Los restos del preso político cubano Wilmar Villar Mendoza, que según la oposición murió tras una huelga de hambre de unos 50 días, fueron sepultados este viernes bajo fuerte vigilancia policial, pero el gobierno negó que fuera un “disidente” y denunció una campaña “difamatoria”.

Villar, de 31 años, había dejado de ingerir alimentos en protesta por la condena de cuatro años de cárcel que le impuso el 24 de noviembre un tribunal, según la oposición, en un caso similar al del disidente Orlando Zapata, que falleció el 23 de febrero de 2010 tras mantener en prisión un ayuno de 85 días.

Los restos de Villar fueron velados en una funeraria de Contramaestre, en la provincia de Santiago de Cuba, 900 km al sureste de La Habana, y sepultados la tarde del viernes en un cementerio local en medio de fuerte presencia policial, dijo la activista Ana Luisa Bedey, del grupo opositor Damas de Blanco.

“Nunca vi movilizar a tantos camiones, guaguas (autobuses) y patrullas de policía como hoy”, dijo por teléfono Bedey a la AFP, agregando que algunos opositores acudieron al velatorio, pero no pudieron ir al cementerio por la presencia policial.

Explicó que la esposa de Villar, Maritza Pelegrino, que también integra las Damas de Blanco, no asistió al sepelio, porque “estaba muy sedada y no se sentía bien”.

La familia del difunto está muy dividida ideológicamente, al igual que miles de otras en Cuba, pues algunos integrantes son partidarios del gobierno comunista, a diferencia de Villar y su esposa.

Villar, quien dejó dos hijas de 5 y 10 años, había sido condenado por “desacato, resistencia y atentado”, fallo que consideró “injusto”, por lo que se declaró en huelga de hambre, dijo a la AFP el opositor Elizardo Sánchez, que dirige la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.

Sin embargo, el gobierno cubano, que rompió su silencio 24 horas después del deceso de Villar, negó este viernes en la noche que éste fuese un “disidente” y que estuviera en huelga de hambre, y atribuyó las críticas internacionales por su deceso a una campaña “difamatoria”.

“Se disponen de abundantes pruebas y testimonios que demuestran que no era un ‘disidente’ ni estaba en huelga de hambre”, dijo el gobierno de Raúl Castro en una nota publicada en el portal Cubadebate (www.cubadebate.cu).

“Desde hace varios días agencias de prensa extranjeras, en particular de Miami, vienen promoviendo una intensa campaña internacional difamatoria, en contubernio con elementos contrarrevolucionarios internos, que presentan a Villar Mendoza como un supuesto ‘disidente’ que falleció tras realizar una huelga de hambre en prisión”, agregó.

Según Sánchez, Villar pasó varios días en estado crítico en una sala de cuidados intensivos del Hospital Clínico Quirúrgico de Santiago de Cuba, donde había sido internado al deteriorarse su salud.

“Se han verificado un número indeterminado de detenciones de opositores en Santiago de Cuba y las provincias vecinas, Guantánamo, Granma y Holguín, para evitar que asistan al funeral”, indicó el activista.

“Ya han arrestado a más de 30 opositores (…) para que no vayan al funeral”, dijo a la AFP José Daniel Ferrer, uno de los 75 disidentes condenados en 2003 y excarcelado en 2010, y líder de la Unión Patriótica de Cuba, grupo opositor al que Villar había ingresado en septiembre.

En La Habana, las Damas de Blanco abrieron un libro de condolencias en su sede que fue firmado por una veintena de personas, según dijo una activista.

La Casa Blanca expresó que “los pensamientos y oraciones del Presidente (Barack) Obama están con la esposa, la familia y las amistades de Wilmar Villar, un joven y valiente defensor de los derechos humanos y las libertades fundamentales en Cuba”.

El gobierno español llamó a La Habana a “liberar a todos los presos políticos” y expresó su “consternación” por el deceso de Villar.

La muerte de Villar “muestra cómo el gobierno cubano castiga a la disidencia”, indicó por su parte la organización Human Rights Watch.

El bloguero oficialista Yohandry calificó a Villar como un sujeto violento, “de una peligrosidad social comprobada”.

“Este hombre, que hoy se nos presenta como un luchador pacífico por los DDHH en la isla, no fue más que un violento ciudadano, de una peligrosidad social comprobada”, escribió Yohandry en su blog (www.yohandry.com), que publicó también la causa del deceso: “un fallo multiorgánico por sepsis generalizada”.

El gobierno cubano niega que haya presos políticos en la isla y considera a los opositores como “mercenarios” de Estados Unidos.

Actualmente hay unos 60 opositores presos en Cuba, 16 de ellos con “licencia extrapenal”, según la Comisión de Derechos Humanos, luego de que un inédito diálogo instalado en mayo de 2010 por el cardenal Jaime Ortega con el presidente Raúl Castro condujera a la excarcelación de unos 130 disidentes, que en su mayoría se exiliaron en España.