Hoy viajamos junto a mi esposa a Quillón. No lo habíamos hecho desde mucho antes del terrible incendio forestal que devastó la zona durante la primera semana del año.
Poco después de ingresar a la provincia de Ñuble desde Concepción, impacta el cambio de paisaje del verde sureño a una vista que parece extraída del infierno: miles de árboles carbonizados, el suelo yermo, pero sobre todo casas destruidas y personas damnificadas habitando carpas junto a las ruinas de lo que alguna vez fueron sus hogares.
Recorrimos la ruta entre Quillón y Bulnes con lentitud, en una mezcla de horror y solemnidad, como si transitáramos en medio de un cementerio. Es probable que esta zona tarde años y un gran esfuerzo de inversión en recuperarse, pero la gran cantidad de personas llevando ayuda en sus propios vehículos aporta una luz de esperanza a quienes lo perdieron todo.
http://youtu.be/qFhU2_mtA3U
