La Fuerza Aérea de Chile quedó en entredicho tras revelaciones sobre la falta de mantenimiento y el sobrepeso que tenía el avión CASA-212 que se estrelló en septiembre del año pasado matando a 21 personas, entre ellos el popular conductor de televisión Felipe Camiroaga.

Transcurridos siete meses del que es considerado el mayor accidente aéreo en Chile en los últimos 40 años, la FACh reconoció que el vuelo viajaba con sobrepeso y cursó la baja de un alto general por dilatar la entrega de esa información, vital para determinar las causas de la caída del avión militar.

Se conoció además, por medios de prensa, que la nave estuvo cinco meses sin operar y sin ser sometida a mantenimiento, pese a que una de sus alas estaba fisurada y tener una orden pendiente del fabricante para cambiar algunas piezas.

Las revelaciones -conocidas por la opinión pública a cuenta gotas- echan por tierra la versión oficial entregada inmediatamente después del accidente por parte de la Fuerza Aérea chilena, que afirmó que el vuelo siguió todos los protocolos establecidos y el avión se encontraba en perfectas condiciones al momento de emprender el vuelo.

“La FACh va a tener que dar una explicación de todos los errores que puede haber cometido”, dijo este lunes el ministro de Defensa Andrés Allamand, en medio de una lluvia de críticas a una institución que hasta ahora no contaba con accidentes de envergadura y que ha planteado en las condiciones climáticas la más probable causa del accidente.

“Aquí no van a haber responsabilidades subalternas, aquí se va a (sancionar) al que tiene la responsabilidad”, agregó el ministro, cuyo cuñado, Felipe Cubillos, murió en el accidente.

El avión CASA-212, con 21 personas a bordo, se estrelló al mar en las cercanías de la isla Robinson Crusoe, el 2 de febrero pasado, tras dos intentos fallidos de aterrizaje en esta pequeña isla ubicada en medio del océano Pacífico, a unos 700 km del continente.

El accidente causó especial conmoción porque en él murió el más reconocido animador de la televisión local, Felipe Camiroaga, a cargo hace más de una década del programa matinal de Televisión Nacional de Chile, quien viajaba a la isla junto a otros cuatro miembros de su equipo a realizar un reportaje sobre las labores de reconstrucción tras el terremoto y el tsunami de febrero de 2010.

Inicialmente se plantearon dudas sobre la autonomía del vuelo del aparato, ya que no contaba con el combustible necesario para retornar al continente, y la inexperiencia de la que fue mencionada como la piloto teóricamente a cargo, una oficial de 26 años que según se determinó finalmente no era quien piloteaba el avión.

Este sábado, la FACh reconoció que el avión despegó con un sobrepeso de 2%, equivalente a 165 kilos, y aunque según su análisis, esta no sería la causa del accidente, cursó la baja del comandante del Comando de Combate, el general de Aviación Carlos Bertens, por dilatar la entrega de esa información.

El reconocimiento tardío generó una ola de críticas a la FACh por parte de las familias de las víctimas, que habían pedido hace meses estos datos.

“No es tema menor que se supere el peso permitido por la propia empresa fabricante de la aeronave”, planteó el abogado Alfredo Morgado, que representa a varias familias en una querella presentada por negligencia.

“Espero que se investigue a fondo y se determine quiénes son los responsables de haber permitido que un avión en malas condiciones viajara con 21 civiles”, señaló por su parte Mario Párraga, esposo de una las víctimas.

El domingo, en tanto, el diario La Tercera reveló que el avión había permanecido inactivo por cinco meses y que no había sido sometido a las mantenciones adecuadas pese a necesitar el cambio de un perno en la columna de mando -solicitada por el fabricante- y de una baliza de emergencia.

La nave requería además el arreglo del plano medio de las alas, que presentaba una fisura. Sin embargo, el avión solo fue pintado, según la versión del diario La Tercera.