimonio, prometiéndole a la joven un futuro mejor”, explicó.